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Fallece René Laurentin

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Cumpliría 100 años el próximo octubre.

Tuvo unos inicios progresistas pero después evolucionó a posiciones bastante más conservadoras. Su especialidad fue la Mariología y era ua autoridad en apariciones.

Que el Señor le conceda el descanso eterno.

http://www.revistaecclesia.com/fallece-el-padre-laurentin-el-experto-mas-importante-de-apariciones-de-la-virgen-de-lourdes/

http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=30398

https://www.riposte-catholique.fr/perepiscopus/monseigneur-rene-laurentin-decede

http://www.leforumcatholique.org/message.php?num=834705

 

 

 

 

 

Comentarios
6 comentarios en “Fallece René Laurentin
  1. Cuando falla la Belleza

    Fray Joseph Martin Hagan OP
    15 de Septiembre de 2017
     

    La belleza acelera nuestro amor. Agita el corazón para que se entregue felizmente. Endulza el sacrificio que antes se creía insoportable. Pregúntale al padre de un niño pequeño. Una sonrisa alumbra el cansancio del turno de medianoche.

    Pero cuando la belleza falla, ¿qué nos impulsará a amar? Si estamos sufriendo una enfermedad, aceptando nuestros fracasos, sumidos en la soledad, o viendo a un ser querido sufrir, esta hora oscura exige un acto de amor más grande y heroico. Sin embargo, tal oscuridad nos roba la misma belleza que nos impulsa. En circunstancias en que la belleza está ausente, ¿Es posible el amor?

    La fealdad del mundo alcanzó su máximo analogado y su tono febril en el Calvario. Allí Jesús cargó sobre Él todos nuestros pecados y toda nuestra oscuridad. El mal del ser humano eclipsó la gloria de Cristo. Para el ojo mortal, la belleza de Cristo desapareció. «Ascenderá cual renuevo delante de Él, y como raíz en tierra árida. No hay parecer en él, ni hermosura. Le vimos, mas sin atractivo y no lo apreciamos.» (Is 53, 2). Y veinte siglos no han ayudado a nuestra visión de Cristo Crucificado. Para la mayoría, un crucifijo es algo común y en algunos casos hiere la sensibiliadad, ante Cuya presencia respondemos con culpable desprecio.

    Pero el amor no falló en el Calvario, y tampoco lo hizo la belleza. Al redimir al mundo, Jesús también nos ofreció un don inesperado. En la hora oscura, en que la tierra quedó sumergida en tinieblas, Jesús nos dio un hermoso regalo. Nos dio a Alguien de indecible hermosura. Nos confió a María: «He aquí tu Madre». En medio de Su agonía interior, Nuestra Señora de los Dolores se convirtió en Nuestra Madre. A la vera de la Cruz, estaba radiante. Y aún hoy, Su belleza enardece el corazón del pecador.

    Nuestros grandes artistas han tratado de retratar esta belleza. En su obra maestra, la Pietá, Miguel Ángel esculpió una imagen cautivadora de Nuestra Madre Dolorosa. Su rostro es cálido, tierno y juvenil. Muestra una expresión de tristeza, animada por la esperanza.

    En su Lamentación sobre el Cristo Muerto, Fra Angelico pintó a Nuestra Señora contemplando el Rostro de Su Hijo. Su amorosa mirada irradia eterno amor y adoración.

    La belleza de María manifiesta Su amor, un amor que sólo creció en el Calvario. Su amor nos muestra a los pecadores el amor infinito y salvador de Jesús, al igual que la luna declara que el sol oculto aún no ha perdido su brillo.
    Los mundanos ven a Cristo Crucificado como causa de desprecio o de culpa, pero Santa María nos enseña a ver más profundamente Su belleza. La Virgen Bendita nos llama: «Ven aquí, hijo mío. Ten en cuenta que te amó hasta el extremo.
    Mi Hijo te perdona y te cura. Él te llama amigo Suyo. Contempla Su belleza y adóralo. Él estará contigo, incluso en medio de la mayor oscuridad. No temas seguirlo.

    A diferencia de la belleza terrenal, la hermosura de Jesús y María nunca nos fallarán. Mientras nuestro camino se dirige al Calvario, Su belleza acelera nuestro amor. Llevando la cruz, cantaremos con el salmista:

    «Aunque ande en valle de sombra de muerte,
    no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.
    Tu vara y tu cayado me consuelan.» Salmo, 23, 4.

  2. Conocí al P. Laurentin en varias ocasiones. Hizo diferentes artículos a favor de las apariciones de la Virgen en Prado Nuevo (El Escorial, España) y conoció y se entrevistó con Luz Amparo, el instrumento de Dios, en varias ocasiones, lo que dejó reflejado en diferentes libros, como ´´Apariciones actuales de la Virgen María´´ (RIALP). En esta obra ofrece un testimonio excelente sobre Luz Amparo, resaltando su ejemplo y sencillez. Descanse en paz.

  3. Tengo enorme aprecio por el P Laurentin, que Dios lo tenga en la Gloria.

    La Mariología no es una ciencia exacta, quien se interna en ella puede errar. Esos errores, si es que Laurentin los tuvo, no pueden calificarse como «sombras» sino gajes del oficio.

    Mi homenaje al P Laurentin, tan dedicado a la esencia de la Iglesia, lo humano y su motor, lo sobrenatural. Homenaje hoy mas necesario que nunca ante una Jerarquía focalizada en la falta de hielo en el Polo Norte., interesada en el mundanal ruido.

  4. Su trayectoria es excelente, fructífera e intachable, lo que le valió que Benedicto XVI le nombrase Prelado doméstico.
    Sin embargo su brillante ejecutoria como mariólogo quedó ensombrecida los últimos años por su apoyo a las visiones del Escorial.

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