| 15 junio, 2022
Y naturalmente siempre en la peor dirección.
Infovaticana refiere los casos de Traditiones Custodes y los obispos de Arecibo y Fréjus-Toulon. Menos del 5% de los casos que se podían aducir.
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Aunque bien significativos.
Pero todos los demás siguen ahí. Y todos los conocen. Por ejemplo sus cardenales norteamericanos. Cada cual peor. Marx y Maradiaga. O sus odios a Chaput, Aguer, Cipriani, Gómez… Sus comisariados. Etc., etc.
Esperemos que dure mucho, porque el que venga será mucho peor.
Ese sera su legado.
Unidireccional y elemental, para nuestra desgracia. Su falta de preparación doctrinal no puede celarla con los cuatros temas recurrentes, falsos además, de su doctrina: el proselitismo, el discernimiento, la moral sexual y el sentido de la naturaleza. Confunde difusión del mensaje con proselitismo. Como si la doctrina no fuera tajante: ¿y cómo oirán si nadie les predica? Confunde discernimiento con apreciación subjetiva, sin exige de conciencia bien formada. Por cierto, y dicho sea de paso, ese mantra jesuítico debió aprenderlo Díaz Merchán en Comillas, pues apela al discernimiento cuando justifica la votación de curas por el socialismo y el comunismo, haciendo caso omiso a la perversidad objetiva de esos sistemas, perseguidores del mensaje de Cristo desde su misma fundación. El discernimiento mal entendido lleva a esos disparates.
Sigamos con Francisco. Confunde la moral sexual con el relativismo moral. ¿Quién soy yo para juzgar a un homosexual? Nadie le pide que juzgue a un homosexual, sino al acto homosexual, sobre cuyo comportamiento es sumamente explícita la Escritura. Esa confusión trasladada al relativismo sacramental que propone trasciende las propias dubbia. Por fin, confunde el respeto a la naturaleza con el culto a la naturaleza. El acto celebrado en el Vaticano ante su presencia de un ceremonial falocrático supera lo tolerable. Ahora se abona a la tesis de Podemos sobre la culpa de la OTAN que puso en riesgo a Rusia y tuvo así que defenderse. Dice que se lo ha comunicado un alto representante político. ¿Fue acaso la vicepresidente spañola Yolanda Díaz?
En casa, la sarta de disparates ante los jesuitas –que forman piña porque ya que han tenido por fin un Papa no vamos a develar sus vergüenzas– nos las tomamos a chirigota. Hemos recordado aquella canción de protesta estudiantil con versos de Goytisolo: «Erase ser una vez un lobito bueno, al que maltrataban todos los corderos»