La inauguración de las Plenarias episcopales es un rito que se repite sin variación alguna dos veces al año y año tras año. Unos van por obligación de cargo, los obispos en activo, otros por distraer su aburrimiento de eméritos, los curas añastriles supongo que en no pocos casos para que les vean a ver si se acuerdan de ellos para ocupar alguno de los asientos «reservados», los medios en buena parte porque sus empresas les enviaron a cubrir el monótono acontecimiento y algunos por el ambientillo del antes y el después de los soporíferos discursos institucionales. Que sin duda es lo más divertido del acto. Y no me he expresado bien: lo único divertido del acto. Esta cigüeña, con su descaro habitual, va a darle un consejo al presidente de turno de nuestros obispos aun en la seguridad de que no va a hacerle el interesado caso alguno. ¡Y nos quedan todavía cuatro de Blázquez! Luego, en otoño de 2017 vendrán los de Osoro o Cañizares, que de momento parece que son quienes se disputarán la presidencia, y que estoy seguro serán tan soporíferos como los ya bastantes que he oído. Pues recordarles la famosa frase de lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y lo insufrible, si breve, mucho más llevadero. En esta ocasión se repitió lo de siempre, monótono, y en un tono monocorde que lo hacía más monótono. Sólo la morcilla del minuto de silencio rompió la monotonía aunque mucho mejor hubiera sido seguir inmersos en el sopor. Como todo ese día es repetitivo solemos algunos ir a tomar unas cervezas al mismo bar en el que también recalan en ocasiones algunos de los pocos que no acuden a la Asamblea por sólo razón de oficio y encargo, esos huyen escopetados al concluir sus fotografías, sino que son alguien, más bien no poco alguien, en la información religiosa. Allí te puedes encontrar con José Manuel Vidal y Jesús Bastante, antes a Juan Rubio, que se ha vuelto al Andújar de sus amores sin que me haya explicado, como me prometió, sus salida de Vida Nueva, y a alguno más. Pues allí fuimos, otra vez, unos amigos, más una nueva amiga respecto a la que abrigo una duda metódica, no soy capaz de dilucidar si es más guapa, que lo es mucho, que simpática o más simpática, que también, que guapa. Pero la gran novedad de la reunión amistosa, cotillera y hasta conspiranoica, fue la incorporación a la misma de mi muy querido y admirado amigo Oriolt a quien Germinans envió para cubrir directamente el evento episcopal. Oriolt es brillante, simpático, inteligente y estuvimos a gustísimo con él. También él con nosotros como acaba de dejar constancia en su artículo de hoy: http://germinansgerminabit.blogspot.com.es/2015/04/germinans-estuvo-en-anastro.html Y ya que hablo de personas inteligentes, simpáticas y brillantes quiero hacer mención de una que no ha sido mencionada ni por él ni por mí pero que también nos obsequió con su momentánea presencia. Tiene más peligro que una piraña en un bidé pero siempre es un gozo escucharle aunque, por si acaso, con el yelmo bajo y el escudo en alto. Me refiero a Silverio Nieto, una de las personalidades más interesantes de la Iglesia española. Tal vez no llegue a más, aunque ha llegado a no poco, porque deslumbra en un mundo de mediocres. A mí me encantan las personas que te hacen estar siempre en guardia para intentar descubrirle donde oculta la daga florentina y no los que huelen a oveja porque son ovejas. Silverio divierte siempre, interesa siempre y deslumbra siempre. De lo que nunca podrás estar seguro es de si estás ante el sacerdote, el juez, el policía, el marino, el profesor, el jurista… o de todos a la vez. No me negaréis que es cosa apasionante. Una vez más me lo he pasado muy bien y comprenderéis que pese a los insufribles discursos y