Mi situación con el obispo de Gerona es especial. No entra en mis entusiasmos. Y creo que en el Blog hay constancia de ello. En dos ocasiones, siempre en prolegómenos o poslegómonos de Plenarias episcopales, he intercambié algún saludo con él. Tan cordiales por su parte, tan simpáticos, que me asombraron. Y como tenía perfecta constancia de que con quien hablaba, porque me identifiqué, sólo puedo atribuirlo a su buena pasta personal. Que no la he encontrado en todos sus hermanos obispos. A los que por ello no les reprocho nada sino que hasta lo comprendo. En algunos sí. Y sigo impactado por la respuesta, hace ya unos cuantos años, que a mi insolencia, notoria, dio un entonces arzobispo que personalmente me ha ganado para siempre aunque pueda discrepar, y manifestarlo, de algunas de sus manifestaciones.
La capacidad de olvidar agravios, que debería ser muy eclesial aunque no sea muy humana, no es frecuente. Yo con algunos obispos empecé mal, o muy mal, y ahora tengo con ellos muy buena relación. Y hasta admiración. Otros me siguen teniendo notable antipatía. Lo entiendo perfectamente desde el punto de vista humano. Don Francisco, o Don Francesc, como él prefiera, no es de esos. Y por mi parte no es habitual poner nombres no castellanos. No tengo ningún prurito lexicográfico. Si no lo hago normalmente es simplemente por molestar. A quien les moleste. Nunca escribo A Coruña, ni Lleida. Porque no me da la gana. Pero a José Manuel Carballo, si él lo prefiere, le llamo Xosé Manuel y a Don Francisco Pardo, si es su gusto, Francesc. Sin el menor problema por mi parte. Desde el afecto. Pese a discrepancias normales porque no somos clónicos. Gracias a Dios.
¿Es un acierto de Don Francisco ordenar ese diácono permanente? Es posible que no. Pero ya veremos el desempeño del diácono. Y si sale rana pues el obispo tendrá que responder de su decisión. Aquí no la vamos a ocultar. Y me da la impresión de que Germinans tampoco.
Los antecedentes no son entusiasmantes. Pero como diácono no tiene que responder de su pasado sino de su mañana. Dios quiera que lo sea para bien de su Iglesia. Y si no lo fuere pues ya lo contaríamos. Y por supuesto que con su pasado. Y hasta de quien le nombró. Por simpático que sea.
http://germinansgerminabit.blogspot.com.es/2016/09/el-exdirector-del-centre-destudis-jordi.html
Y lo terrible es que me he enterado de que este diácono es transitorio:¡¡¡¡¡¡¡ va a ser ordenado sacerdote!!!!!!! En Gerona las cosas van de mal en fatalísimo. Por cierto, que no sé aún de qué sirven los diáconos permanentes. Como no sea una preparación a la ordenación de hombres casados. De todas formas, en España son cuatro gatos -unos cuatrocientos-, de alta edad promedio. Hambre para hoy y cierre para mañana.
Por alusiones y sin mayor trascendencia. Gracias por la condescendencia Paco Pepe. ¿Prefiero Xosé a José? Pues sinceramente no lo sé. En el bautismo y el juzgado me pusieron José, no me lo puse yo. Algunos, siendo ya adulto, me rebautizaron con Xosé, no lo hice yo Oficialmente no cambié el nombre, por no hacer un feo a quienes lo escogieron para mi con amor. Los documentos «oficiales» siempre los firmo con José, aunque a veces fuera de la «oficialidad» use Xosé. Con relación a Dios, a veces escribo Deus, pero casi siempre digo Dios. Así me enseñaron a llamarle desde niño y voy mayorcito para cambiarle el nombre a mi Padre. El idioma es una señal de identidad, pero ante todo creo que debe ser una herramienta de comunicación. Disculpen la perorata.
Hablando de recordar agravios con obispos, Paco Pepe, también es de destacar lo sucedido con Mons. Sánchez Monge hoy obispo de Santander: de no poderle ver ni en pintura a estar amabilísimo. Desde luego, cómo cambian las actitudes por la cuenta que tiene a algunos.
En Gerona, sobre todo de noche, todos los gatos son pardos.Tengo al obispo de Gerona como uno de los peores de España, difícilmente empeorable.Su actitud con el sacerdote drogadicto, adicto a la pornografía y homosexual notorio y practicante cuando uno de sus amantes (del cura, no del obispo) asesinó a otro en su propia casa lo descalifica como prelado.Cura y obispo debieron haber sido reducidos ipso facto al estado laical.El cura, por pecador contumaz e inválido para su ministerio.El obispo, por su incapacidad para tomar medidas contra quien deshonra y envilece a la Iglesia hasta extremos absolutamente inasumibles.