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Un encuentro con un religioso de campanillas

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He pospuesto el relato porque no quise dar pistas. Ni ahora las voy a dar. No fue buscado sino casual Estaba yo con un sacerdote y él se acercó. A él. No a mí. Que no sabía quien era. Yo sabía perfectamente quien era él. El sacerdote con quien yo estaba hablando me lo presentó. Y cuando iba a presentarme a mí les dije: mejor de incógnito para no crear posibles problemas. Pero el presentador añadió: si no le presento ahora luego le diré quien es usted.  Y ante eso le dije mi nombre.

Aunque no me conociera personalmente sabía perfectamente quien era. Aunque por supuesto nunca me leía. Y como yo le dijera que era la primera vez que me lo encontraba físicamente él me dijo que no. Que habíamos coincidido hace ocho años. Evidentemente su memoria es superior a la mía aunque debe ser dos o tres años mayor que yo. Y él, entonces y ahora, con cargos mucho más relevantes que los míos pues ni tuve ni tengo ninguno eclesial.

La conversación de unos cinco minutos o algo más más fue en todo momento educadísima por ambas partes aunque no fuera cordial. No guardo de ella ningún mal recuerdo. Pero no tendría sentido evocar ese encuentro si no hubiera alguna cosa más. Que fueron sus recomendaciones espirituales todas ellas muy propias. Que procurara no faltar a la caridad, cosa que deberíamos hacer todos siempre aunque en ocasiones podamos faltar a ella. Que ante el Santísimo meditara lo que iba a decir. Cosa también recomendabilísima aunque religiosos o seculares lo tengan mucho más fácil que un seglar por tener el Santísimo en casa. Uno no va a escribir un artículo y llevarlo ante el Sagrario más próximo a la espera de no se sabe qué. Y por último que pida opinión a  sacerdotes antes de publicar en el convencimiento de que me disuadirían de escribir el Blog. Siempre se ha dicho que es mucho más fácil predicar que dar trigo, recomendar caridad más que practicarla y hay personas que parecen nacidas para consejeros por su inclinación a aconsejar.

Lo de la caridad, hoy está de moda la misericordia, en no pocos casos no pasa de boquilla. Con altos ejemplos. Ignoro si ese sacerdote es muy caritativo en su actuar aunque sí sé que nadie me ensalzó ni levemente el ejercicio de esa virtud por su persona. Lo que no quiere decir que no sea caritativo sólo que nadie me habló de sus caridades. Lo de encomendarse a Dios lo más posible pidiéndole que guíe nuestros pasos y los encaminemos siempre a su mayor gloria me parece recomendación muy propia de un sacerdote aunque tal vez algo impertinente porque ¿qué sabe él de mis encomendaciones? Otra cosa sería si fuera mi confesor o mi director espiritual. Pero lo de diríjase a Dios antes de escribir es un poco extraño oírlo como también me lo parecería si me dijera que no engañase a mi mujer, que no robase o que fuera prudente al volante.

La tercera me parece todavía más osada pues presupone que todos los sacerdotes tienen su misma opinión. Y no es así. Se puede imaginar, a poca imaginación que tenga, que sesenta años escribiendo sobre cuestiones de Iglesia me han dado la oportunidad de conocer a muchos eclesiásticos, sacerdotes, religiosos, obispos… con no pocos de los cuales he tenido, porque han muerto, o sigo teniendo muchísima amistad y trato muy frecuente. Pues ánimo lo he recibido de muchos, reprimendas, de casi nadie.

Y estas últimas siempre accidentales. Por encuentros fortuitos y no buscados por mí. Quienes me conocen saben que soy bastante educado y enemigo de crear problemas. Suelo asistir a las inauguraciones de las Asambleas Plenarias de la Conferencia Episcopal. Hay obispos que es normal que no me tengan simpatía porque no les he tratado bien. Jamás se me ha ocurrido acercarme a alguno de ellos para hacerle pasar un mal rato.

Curiosamente esos encuentros no buscados siempre tienen el mismo argumento. Yo a usted no le leo nunca. A lo que inmediatamente le respondo que hace muy bien. Y enseguida añaden: pero lo que ha dicho usted de fulano es impresentable… Pues si me llegan a leer me fusilan  sobre la marcha. Nunca me doy por aludido y respondo siempre con una amable sonrisa. Entre otras cosas porque no me molestan nada. Sólo en una ocasión respondí a quien me interpelaba. Añadió que no me toleraba lo que yo decía. A ese le respondí que no era nadie para tolerarme o no tolerarme algo, que se podía ahorrar la intolerancia porque me la pasaba por cierto sitio. Y ante eso se calló.

