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Fallece el cardenal Sardi

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Italiano, de 84 años. Creado cardenal por Benedicto XVI en 2010. Participó en el Cónclave que eligió a Francisco.

Comentarios
2 comentarios en “Fallece el cardenal Sardi
  1. Otro de los infinitos cardenales italianos de cargo irrelevante nombrado por Su Germanidad.Para semejante cometido (pro patrono de la orden de Malta, algo así como arzobispo de Ningunsitio de Arriba), ¿no servía un lituano, un zambio, un paraguayo, un samoano o un malayo?¿A narices tenía que ser italiano?

  2. Hace un par de días Hermenegildo aportaba el vínculo al artículo de De Mattei sobre la extinción del principio de legalidad. Yo no llegaré a tanto, pero la muerte del cardenal Sardi hace recordar la existencia de oficios curiales que parecen ajenos a la legalidad. Ni se publican (al menos en el «Bolletino»; no sé si luego aparecen en las AAS) nombramiento y cese, ni hay constancia de sus cometidos y funciones. Tal el de nuncio con encargos especiales que desempeñó el arzobispo Sardi, oficio sin apenas precedentes (yo solo tengo anotado el arzobispo Dossena). Tan discreto es el oficio que las páginas especializadas, Catholic Hierarchy y GCatholic.org, no lo mencionan (sí en cambio el profesor Miranda en «The Cardinals of the Holy Roman Church»). ¿Qué encargo especial desempeñaba el arzobispo Sardi? Misterio.
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    Su muerte igualmente provoca una pregunta. Entre 2004 y 2011 el arzobispo Sardi fue Vicecamarlengo (sucediendo por cierto al vetusto arzobispo Ettore Cunial, vicecamarlengo entre 1975 y 2004, cuando murió a un mes de su centenario y siendo el obispo más anciano del mundo). La Cámara Apóstolica y el Camarlengo fueron históricamente instituciones muy importantes. En los tiempos modernos el Camarlengo solo entra en funciones reales cuando muere o renuncia el Papa, es decir en la «sede vacante». Pues si el oficio de Camarlengo está casi todo el tiempo como en letargo; si por lo general el Camarlengo no tiene nada que hacer, ¿para qué diantres hace falta que haya siempre un Vicecamarlengo? Que, a juzgar por el tiempo que lo desempeñó un nonagenario, parece ser cargo de escasas, por no decir nulas, exigencias.

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