Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España y Generalísimo en la terminología entonces al uso es hoy, casi cincuenta años después de su muerte como Jefe del Estado Español, reconocido por todos o casi los Gobiernos del mundo, habiendo recibido en su condición de supremo mandatario de España entre otros a Eisenhower y a De Gaulle, además de a no se cuantos nuncios del Vaticano y demás farfolla, es actualmente el principal problema de España. ¿Qué hacemos con sus restos mortales?
Escribí ayer o anteayer algo sobre ello y a algunos lectores me da la impresión de que no les gustó mucho aunque les agradezco su contención expresiva. Se ve que me quieren aunque a veces hagan esfuerzos de contención. Puees voy a declararme algo más. Aunque pienso que estoy declarado de sobra.
Nací en 1940 con la guerra ya terminada. En la que había sido desde el primer momento Zona Nacional aunque en ella, en los primerísimos días confusos, el 19 o el 20 de julio, asesinaran a mi abuelo materno. Los «rojos». E incendiaron su casa, un magnífico chalet en las afueras de Vigo. En la «Casa Quemada» jugamos de niños muchísimos días. Mi madre, huérfana recientísima, jamás nos educó, a mis hermanos y a mí, en el odio. Añadiré una anécdota. Muchos años después, tendría yo ya más de treinta años, mi madre me preguntó por un niño que era amigo mío y en ocasiones venía a jugar conmigo a casa y que a la hora de merendar ella le daba, como a mí y a mis hermanos, una onza de chocolate o un trozo de membrillo en un pedazo de pan, que esa era la suculenta merienda de todas las tardes y que nos sabía a gloria. Le dije que hacía años que le había perdido la pista pues después de su carrera se había ido a trabajar al extranjero. Y entonces, ya en los años setenta, me dijo que ese niño, al que tantas veces había dado de merendar, era hijo de una mujer que arengaba a los «rojos» para que asesinaran a su padre como así hicieron. Creo que lo dicho testimonia que desde los primeros momentos hubo mucha gente que quiso olvidar y perdonar.
Pasaron muchísimos años y hoy nos quieren vender, a un asesino sanguinario que asesinaba niños para después comerse sus entrañas y a muchísimos mayores, hombres buenísimos, pacifiquísimos, democratísimos y que jamás habían matado ni a una mosca. Y hay un número elevado de analfabetos culturales que se lo creen. Los que propagan la historia saben que ae rata de una absoluta mentira.
En la España nacional hubo asesinatos, lamentables, y ejecuciones la mayoría justificadísimas porque s trataba de auténticos criminales y en no pocos casos con una barbarie que excedió todo lo imaginable. En la roja todos fueron asesinatos. Salvo quizá media docena de ejecuciones que estaban totalmente justificadas según la legislación vigente. Goded, Fanjul y alguno más que se sublevaron y perdieron. Y la muerte era la pena establecida para los cabecillas que no triunfaban. Como les había ocurrido unos años antes a Galán y García Hernández. Miles de crímenes, no pocos especialmente salvajes, que algunos de los cuales supusieron la pena de muerte a los criminales. Justificadísima legalmente. Y por supuesto me refierro a las ejecuciones y no a los asesinatos que me parecen todos reprobables. En el bando en el que se produjeran.
Respecto a la Iglesia sólo 12 0bispos, 7.000 sacerdotes y religiosos, casi 300 monjas y muchísimos seglares católicos sólo por el hecho de serlo. Más militares, monárquicos, gente acomodada y ¡hasta suscriptores de ABC! Sólo en Paracuellos de tres mil a cinco mil asesinados. Y a quien hay que desenterrar es a Franco. Como si eso le restara o le añadiera algo al juicio histórico que merezca. Que está ya suficientísimamente acreditado en el sentido que sea. Y por obra de historiadores y no de un político que se debe creer que gobernar es levantar cadáveres que llevan casi cincuenta años bajo tierra. Y que se merecen, como los de todos los muertos, descansar en paz.
Franco fue católico y quiso vivir y morir como tal. Los que se sublevaron en 1936, Franco fue de los más destacados y enseguida fue el Jefe de las Fuerzas Nacionales, salvaron a la Iglesia del exterminio y una vez lograda la paz, desde la suprema magisstratura del Estado la protegió legal y económicamente de modo extraordinario, todo ello justifica qu haya sido enterrado en un templo, cosa que además él no pidió pero a lo que a ruegos del Rey la Iglesia aceptó sin problema alguno. Y el Rey pidió que fuera sepultado en la basílica que Franco había construido y entregó a la Iglesia. Pue la medida más urgente que tiene este Sánchez para gobernar España es desenterrar a Franco. Parece de locos.
La Iglesia es la menos concernida en este grotesco asunto. Ni pidió el cadáver, ni es objeto de culto como si fueran las reliquias de un santo no tiene el menor problema en entregarlo a sus familiares si estos lo reclamaran. Hasta es posible que habiendo sido el Rey quien pidió que se recibiera el cadáver estuvierra dispuesta a entregárselo si el Rey ahora lo reclamara. Aunque fuera un papelón del monarca actual y que algo tendría que hacer con los restos una vez recibidos. Tampoco dispone la Iglesia de una fuerza armada capaz de impedir la entrada violenta en la basílica, que sólo podría protestar. Y si se cometiera un delito de profanación de tumbas, de irrupción por la fuerza en un recinto privado o el que fuera, los tribunales decidirían.
Franco no tiene, por ser Francisco Franco y Jefe del Estado Español ningún derecho a ser enterrado en una iglesia pero tuene méritos sobrados para que la Iglesia le conceda una sepultura en uno de sus templos. Como a los Reyes Católicos, a los demás Reyes de España, a Adolfo Suárez, Sánchez Albornoz, Menéndez Pelayo, el Doncel de Sigüenza, el Andrade de la iglesia de Betanzos y miles y miles más. Muchísimos con méritos para con la Iglesia muy inferiores a los de Franco. Pues por una Memoria verdaderamente Histérica parece que la primera urgencia de España es desenterrar a Franco.
Sin embargo la Memoria Histórica, sobre todo si es Histérica, puede resultar muy peligrosa. Javier Paredes, catedrático de Historia Contemporánea en una Universidad madrileña, ha publicado cuatro artículos demoledores de esa Memoria histórica, sectaria e histérica, que os animo a leer. Y que deberían llegar a muchos para que dejaran de comulgar con ruedas de molino.
Es una muestra del grado de descomposición al que ha llegado una sociedad, que eleva a criminales e incluso cómplices de genocidio como Carrillo o Companys bajo cuya responsabilidad fueron asesinados miles de católicos, precisamente por serlo, y en cambio denigre a personajes como Franco que dirigieron a su país sacándolo de una situación africana en esperanza de vida, educación, sanidad y nivel de vida, en la que la habían mantenido otros gobiernos durante más de un siglo, elevándola a los primeros lugares del mundo. Es cierto que ese gobernante promovió la aplicación de la justicia a los asesinos de más de cien mil españoles, aunque esa aplicación algunos la consideraran misericordiosa en exceso, pues fueron indultados todos los asesinos por crímenes cometidos antes de 1939 cualquiera que fuera su gravedad, transgrediendo las normas de la ONU sobre el genocidio, cuyo delito es imprescriptible.
Al carrerista Carlos Osoro debemos los católicos de cantarle las cuarenta donde nos lo encontremos. El deber de un Cardenal es derramar su sangre por Cristo. Pues bien, dudo totalmente que pueda asumir este compromiso quien es incapaz de defender la sacralidad de la magnífica Basílica Católica de la Santa Cruz, cuya total y futura profanación adelanta la cobarde exhumación profanadora de los restos mortales del General Franco. Me da asco que el Cardenal Osoro se una desde la colaboración más miserable a los hábitos profanadores de los rojos que ya padecieron tantas tumbas de religiosos durante la Guerra Civil.
Totalmente de acuerdo, don José…
Lo único que se vislumbra con todo este problema de la exhumación es que la izquierda rencorosa quiere escribir la historia a su manera y prohibir la libertad que tienen historiadores, escritores y las personas en el tratamiento de la guerra civil. En los últimos años se han descubierto nuevos documentos de Azaña, se ha blanqueado el Pucherazo de falsificación de las elecciones, investigadores no precisamente de derechas como Hugh Thomas, Stanly Payne, Paul Preston, etc. ya han reconocido que a la Derecha no le quedaba más remedio que sublevarse o morir de rodillas. Todo esto ha desbordado a una izquierda consentida y engañada, empeñada en taparlo.
