PUBLICIDAD

Excelente carta semanal de un obispo español

|

Resultado de imagen de arzobispo de burgos

En este caso arzobispo. El de Burgos, Don Fidel Herráez.

Tengo un amigo que vive en ese maravilloso y abandonado Burgos rural que no voy a decir que desaparece en población pero sí que está ya menguadísimo. Viejo lector del Blog ha descubierto que tenía obispo y está entusiasmado. Sobre todo tras una visita pastoral del arzobispo a su pueblo que le dejó impactado. Favorabilísimamente. Hasta el punto de que se ha hecho lector de la página del arzobispado y rara es la semana en la que no me envía enlaces a la misma.Me imagino que con la pretensión de que los recoja en el Blog.

Voy a hablar algo de Burgos y de Don Fidel. Las provincias castellano leonesas son para conocerlas. Todas. Dejan una huella hondísima en el visitante a nada que tenga un mínimo de sensibilidad. Sobradas en todo. Naturaleza, arte, gastronomía, buena gente, vinos… Las Edades del Hombre han sido una idea genial, la próxima cita en Cuéllar, que han dado a conocer algo de la riqueza artística y católica de esa tierra. A todo el que pueda le recomiendo visitarla y quedará maravillado. De lo que va a ver, obra de Dios o de los hombres que amaban a Dios. Nuestras últimas estancias fueron en Toro, Lerma y Olmillos de Sasamón. Comimos extraordinariamente y a unos precios asequibilísimos. Toro y Lerma son más conocidos y monumentales. Olmillos está a tres  o cuatro kilómetros de la maravillosa iglesia de Sasamón, donde ya estuve tres o cuatro veces y siempre con ganas de volver para admirarla de nuevo. y para comer, o dormir, en Olmillos.

De Don Fidel no voy a extenderme mucho. Ejemplar obispo auxiliar de Madrid muchísimos años, seguramente demasiados porque otras diócesis lo requerían. Con su arzobispo, un enorme arzobispo de Madrid, su nombre le dejaba corto. Porque no fue Fidel sino fidelísimo. Era los ojos, las manos y los pies del cardenal Rouco. Conjunción extraordinaria para un excelente gobierno diocesano. Y no pocas veces paño de lágrimas de no pocos sacerdotes porque estos en ocasiones, lloran. Y necesitan consuelo de sus lágrimas.

Don Fidel, yo no voy a presumir de amistad que sería vanidoso y exagerado por mi parte, pero sí de generosidades suyas que muchísimo le agradezco. Puntuales, eventuales y ciertamente no frecuentes. No creo que lleguen a media docena las veces que estuve con él. Y alguna de ellas simplemente felicitándole en su toma de posesión de la archidiócesis burgalesa mi mujer y yo. Un par de minutos ante la cola inmensa de quienes llegaban para lo mismo.

Sólo de eso puedo hablar. De una acogida muy cariñosa por parte de quien me parece de extroversión cordialísima desde una sencillez extraordinaria, educación exquisita y sonrisa permanente. Los laicos agradecemos mucho eso en nuestros obispos. Los hay que no aprobaron nunca esa asignatura. En alguna otra ocasión pude darme cuenta, en lo que cabe en pocos minutos, de que su preparación intelectual era notable, o sobresaliente, que se conocía muy bien el percal, y que lo manifestaba desde una bonhomía que en él parece ser congénita. Todo eso ha cautivado a mi amigo burgalés que jamás se había encontrado con otro obispo semejante. Aunque eso sea, desgraciadamente, lo normal con no pocos de nuestros obispos. Que no saben encontrarse con su pueblo o, si se encuentran, lo hacen patosamente. Sin establecer el menor feeling o incluso creando anticuerpos. Algún sacerdote burgalés me ha hablado también de su sorpresa ante este obispo. Que también le enganchó. No estaba acostumbrado.

Pues mi amigo el rural me acaba de enviar la carta semanal, y esta sí pastoral ante muchas nadedades de otros, dirigida a sus sacerdotes. Da cuenta en ella de su talante para con su clero y de una actividad desbordada. Lástima que Burgos, o cualquiera otra diócesis, no tuviera a Don Fidel diez años antes. En ella queda patente el amor por su presbiterio, su afán por el encuentro del padre con sus hijos y el señalarles caminos tantos años olvidados con gravísimas consecuencias. El celo parroquial por las vocaciones sacerdotales, tantos años perdido, es la reclamación urgente que el arzobispo de Burgos hace a sus sacerdotes.  No es lo habitual en nuestros obispos aunque, piensa uno, que es la labor más urgente de la Iglesia en España.

A mi querido corresponsal decirle que el Blog no puede hacerse eco de todo lo que su arzobispo hace, por bueno que sea, y que el arzobispo de Burgos jamás me lo ha pedido. La verdad es que nunca me ha pedido nada Don Fidel. Pero la carta que me ha enlazado es reseñable. Por parecerme excelente. Os recomiendo a todos su lectura. Incluso a algunos obispos.

http://www.archiburgos.es/2017/01/31/a-mis-queridos-sacerdotes/

 

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *