| 29 mayo, 2018
Lo primero no lo sé aunque hay quien lo dice. Lo segundo es vox populi pero por ocurrir en Italia en vez de tolerancia cero ocultación máxima. hasta que los medios la hacen imposible, E incluso así silencio sepulcral.
Pues parece que todos deberían ser iguales.
Todo lo que necesitamos es amor
Fray Juan Marcos Solitario OP
29 de Mayo de 2018
Ninguna generación pasa sin darnos una idea profunda y completa de lo que es el ser humano.
Los profesores opinan, los poetas y compositores interpretan su oficio, y los políticos promulgan las leyes para ampliar nuestra experiencia de la vida, incluso si el final de la jornada aparece más misterioso.
Por supuesto, el mejor tema de la experiencia humana es el amor.
Revisa tan sólo la cantidad de canciones en la lista de tus favoritos en las que la musa declama o gime por amor.
Según los Beatles y sus groupies encantados, «lo que necesitas es amor.»
Y aún hoy todo, desde nuestros cuentos de hadas hasta nuestros programas de gobierno, responde de modo particular a esta orientación fundamental hacia lo que es bueno.
Este movimiento hacia lo bueno siempre se vive en el corazón del amor.
«… Todo el que ama es engendrado por Dios y conoce a Dios.» (1 Jn 4, 7).
Los cristianos realmente han recibido la «llave maestra» en lo referente al amor. Este versículo nos muestra la verdad sobre el Autor de nuestra fe, Jesús, el Hijo de Dios.
Al menos, nos brinda la esperanza de que a nosotros también nos es posible abrir la puerta al misterio del amor, incluso el más grande y mejor, es decir: Estamos íntimamente familiarizados con Su Autor.
Hay dos datos acerca de esta «revelación magistral,» que debemos apreciar hoy y todos los días de nuestra vida: Primero: Que Jesús nos muestra la dinámica del amor. Segundo: El Señor nos muestra una manera de experimentarlo por nosotros mismos. Si prestamos atención a estos pasos, no sólo sabremos algo que todos naturalmente anhelamos conocer, sino cómo cumplirlo en el amor, y llegar a la Plenitud de la realidad. (Dante, Paradiso, XXXIII).
Sólo conociendo la Fuente universal del amor, se podrán cumplir nuestros deseos humanos.
Primero: Jesús revela el amor que se mueve dinamizando todo lo demás, en la medida en que esté en la relación más cercana con la Fuente de este amor.
El ser «engendrado por Dios y conocer a Dios» en la comunidad de Su Amor se dice en primer lugar de Jesucristo, Quien es por naturaleza el Hijo de Dios y ha llegado a hacerse hombre. Jesús estaba «en el principio junto a Dios.» (Jn 1, 2) y siempre ha sido «uno» con el Padre en el Amor (cfr. Jn, 17).
Debido a la intimidad de la que disfruta con Dios Padre como Hijo, Jesús, en Su naturaleza humana, es el único Ser Que tiene un derecho natural a la vida interior, al amor y la felicidad de Dios.
Sin embargo, Cristo nos dijo que quien lo ve a Él ve al Padre, (Jn 14, 9), y el objetivo de Su misión en la tierra fue extender lo que en sí es una experiencia natural para convertirlo en nuestra propia experiencia sobrenatural de Dios.
Esto nos lleva al segundo punto: Jesús nos permite amar dentro del amor de Dios. En Su plegaria de la noche antes de ser entregado a la muerte, pidió que sus discípulos se unieran en el mismo amor que vive con el Padre: «Yo y ellos en Mí, para que lleguen a ser perfectamente uno, para que el mundo conozca que Tú Me has enviado, y los has amado como Yo los he amado.» (Jn 17, 23).
Este deseo de Dios en Cristo se hizo más visible cuando al día siguiente Cristo entregó Su vida en la Cruz por la salvación de la humanidad (Jn 15,13).
Tres días después de Su muerte, resucitó de entre los muertos y dio a Sus discípulos el don de Su Espíritu Santo, Que había prometido esa misma noche antes de morir, (Jn 14, 25-27; 20, 19-22). El Espíritu Santo, o «el Consejero,» permite a los discípulos permanecer en el amor de Jesús.
El Salvador moribundo no sólo rescató a los pecadores que estaban atrapados en sus pecados, sino que a través de Su Espíritu Santo también les enseña cómo vivir de acuerdo con un amor más grande y más sabio.
El amor de Dios activo en Su alma, lo inclina hacia la comunión, la paz y el perdón, formas singularmente naturales en Dios.
