por La Cigüeña de la Torre | 09 marzo, 2015
Una vez más, chapeau, Don Demetrio http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=23447 Habla de todo. Con claridad y valentía. Ay si todos los obispos fueran como él. A Córdoba le ha tocado el gordo en la lotería episcopal. Aunque también es cierto que al obispo le ha tocado una diócesis de las mejores de España.
Pues me alegro de la buena entrevista. En su momento, ante lo que parecía un atropello a la buena libertad informativa de un sacerdote y que finalmente no era tal, pero que no se aclaró debidamente el porqué le atropellaban, dije que el obispo no daba buenos frutos y que era un mal obispo. Parece que, por las informaciones aclaratorias posteriores, me equivoqué y me alegro de que sea así y el equivocado fuera yo: disculpas pido y públicas. De todos modos, como ya se ha comentado más de una vez en este blog, los obispos deben aprender algo más de cómo comunicarse, y cumplir el dicho laico:»La esposa del Cesar no sólo debe ser buena, sino también parecerlo». Que no están los tiempos para ambigüedades.
Sólo le pondría un pero a la entrevista: que hubiese aclarado bien lo que es el auténtico «bien común». Hay frases comunes que hoy necesitan mucha aclaración para no entenderlas simplistamente.
Pues sí, un buen obispo, un buen pontificado, gran número de seminaristas mayores (creo que en número de los primeros de España que para 750.000 almas de la diócesis ya es estar bien) y sobre todo, una espléndida complicidad entre él y el pueblo que Dios le ha confiado. No es por la entrevista- que es estupenda- son las obras las que le avalan.
Cada vez que leo a D. Demetrio me dan ganas de sacar el botafumeiro, pero no lo hago porque la inane mediocridad de muchos de sus colegas puede acabar cogiéndole ojeriza al gran obispo hoy de Córdoba. Dios lo guarde. Enhorabuena Córdoba.
Una entrevista admirable llena de inteligencia, claridad y firmeza, todo dicho con suavidad y comprensión.
Como sacerdote, me ha gustado leer lo bien que este obispo habla de sus sacerdotes, sin reticencia alguna. ¡Quien tuviera obispos así!
Además habla de algo llamativo: la cercanía y el trato familiar con que los sacerdotes se dirigen a él y le tratan. ¡Imagino que eso debe ser estupendo!