Franciscanos de la Cruz Blanca

Sr, Blogger, Riera y Todos: Santo tiempo Pascual. Cuelgo un hermoso comentario que traduje y desaparezco pues a las =8 am debo estar diciendo Misa en unas Religiosas.

Aleluya! Aleluya!
07 de abril 2015.
Fray Timoteo Danaher, O.P.

Todas las noches antes de acostarse, se rezan las Completas. Es la plegaria que se encuentra entre las oraciones más cortos del día, y rara vez su canto dura más de 12 minutos.
Sin embargo, durante el tiempo de Pascua, en este pequeño espacio de tiempo, en el rito de la Orden, se canta el Aleluya veintiocho veces! Tras cuarenta días de Cuaresma, ausente, helo aquí de nuevo, de vuelta de entre los muertos.

En primer lugar tenemos que preguntarnos, ¿por qué cantamos el Aleluya?

A veces, el canto es sólo «lo que pasa.» Cuando miramos cara a cara algo verdaderamente grande, por ejemplo, el rostro de Cristo, sonriendo y mirando retrospectivamente al sepulcro, es bastante natural experimentar cierto éxtasis. La resurrección es la gran obra de Dios. No es la guinda de un pastel: es todo el pastel! Es la culminación de la obra de Dios llevando al hombre perdido, a casa. En una sola noche Él destruye a nuestros enemigos, el pecado y la muerte. Nos abre el camino a la casa del Padre y derrama la gracia sobre su pueblo para que podamos vivir como vencedores en esta vida, en nuestro peregrinar a la siguiente. ¿Cómo podemos nosotros, pequeñas criaturas, disfrutar ahora del anticipo de la gloria del gran Dios, de la esperanza de hacer cualquier cosa que responda a esto? Por eso, de modo instintivo hacemos todo lo que sabemos y clamamos con nuestra propia voz: ¡Aleluya!

El Cardenal Ratzinger, posteriormente, el Papa Benedicto XVI escribió:

«El canto indica que la persona está depasando los límites de lo meramente racional y cae en una especie de éxtasis: el lenguaje humano expresa lo meramente racional, de modo ordinario, (por eso la gente excesivamente racional rara vez es proclive a cantar). El canto encuentra su forma culminante en el Aleluya, la melodía, que en su esencia misma, logra su más pura encarnación.»(Dogma y predicación, 299)

Y eso nos lleva a nuestra segunda pregunta: ¿qué significa «Aleluya?» Y continúa:

Estamos tratando aquí de algo que no se puede traducir. El Aleluya es simplemente la expresión no verbal en el canto, de una alegría que no requiere de palabras, ya que trasciende todas las palabras. . . Como los cosechadores en el campo o en la viña experimentan una creciente sensación de alegría desbordante, siendo , al parecer, de encontrar las palabras para expresarla.
Abandonan las sílabas y las palabras, y su canto se convierte en un jubilus o grito de júbilo. Un jubilus es un grito que muestra que lo que el corazón está tratando de expresar, es imposible decirlo. ¿Y a quién se dirige un jubilus más adecuadamente que a Aquél que es Él mismo inefable? Él es inefable, porque las palabras no pueden definirlo ni describirlo». (299)

Hay muchas ocasiones en la vida en que la alegría se expresa mejor en gritos incoherentes y salvajes que con palabras. He visto a chicas universitarias, que al ver a un amigo, después de las vacaciones de verano, gritan unas y otras, en la parada ante un semáforo en rojo. O no has sido testigo de la puntuación de un partido que había que ganar y no se unieron tus gritos al rugido de la multitud?