He leído los tres primeros artículos del Sr. Javier Paredes, pero no hay manera de dar con el cuarto. Por más que lo clique, en su lugar reaparece el tercero.
el otro día no puse el elace a un artículo de Federico al respecto.
https://www.libertaddigital.com/opinion/federico-jimenez-losantos/en-cuelgamuros-nace-el-sanchismo-leninismo-85863/
Y por supuesto de acuerdo con lo que dice el bloger.
Lo que quiere hacer el gobierno es un abuso de poder en toda regla. Nadie sale a decirlo para que no le tachen de franquista, pero es tremendo que esto esté sucediendo en pleno siglo XXI.
En cuanto a los restos mortales de Franco, si los sacan del Valle lo mejor que puede hacer la familia es darles cristiana sepultura en un lugar que solo sepan ellos. Porque aquí de lo que se trata en verdad es de poner las cosas fáciles para la profanación. La masonería siempre ha hecho alarde de perseguir a sus enemigos hasta después de muertos, esperando a veces décadas para abrir sus tumbas, profanar ritualmente sus restos y eliminarlos para que no quede memoria material de ellos.
Una vez desenterrados los restos que se va a hacer con ellos?. Se llevarán a un museo, al de historia Militar, por ejemplo, o se llevarán a la Moncloa, para que acompañen a nuestro Presidente, cual si se tratara del brazo incorrupto de santa Teresa
El comunicado de Osoro es de vergüenza y no se sabe a qué viene si el Arzobispado de Madrid carece de competencias en este asunto. La máxima autoridad eclesiástica en la Abadía del Valle de los Caídos es el prior y por encima de él sólo está el Papa. ¿Qué pretendía entonces el Cardenal con esas palabras? ¿Que el Gobierno de Sánchez le conceda alguna medalla?
De momento, para algo sí ha servido el comunicado de Osoro: el año que viene no marcaré la «x» de la Iglesia en la Declaración de la Renta.
¿Pero usted la ha marcado este año?
Porque yo no. Y cada vez más contento de no habelo hecho.
Desde luego hay que tener claro que esto es un proceso gradual. Después de los restos de Franco, espero que no lo consigan, van a ir al siguiente paso. Y así sucesivamente. Por eso hay que tratar de pararles. Con independencia de lo que se opine acerca del Valle como lugar de enterramiento de Franco.
Y de Osoro no esperen nada que no sea autopromocionarse.
Anécdota comprobable.Sale monseñor Díaz Merchán, en sus años de gloria, de una plenaria de la Sinferencia Episco-papal y un periodista le pregunta a bocajarro: ¿Piensa la Iglesia pedir perdón por su actuación durante el franquismo y la guerra?Contestación tajante del castellano: ¿De qué tengo que pedir perdón?¿De que hubieran ido a mi casa a buscarme para fusilarme y de que no me encontraran?Por cierto, una aclaración: Osoro no es de izquierdas, es tibio y «osorista»; su única preocupación tiene nombre y apellidos: Carlos Osoro Sierra; lo demás carece de importancia.
Conozco personalmente a Osoro y, desde hace tiempo, VENGO AVISANDO Y ADVIRTIENDO QUE, OSORO, LLEGARÍA A TOMAR DECISIONES QUE DEJARÁN HELADA LA SANGRE A MUCHOS.
Y repito de nuevo que, como le conozco, AVISO Y ADVIERTO QUE NO DUDARÁ EN TRAICIONAR LO QUE SEA Y A QUIEN SEA.
Naturalmente el dueño de este blog puede censurarme, pero LA VERDAD ANTE TODO.
Esto es ponerse en razón y en equidad, señora Cigüeña. Se ha salido de la corrección política clerical aconsejada o aconsejable. .