la desafortunadísima morcilla del pobre Blázquez, siga apareciendo por allí. Y si vuelve Oriolt con más motivo. Él ha señalado, con toda razón, la proximidad de los obispos en las distancias cortas. Multiplíquenlas señores obispos. Los fieles quedan encantados con su presencia y a casi todos, incluso el más lerdo de los prelados, que los hay, a nada que pongan algo de su parte, les conquista. El obispo habló conmigo hace cuatro años y es un tío estupendo. Me preguntó si estaba casado y cuantos hijos tenía. Ese sí que es un obispo y no el orgulloso anterior que no se acercaba a nadie. Y en no pocas ocasiones el anterior era bastante mejor o incluso más próximo que el actual. Pero es que los fieles «semos» así. Evidentemente no estoy hablando pro domo mea. Y soy testigo directo de la proximidad de muchos obispos. Que deshace incluso prejuicios anteriores. El lunes fuimos seis las personas que disfrutamos de unos cuantos obispos. Y todos quedamos encantados aunque algunos fuéramos ya perros viejos. Prodíguense más que ello redundará en el propio beneficio de ustedes y, lo que es más importante, en el de la Iglesia y en el de los fieles. No diría nada si se tratara de mi persona, a nadie le importa saber lo que guardo en mi corazón, pero Eminentísimo Señor Cardenal Estepa, señor obispo de Tarrasa, Don José Ángel Saiz Meneses, señor obispo de Lugo, Don Alfonso Carrasco, señor obispo de Zamora, Don Gregorio Martínez Sacristán, señor obispo de Barbastro-Monzón, Don Ángel Javier Pérez Pueyo, un grupo pequeño de seglares, pero de alguna incidencia eclesial, se ha quedado encantado con ustedes. Soy testigo presencial de ello. Son ustedes cercanos, eclesiales, simpáticos, naturales…, dejan tras ustedes el buen olor de Cristo. Qué Él se lo pague. Y aunque no hablamos con ellos a todos nos edificó ver al cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia, bajar Añastro a paso no precisamente legionario, sosteniendo a Don Carmelo Borobia y demostrando con él, una vez más, su condición de Cirineo. Yo he tenido con Su Eminencia mis más y mis menos. Más bien mis menos. Anteayer, bajando Añastro, me impactó. Y muy favorablemente. Porque allí no recibía nada, daba. Daba amor, daba ejemplo, daba Iglesia. Quien esto escribe no necesita de los obispos más que las generales de la ley. ¿Qué algunos me dan mucho más? Pues bendito sea Dios en la generosidad de ellos conmigo. Se lo agradezco muchísimo. Pero creo que una de las asignaturas pendientes de la Iglesia, y en las que es más urgente el aprobado, es la del afecto de los fieles a sus obispos. Que ellos no lo hagan imposible y que además hagan todo lo posible, y hasta lo imposible, para que crezca. Y ya verán como el de arriba da el ciento por uno. Pero anímense a poner el uno.
Germinans en la Plenaria del Episcopado
| 22 abril, 2015
Ya puestos así de curiosones,¿Alguien sabe el menú de los señores obispos corresponsables reunidos en banquete «no-de lujo, puesto que toda comida es un banquete incluida simbólica,más que frugalísima de los banquetes eucarísticos?¿Pagando a escote o invitación de la Casa de la Iglesia? ¿Menú del día o especial contratado?. Han dado su testimonio de hallarse en las periferias y se supone que al final como en toda buena tenida de estas características alguno habrá pasado la bandeja para reunir unos cuantos euros con destino a la Iglesia Perseguida y Necesitada. ¿O tampoco?.
¿Ya no hay conventos de monjas o de religiosos en el que poder tener una comida de hermandad cocinada por monjias o hermanos legos cocineros?.
Desolación en todo. Ser-para-los-demás siendo como-los-demás. Pues que se vistan y curren como los demás. Y déjense de monsergas periféricas y perifrásticas. Ahorren en sedes y personal.
