| 17 mayo, 2023
Y contra el LGTBhartazgo. Porque repiten más que los pepinos.
Y el cura de esa parroquia se lo debía hacer mirar.
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Porque con la que está cayendo sobre la Iglesia y sobre España que esas sean sus prioridades como para que le mandaran a escardar cebollinos.
Si se fijan, están los jesuitas con sus laicos (CVX), dominicos, oblatas y demás apoyando el acto….penoso!!!!
Yo, BELARMINO, no entro en su debate: nuestro País está tan degradado en TODOS LOS ASPECTOS que hablar de gordos/flacos, guapos /feos, machos/afeminados y un largo etcétera es hablar de la inmortalidad del cangrejo. A los hombres /mujeres de bien de cualquier edad les importa o debería importar la EXISTENCIA misma de lo que es el SER HUMANO y de su trascendencia y valores eternos… Para ello la Iglesia debe de ser ese FARO DE LUZ que, en nuestro caso es, por desgracia todoooo menos eso
Yo pido una vigilia en favor de los gordos, los calvos, los de ojos castaños, los de barba escasa, los de juanetes, los de uñas frágiles, los pelirrojos, los miopes, los reumáticos, los abstemios y la madre que los p…
Es la ley del péndulo.
En 1960-1980 simplemente tener gestos ligeramente afeminados daba lugar a burlas crueles y rechazo absoluto. Y eso les pasaba a algunos chicos que tenían muchas hermanas y copiaban un poco sus ademanes. Ya ser homosexual era , sobre todo en zonas rurales, motivo de crueldades enormes y motes llenos de odio. En ciudades grandes quizá fuera algo más llevadero. Conozco un caso de un estudiante de Medicina brillante que sobre 1975 fue suspendido en una asignatura de la carrera de la cual había hecho un magnífico examen. Cuando pidió revisión de su examen, el Catedrático le explicó que ni siquiera había leído su examen, pero que lo suspendía por ser homosexual. El estudiante logró que tribunal compuesto por varios profesores de la materia de otras universidades lo examinara. Cosa que el Rectorado solía denegar. Consiguió Matrícula de Honor.
Con todo esto quiero decir que el rechazo de hace 60 años era cruel e injustificado …. y que aquella actitud ha dado lugar a una exaltación actual exageradísima, grotesca en ocasiones y, desde luego, también fuera de los parámetros del sentido común.