En su momento se presentó una querella rechazada hace más de 20 años por Garzón que fue presentada por la Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del Genocidio de Paracuellos del Jarama para sentar en el banquillo a Carrillo como responsable de los fusilamientos masivos en esa localidad madrileña en la que fueron asesinadas más 4.200 personas.
El entonces titular del Juzgado Central de Instrucción nº 5 desestimó «de plano» la querella en un auto implacable acusando a sus promotores de «mala fe procesal» y de «abuso del derecho». Según Garzón, «con el respeto que me merece la memoria de las víctimas, no puede dejarse de llamar la atención frente a quienes abusan del derecho a la jurisdicción para ridiculizarla y utilizarla con finalidades ajenas a las marcadas en el artículo 117 de la Constitución Española y los artículos 1 y 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, como acontece en este caso».
Tras rechazar la querella contra Carrillo, en el año 2006, Garzón sí se declaraba competente para investigar los supuestos crímenes del franquismo e iniciaba una causa general con este asunto que le llevó a ser juzgado en el Tribunal Supremo por un delito de prevaricación.
Esto resulta más terrorífico si se tiene en cuenta que esta masacre es una parte insignificante del genocidio y hecatombe que se produjo en toda España. Si empleáramos el método de estimación al que tan aficionados son los fabricantes de la Memoria histórica, tendríamos cifras de genocidio verdaderamente escalofriantes. Si tomamos las numerosas listas interminables de asesinados, se puede comprobar que el número de los asesinados sacerdotes y religiosos incluyendo incluso los militantes de Acción Católica, casi nunca llegan al 5%. Una simple estimación tomando como base 7.000 asesinados esclusivamente por motivos religiosos, tendríamos una estimación de al menos 140.000 asesinados, en lo que tomaron parte con entusiasmo, nacionalistas vascos y catalanes. Correspondiendo a estos, fueron juzgados y ejecutados por asesinato después de la guerra, algo más de 20.000; y la Memoria histórica, utiliza esto de manera insultante para decir que todos fueron iguales. Lo de siempre: resulta que las víctimas tuvieron la culpa.
Ante tantas diócesis sin pastor bien sería que el Nuncio oyera el nombre de este sacerdote que mantiene vivo el recuerdo de la España martirial.
En su momento se presentó una querella rechazada hace más de 20 años por Garzón que fue presentada por la Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del Genocidio de Paracuellos del Jarama para sentar en el banquillo a Carrillo como responsable de los fusilamientos masivos en esa localidad madrileña en la que fueron asesinadas más 4.200 personas.
El entonces titular del Juzgado Central de Instrucción nº 5 desestimó «de plano» la querella en un auto implacable acusando a sus promotores de «mala fe procesal» y de «abuso del derecho». Según Garzón, «con el respeto que me merece la memoria de las víctimas, no puede dejarse de llamar la atención frente a quienes abusan del derecho a la jurisdicción para ridiculizarla y utilizarla con finalidades ajenas a las marcadas en el artículo 117 de la Constitución Española y los artículos 1 y 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, como acontece en este caso».
Tras rechazar la querella contra Carrillo, en el año 2006, Garzón sí se declaraba competente para investigar los supuestos crímenes del franquismo e iniciaba una causa general con este asunto que le llevó a ser juzgado en el Tribunal Supremo por un delito de prevaricación.
Ya va siendo hora…
Sed sencillos como palomas y astutos como serpientes.
Los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad…
Contar la verdad …
Esto resulta más terrorífico si se tiene en cuenta que esta masacre es una parte insignificante del genocidio y hecatombe que se produjo en toda España. Si empleáramos el método de estimación al que tan aficionados son los fabricantes de la Memoria histórica, tendríamos cifras de genocidio verdaderamente escalofriantes. Si tomamos las numerosas listas interminables de asesinados, se puede comprobar que el número de los asesinados sacerdotes y religiosos incluyendo incluso los militantes de Acción Católica, casi nunca llegan al 5%. Una simple estimación tomando como base 7.000 asesinados esclusivamente por motivos religiosos, tendríamos una estimación de al menos 140.000 asesinados, en lo que tomaron parte con entusiasmo, nacionalistas vascos y catalanes. Correspondiendo a estos, fueron juzgados y ejecutados por asesinato después de la guerra, algo más de 20.000; y la Memoria histórica, utiliza esto de manera insultante para decir que todos fueron iguales. Lo de siempre: resulta que las víctimas tuvieron la culpa.