Pues consejos que no se piden y de personas a las que uno no admira creo que lo mejor es ahorrarlos porque no sirven para nada.

 

 

 

Comentarios
8 comentarios en “Un encuentro con un religioso de campanillas
  1. Pues de la entrevista que narra el blogger yo infiero lo siguiente:
    – Que el sacerdote con el que estaba reunido considera más importante a Don Francisco José que al citado religioso de campanillas, puesto que en primer lugar fue presentado el citado religioso.
    – Que los dos primeros consejos son muy pertinentes. Si antes de escribir algo importante, no algún comentario al paso, no se puede consultar ante el Santísimo, puede y debe invocarse al Espíritu Santo. Y la Caridad, que es andar en Verdad, como decía Santa Teresa, por supuesto.
    – Que la tercera recomendación es absolutamente impropia. Más bien deberían ser la mayoría de los sacerdotes quienes consultaran a Don Francisco José que no al revés, a tenor de lo que les oigo por toda la geografía nacional. O al menos que le leyeran.
    Además, estoy seguro de que los criterios fundamentales de la fe ya los ha consultado y escuchado Don F.J. Fernández de la Cigoña de los más autorizados labios y de las mentes más brillantes de obispos, sacerdotes y seglares que ha podido conocer en su dilatada trayectoria apostólica y en sus muchas lecturas desde sus lejanos tiempos del colegio jesuita.

  2. ¿ Podría ser el prelado del Opus Dei ?

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    Primer viaje a España de Fernando Ocáriz como prelado del Opus Dei: también peregrinará a Fátima

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    ReL24 junio 2017

    Primer viaje a España de Fernando Ocáriz como prelado del Opus Dei: también peregrinará a Fátima
    Fernando Ocáriz tiene 72 años.

    Mons. Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei desde enero de este año, viajará a Madrid y Barcelona en los próximos días. En la capital española tendrá diversas reuniones entre los días 28 de junio y 3 de julio.

    Posteriormente, acudirá a Barcelona, entre los días 13 y 17 de julio, donde participará en diferentes encuentros de carácter pastoral.

    En las próximas semanas, muchas personas de Madrid y Barcelona podrán estar por primera vez con el nuevo Prelado del Opus Dei.

    Fátima y otros países europeos
    Entre los viajes a Madrid y Barcelona, monseñor Ocáriz estará en Portugal desde el 4 de julio hasta el día 8, donde acudirá al Santuario de Fátima para rezar en el lugar donde, hace ahora 100 años, la Santísima Virgen se apareció a los tres pastorcitos, los ya santos Francisco y Jacinta, y a sor Lucia.

    Durante el mes de agosto, monseñor Fernando Ocáriz realizará otros viajes pastorales a París (del 1 al 5 de agosto); a Alemania, Holanda y Bélgica (del 5 al 22 de agosto); a Milán (del 22 al 25 de agosto); a Marsella (del 26 al 28 de agosto) y al Santuario de Torreciudad, Huesca (el 3 de septiembre), según informa el sitio web del Opus Dei en España.

    El fundador del Opus Dei, san Josemaría Escrivá, realizó numerosos viajes para estar con los fieles del Opus Dei de diferentes países y con otras muchas personas que participan en los apostolados de la Obra. Esta costumbre la han continuado sus sucesores: el beato Álvaro del Portillo, monseñor Javier Echevarría, y ahora monseñor Fernando Ocáriz.

    Su vida
    Mons. Ocáriz nació en París, el 27 de octubre de 1944, hijo de una familia española exiliada en Francia por la Guerra Civil (1936-1939). Desde el 23 de enero de 2017 es prelado del Opus Dei.

    El Prelado es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Barcelona (1966) y en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense (1969). Obtuvo el doctorado en Teología, en 1971, en la Universidad de Navarra. Ese mismo año fue ordenado sacerdote. En sus primeros años como presbítero se dedicó especialmente a la pastoral juvenil y universitaria.