Jesús nos capacita para vivir según las más sublimes inclinaciones humanas y divinas. Podríamos sentirnos tentados a dejarnos llevar por la idea de que el amor es una búsqueda orientada a uno mismo.
Sin duda, algunas experiencias del amor humano hoy se alejan demasiado de esta dirección.
Pero Jesús, Que permanece en una perfecta unión de amor con el Padre, como Hijo coeterno, hace tiempo que se dignó convertirse en el «Primogénito» de entre muchos hermanos. (Rom 8,29).
El ofrecimiento de vivir como hermanos de Cristo sigue todavía disponible a día de hoy, como lo fue hace dos mil años para los primeros cristianos.
Habiéndose convertido en Nuestro hermano, como hombre, y habiendo pasado toda Su vida, hasta el último aliento, a nuestro servicio, Jesús ofrece una imagen sublime, pero no menos real del ser humano realizado en el amor.
Viviendo a la luz de Su gloriosa resurrección e inspirados por el don de Su Espíritu, estamos invitados a alcanzar nuestra verdadera realización en ese mismo amor, ejercido por Dios y por nuestros hermanos.
De nueco asoma la oreja el fantasma de abusos o prácticas sexuales inadecuadas… ¿qué se diría en Roma y la propia Congregación de Religiosos si llegara a su conocimiento que una monja contemplativa está siendo abusada sexualmente por parte de sus superioras y superiores aprovechando además que es africana y no tiene otras relaciones en España que las derivadas de su profesión religiosa? Las alarmas saltarían inmediatamente con tremendas consecuencias. Pero y ¿si esa violacion y persecución fuese personal, espiritual, psicológica en que una religiosa africana, contemplativa cisterciense, de votos solemnes y, por tanto perpetuos, con estabilidad en un Monasterio conreto estuviese siendo sometida a una auténtica tortura psicológica por parte de sus superioras y superiores (Abad General, por ejemplo), segujros con la cobertura de uno de los subsecretarios de la Congregación Romana… que dirían el Sr. Cardenal, el Papa y el Sr. Secretario de la Congregació? pues el caso lo tenemos en España. En una de ls Congregaciones femeninas del Cister… Ah!!! Y cuando algun Vicario de Vida Religiosa ha querido interesarse, la Abadesa “Suprema” ha cortado cualquier conversación invocando su condición de Comisaria Pontificia (sic)… ¿dónde está el Cardenal y demás? Y si ocurriese algo grave o irrepgarable ¿asistiremos a un desfile de Pilatos confiletata rasgandose las vestiduras?
Pedro: Lo que deja entrever reviste extrema gravedad. Pero me permito decirle que algunos Vicarios de Religiosas son buenos sacerdotes, pero con estudios suficientes en su día para ser ordenados y cuyo nivel es idóneo para verificar elecciones de abadesas o prioras, pero en el caso que Vd. apunta, ignoran las distinciones. La abadesa será todo lo que diga, pero en orden al régimen interno. Pero una de las funciones de los vicarios es escuchar lo que cada una de las monjas pueda decirle en caso de haber un problema y luego trasladarlo al Ordinario, dentro de la discreción que se precisa. Si hay algún tema grave inadecuado, y Vd. tiene las pruebas, puede y debe recurrir a la Congregación de Religiosos y…a la CDF.
Por favor, me dirijo a los informáticos de esta web.
Solucionen el diseño, sale todo descuadrado.
Sin ánimo de llevar la contraria al p. Canali, que tiene seguro más datos que yo, solamente apuntar que ser focolar no es garantía de nada. Focolar es también el cardenal Braz de Aviz, que no es precisamente lo mejor que ha tenido el sacro colegio.
Toda la razón, Pincho. De este movimiento conocí a Don Francisco Pérez, el actual Arzobispo de Pamplona, que con todas sus cosas me parece un Prelado ejemplar. Pero, cada petona es un mundo, sometido a la servidumbre y grandeza de las siete notas individuantes: Forma, figura, locus, tempus, stirps, Patria, nomen, haec ea sunt septem quae non habet unus et alter.
Lapsus: Cada persona
En Italia, como España o Portugal, habrá de todo, como en botica. Y lamentablemente lo bueno, que es mucho, no suele ser lo que reluce. Y respecto a Chile, unos casos concretos, se han utilizado para emponzoñar a la Iglesia de una nación y a eso se prestó, con unos bandazos en un sentido y el contrario, quien debería ser el referente máximo de la prudencia pastoral.
De Monseñor Becciu sé que pertenece al movimiento focolar y es un eclesiástico de mucha oración.