Esto de las conferencias episcopales es un invento con más pena que gloria. Hacer unas plenarias que no sirven para nada, dar unos discursos soporíferos y que lo único interesante sea que los invitados se reunan en charla informal con los obispos, me suena a pérdida de tiempo.
Porque los obispos mediocres ¿aprenden de los buenos? Entonces las reuniones son perder el tiempo.
Pero se supone que en las alturas saben lo que conviene.
Ya que habla del apasionante y peligroso Silverio Nieto, quizás podría informarnos si confirma o desmiente la información de Manuel Cerdán en El Confidencial que decía que era el director del ministro del Opus Fernández Díaz –“La GESTIÓN del final de ETA”- y la antena de los servicios secretos del Vaticano en España. Si la información era falsa debería haberla desmentido, y no guardarse la daga florentina. ¿No le van a jubilar?
Si por lo menos cambiara Blázquez…pero no, sigue siendo la misma nulidad como obispo y presidente de la CEE que ha sido siempre. Al igual que yo, los de Germinans piensan que su discurso inicial fue un tostonazo insoportable. No espero nada bueno ni de ese documento sobre la realidad social de España que anunció, ni tampoco del también por él anunciado enésimo «plan pastoral» que seguramente muera tan rápido como nazca, al igual que casi todos los anteriores.
Deberíamos reconocer a todo el mundo la capacidad de cambiar para mejor, y muy especialmente a los consagrados. Todos habremos cometido errores, arrepentido y aprendido de ellos.
¡Que valor y valentia la de Mons. Borobia! Ahi esta siempre al pie de la cruz a pesar de sus dificultades para andar. En todas las Eucaristias solemnes que se celebran en las catedrales de Zaragoza presididas por el Arzobispo, ahi lo tienes concelebrando a pesar de sus dificultades. Y ahora en Madrid, a pesar de no tener obligación. Esto es un obispo valiente.
D. Francisco José:
Creo que este es el blog que más gente consulta. Ud. tiene mucha información porque tiene muchas fuentes, algunas más fiables que otras. Creo que con frecuencia aporta noticias que muchos cristianos agradecemos porque reflejan fidelidad y amor por la Iglesia, pero a veces hay enfoques que nos desconciertan, -no escandalizan porque ya estamos curados de espanto- porque el tono es un poco a «Sálvame» eclesiástico, que parece que es lo que a mucha gente le gusta… Mi escrito quiere resaltar las cosas buenas que Ud. aporta principalmente cuando su talante de comunión es patente… Especialmente le agradezco que subraye las cosas positivas de nuestros obispos en un momento en el que están recibiendo palos por todas partes. Creo que ellos, como todos nosotros, cristianos de a pie, tienen sus luces y sombras… pero, como todos, también luchan por identificarse con Cristo… y cada uno tiene su ritmo y sus limitaciones. Lo que ocurre es que ellos, al ser personas públicas, los defectos también están más patentes… y por eso son más vulnerables a las críticas. Un saludo
Más que hacerse la foto. Dar conferencias con ellos. Al estilo de las jotas de picadillo o las peleas en broma. No hay secreto que no se llegue a descubrir. ¿Verdad que sí, Eminencia Blázquez?
Me alegra comprobar la conversión tumbativa de Cañizares. Quizá se refiera usted, don Francisco José, a aquel arzobispo de Toledo siempre al lado del poderoso de turno y rápido y veloz para hacerse la foto junto a antiguos y nefastos presidentes del Gobierno. Porque aquel cardenal Cañizares no parecía tan evangélico ni tan cercano a los pobres, a los marginados, a los que no tienen fe, a los jóvenes confusos y sumidos en el marasmo de la sociedad de consumo como este otro de Valencia. Deben ser personas distintas. Este Cañizares valenciano se ha pasado incluso unos pueblos y hasta ha insinuado la posibilidad de vender patrimonio… de los católicos valencianos. Ya decía yo, este es el mismo Cañizares de antes. Y yo que me había hecho ilusiones
Su comentario sobre Cañizares le honra.