    Es consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe desde 1986 y de otros dos organismos de la Curia romana: Congregación para el Clero (2003) y Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización (2011). En 1989 ingresó en la Pontificia Academia Teológica. En la década de los ochenta, fue uno de los profesores que iniciaron la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma), donde fue profesor ordinario (ahora emérito) de Teología Fundamental.

  3. Pues también se las trae lo del juego de palabras de Francisco para negar la existencia de una comisión, disfrazada de grupo de trabajo, para revisar la Humanae Vitae. El culto de la contradicción pontifical elevado a rango de categoría. (di Roberto de Mattei) In Vaticano corre questa voce. A un collaboratore che gli ha chiesto se sia vero che esista una commissione per “reinterpretare” la Humanae vitae, papa Francesco avrebbe risposto: «Non è una commissione, è un gruppo di lavoro» Non si tratta solo di artifici linguistici per nascondere la verità, ma giochi di parole che rivelano come il culto della contraddizione sia l’essenza di questo pontificato. Mons. Gilfredo Marengo, coordinatore del “gruppo di lavoro”, riassume bene questa filosofia, quando afferma che bisogna sfuggire al «gioco polemico pillola sì – pillola no, così come a quello odierno comunione ai divorziati sì – comunione ai divorziati no» (Vaticaninsider, 23 marzo 2017).

  4. Don Paco Pepe acaba usted de hacer un trazo perfecto del perfecto hipócrita. En Cataluña tenemos ejemplos sobrados. Habla un arzobispo desde el altar mayor e introduce en la homilía un obús separatista, con buenas palabras, y no se arriesgue usted a develar la mentira, porque no sabe usted con quien está hablando. Es decir, que él posee una ciencia infusa que se nos escapan al común de los mortales y por eso vomita lo que vomita.

    Si Taltavull, es un ejemplo inocuo, se desparrama que dice mi mujer, es decir, si se quita el alzacuello y se queda en mangas de camisa en la redacción de una emisora de radio ante una presentadora que por razones de ideología cobra cuatro veces más que el Presidente del Gobierno, no se le ocurra a usted reprochar la postura del obispo. Porque, dicen , no conoce usted las razones del mitrado. (Como no sea el calor…)

    Si Martínez Sistach soba las manos de Pujol, de Mas o de Puigdemont, no se atreva a criticar el gesto. Sistach podrá decir, en la facultad de teología de san Paciano, que Pujol (el ladrón confeso) es ejemplo de político cristiano. Y usted, chitón.

    No tiene caridad, es faltón, lea tal o cual perícopa evangélica, etcétera, etcétera.

    Claro que a estas alturas nadie cree ya en esos consejos memos e infantiles, que sólo merecen el desprecio. En un arrebato de justo hartazgo por la monserga, a veces conviene enviarlos a tomar por donde amargan los pepinos. Bueno, seamos bíblicos, san Pablo los llama sodomitas.

  5. Eso ocurre con los altos señores exquisitos. Hasta es posible que se barnice las uñas y se haga la cutícula ungueal.
    Son gentes habituadas al mando y ordeno porque yo soy el león que habla en nombre del Altísimo y a dirigir conciencias ajenas asimilándolas a su propia conciencia siempre bien protegida y hegemónica de santos varones.
    No leen lo que no les conviene porque les perturban sus propias acomodaciones. Es difícil, por supuesto, nadar contra corriente. pero la conquista del Reino de los Cielos exige esfuerzo y quienes se lo hacen dan con la puerta angosta de entrada, no con la complacencia de las modas y modos y novelerías de doctrina.
    Dejar a las personas con sus propias responsabilidades de opción es sanísimo porque eso pertenece a la soberanía personal y genera mérito o demérito. Otra cuestión será dar una opinión o valorar comportamientos, pero la opción para poder ser libres o no libres no deberían tocarla en lo más mínimo. Aunque no se acomode a la Declaración de Libertad Religiosa vaticanosegundista.

  6. «Y por último que pida opinión a sacerdotes antes de publicar»

    ¿Habráse visto mayor ejemplo de clericalismo? ¿Dónde queda la autonomía y la corresponsabilidad de los seglares? ¿Ahora resulta que los laicos no podemos opinar sin el «nihil obstat» de un clérigo? Qué cierto es que los clérigos modernos lo son sólo para lo que les conviene.

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