Porque de momento Valladolid sigue sin misa tradicional como se venía celebrando hasta el covid. Tiempo para discernir ya ha tenido . Y quedándole seis meses como máximo de ejercicio episcopal, cumple 80 años el 13 de abril de 2022. siendo inane por naturaleza, igual tuene previsto suprimirla de facto, sin decir nada, que su inanidad es zorramplona.
Y además se puede ir antes por el cuello de la camisa dándose un batacazo fenomenal, que da grima verle con tanto adelgazamiento.
Debe ser ya el único caso en España de obstaculización de lo ya permitido anteriormente y por persona cuya carrera eclesial ya no puede esperar nada más. Se va a ir mal, como vivió siempre, mediocre en todo y sin afecto de nadie. Ni en Santiago, ni en Palencia, ni en Bilbao, ni en Valladolid, ni en la presidencia de la Conferencia episcopal pasó de una absoluta nadedad que hasta podía vivir sin teléfono móvil pues a nadie importaba nada.
La misa tradicional no le causó el menor problema pero en su pobreza mental parece querer ir más allá del propio Francisco en el peor de los pelotillerismos que es el de los que son pelotas porque se lo pide el cuerpo aunque ya no tengan nada que obtener de aquel al que se pelotillea.
Y el arzobispo de Valladolid sabe además, por ciencia propia, que en su diócesis no se dan los motivos que Francisco esgrimió contra la misa tradicional. Acaba de ordenar sacerdote a un joven al que llegó la vocación acolitando la misa tradicional y que celebra la nueva sin el menor problema. No hay odios, recelos, malquerencias… De haber algunos en Valladolid sería en la mente del cardenal arzobispo.
Le quedan tres telediarios. Váyase sin hacer más daño y evitándonos tener que recordarle ya de emérito su inane poquedad.