Y con un resultado desfavorable para los religiosos:
No es un caso aislado que se puede dar en cualquier sitio. Siete maristas en Chile verosímilmente abusadores de niños indican podredumbre institucional.
Aunque el instituto se desmorona solo. Basta ver la caída en picado de su número. En 1973 eran 8.181 maristas y seguro que unos cuantos menos que diez años antes en los que deberían estar próximos a los 9.000. Pues el 1 de enero de 2017 ya sólo quedaban 3.154. Hoy no es arriesgado aventurar que son ya menos de tres mil, de los que la mitad o casi son octogenarios y nonagenarios. Y la otra mitad septuagenarios en su mayoría o acercándose muchísimo a esas edades.
Tal vez los maristas, lo mismo que otros, sean el ejmplo de por domde se mueve la clerecía. Hace no tantos años los colegios maristas eran un ejemplo debuen hacer educativo, ahora da igual pues pocos hermanos quedarán al cargo de los alumnos y seguramente la calidad habrá bajado mucho. Y por supuesto, a los alumnos se les hablará poco y mal de Dios.
Los maristas están en liquidación.Me alegro, porque incumplen la tarea para la que están: difundir el Evangelio.Si no sirven para eso, no sirven para nada.