Si acaso una interrogación: ¿El derecho a la propiedd privada que los soviéticos eliminaron en Rusia y que sus simpatizantes o émulos trataban de imponer en España para repartir propiedades entre el pueblo soberano proletario, era doctrina moral católica que los teólogos y prelados defendían como fundamental derecho y aquel llamado Movimiento Nacional defendía o no?
¿El derecho ciudadano a declararse católico y vvir una piedad en conformidad con La Fe Católica que se entendía como primordial por encima de cualquier otra circunstancia porque nacíamos para salvarnos en la vida perdurable, era un valor supremo proclamado y defendido por el clero católico o no? ¿Fue este principio supremo una de las motivaciones que lanzó a su defensa a tantísimos voluntarios de los pueblos de España contra quienes querían arrasarlo y lo arrasaron donde estuvieron y por donde pasaron o no?
Cierto es que a partir del Vaticano II estos valores básicos han dejado de tener entidad entre teólogos desconfesioinalizados «de la rigidez católica»y de prelados pasados del ecumenismo católico al ecumensmo inerconfesioinal hasta el punto de asegurarnos a todos la salvación eterna como un derecho del hombre que Dios no nos puede quitar ni se atreverá; pero entonces la Doctrina y Moral prevaticanosegundo era como poco insustancial que dio lugar a un río de sangre y lágrima ysufrimientos.
Quiere decirse que el clero tendrá que pedir perdón, otra Asamblea Conjunta, por la equivocación si es que no fue engaño, y alguna deuda a pagar deberían reconocer para con los católicos que siguieron el indoctrinamiento que les inculcaron. No se pueden ir de rositas escaqueándose por la cara con mil disimulos.
Dicho lo cual afirmo personalmente que estoy con la Doctrina de Fe y la Moral consecuente de antes del Vaticano II como Magisterio perenne sin ruptura de la Iglesia Santa de Dios. Y que al clérigo hodiernado de interconfesional, bajo clero, mediano o alto, no lo tengo por clero de la Religión Católica única verdadera de la Iglesia en la que me injerté y en la que con la gracia de Dios y en su Gracia pretendo morir.
El Valle de los Caídos tiene un trasfondo que no se queda en la exhumación de Franco, Caudillo, Cruzado o Dictador según quién y para quién.
Estoy de acuerdo con cuanto expone, D. Francisco José. Mas, respetuosamente, debo inferir en que no me parece correcta la postura de la Iglesia, especialmente la de Osoro. Que Osoro es de izquierdas no es ningún secreto. Siempre lo ha sido. Pero que anteponga su ideología ―para agradar a los enemigos de la Iglesia encarnados en todos los partidos del gobierno zombi que tenemos que soportar gracias a la felonía y cobardía de Mariano Rajoy Brey— a su deber como cardenal de la Iglesia Católica dice mucho de él.
La Iglesia, si existe en España, es gracias a Franco y quienes se alzaron junto a él contra un gobierno que era más ilegal que un tiro en la nuca. Puede incluso que si Osoro y tantos como él has sido bautizados fuese gracias al Alzamiento Nacional. ¿Por qué tanto interés en agradar a los enemigos declarados de la Iglesia de Cristo? Puedo entender que Osoro perdone a una asalta capillas, pero que le nieguen el reconocimiento a quien ha sido el mayor benefactor de la Iglesia Católica en España no lo entiendo. O sí. Y lo digo independientemente de si los restos de Franco son trasladados a otro lugar con el consentimiento de la familia. Porque, de lo contrario, hubiese sido amparar una profanación.
Echo de menos un pronunciamiento en favor de la obra de Franco por parte de la Iglesia, a quien debe su existencia en España. Porque es fácil imaginar lo que hubiese sucedido si los rojos hubiesen ganado la guerra civil.
Bien, pues que sigan apoyando a esos enemigos declarados de la Iglesia con su silencio cobarde en este caso, o riéndoles las gracias en otros. Cuando vayan a por ellos, (“arderéis como en el 36”), cuando asalten nuevamente capillas, cuando quiten los crucifijos, cuando sigan ultrajando e insultando el nombre de Dios, ¿seguirán apoyándoles con un silencio tan cobarde como cómplice? Me queda el consuelo de que DE DIOS NADIE SE BURLA.