Pero no podemos simplemente gritar a Dios. Somos humanos y tenemos la imperiosa necesidad de expresarnos con palabras. Aunque la experiencia de la alegría profunda no tiene traducción en palabras, hay que decir algo para dar voz a las volteretas interiores. Cuando Adán contempla a Eva por primera vez, exclama : «Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! (Gn 2:23). La mañana de la Pascua sucede lo mismo, con María Magdalena arrojándose a los pies de Jesús llorando, «Rabbouni!» (Jn 20:16). O cuando, de noche, se aparece a los discípulos, y ellos dicen: «Hemos visto al Señor!» (Jn 20:25). Las palabras que usamos denotan nuestra disposición interior para la alegría. Desde Adán, el Aleluya, tiene infinita variedad de ligeras tonalidades exclamativas para ofrecernos cualquier pequeña maravilla del mundo, cuando intentamos concretar nuestro gozo en palabras.

Históricamente hablando, por supuesto, la palabra Aleluya significa algo. Se utiliza principalmente en el Antiguo Testamento, en la mayoría en la salmos-un total de veinticuatro veces-sobre todo en los llamados Hallel Salmos, del 113 al 150, que se cantaban cada Pascua. Viene del hebreo hallal-Ujah, que significa «Alabado sea YHWH.» Pero qué quiere decir eso entonces? ¿Qué se entiende por alabar? Alabar es una respuesta de reconocimiento a la bondad de Dios, y porque Él es bueno.

La alabanza es un fenómeno único. Es una respuesta tras haber experimentado a Dios de alguna manera: «Gustad y ved qué bueno es el Señor»! (Salmo 34: 8). La experiencia interior no tiene palabras, pero sentimos la necesidad de hacer algún tipo de declaración con palabras. Así que nos quedamos ahí y le decimos todas las cosas que ya sabe acerca de Sí mismo! Es lo que realmente necesitamos. Hay que saber decir ¡Aleluya! En el Nuevo Testamento, la palabra se usa cuatro veces, todas en el libro del Apocalipsis, cuando los santos cantan al Cordero que lleva a cabo el acto más grande de toda la historia, nuestra Redención.
Durante mi año de noviciado, ayudé a estudiantes tutores en centro de la ciudad de Cincinnati. Una vez que estaba explicando la palabra Aleluya a una niña de tercer grado, y ella me dijo de golpe: «¿No querrás decir: «Halleluja?» Y ella tenía razón. Ella no sabía que ella estaba usando una pronunciación mucho más cercana al hebreo, subrayando la ha aspirasa, y ello me hizo saber que tenemos que poner énfasis en la palabra. Después de todo, se trata de la Resurrección! Toda la vida cristiana como la conocemos, comienza aquí. Hablando con Dios en la oración, los sacramentos, el amor al prójimo, la búsqueda de la finalidad o misión de nuestra vida. Jesús en su vida pública, sentó las bases y su enseñanza para todos. Pero aquí, en este caso, todo lo que Él enseñó, lo hizo realidad. Danzó sobre la muerte, para demostrar que el reino prometido, se convertiría en realidad. Y lo hizo. ¡Aleluya!+

Es que las ovejas también queremos tener «olor a Pastor», pero si éstos Pastores se difuminan, se enmascaran, se disimulan …. ovejas descarriadas. ¡ Jesús que desastre de religiosos !.
Con Jesucristo.

Los fariseos que juzgaban a Jesús por sus compañías y aspecto eran franciscanos de la Inmaculada comparados con algunos comentaristas. que Dioslos perdone.

Están orondos estos franciscanos de la cruz blanca…

No parece que sigan el ejemplo de su seráfico fundador, que antes de recibir los estigmas ayunó durante cuarenta días (salvo un panecillo, que se comió para ser menos que el Señor)…

Por cierto, ¿tienen algo que ver con la famosa cervecería? De ahí tal vez les venga la pinta de estar de buen año…

Que falta de respeto para con las personas… Usted por ir con corbata será el mejor cristiano del mundo, por lo menos cumplido es Usted, hacia los preceptos y formulas de la Santa Madre Iglesia. Pero ojo: eso no salva a nadie. Y atencion a las palabras de Jesus sobre los sepulcros muy blancos pero con muy mal olor. A partir del Corazón se conocen las personas, no de la vestimenta. Ya se que ahora viene con el tipico discurso… Mas respeto hombre… No juzgue y no será juzgado!