PUBLICIDAD

Encuentro Nacional del Diaconado permanente en ¡Toledo!

|

No soy ningún entusiasta del Diaconado Permanente. Por supuesto que lo acepto y reconozco su sello sacramental. Durante mi ya larga vida jamás he echado de menos a un diácono permanente o no. Si no me hubiera tropezado a ninguno mi vida eclesial hubiera sido exactamente igual.

Si en una misa un diácono permanente no levanta el cáliz junto al sacerdote, no dice daos fraternalmente la Paz o podéis ir en paz  o no lee el Evangelio he oído misa tan exactamente igual como si lo hubiera hecho, no ha aportado nada esencial ni accidental. Vamos, que si no hubiera estado presente la misa sería igual de misa que estando.

Ya sé que ahora comparecerá algún diácono permanente para decirnos que son importantísimos, que sin ellos no existiría Iglesia o poco menos y lo que ustedes quieran. Pero una cosa es lo que ellos se crean y otra la realidad. Si en una diócesis no hay diáconos permanentes pues no pasa nada. Y no niego que presten servicios útiles en ocasiones además de esas intervencioncitas litúrgicas en misa tan inútiles que cuando no hay diácono no tienen lugar sin que la misa pierda nada.

Bueno, existen y se quieren encontrar. Pues vale. Ya que sea en Toledo, donde creo que no hay ninguno o uno, pues, qué quieren que les diga. Es  algo así como montar un bar de copas en Arabia Saudí. En Toledo hay curas de sobra y no hace falta para nada un diácono permanente. Ordenar uno porque haya alguien con el deseo de ser diácono permanente me parece absurdo. Y convocar allí la reunión de los que hay es algo así como montar una tienda de bikinis el el Polo Norte y en enero. Si es que hay cosas que no se le ocurren ni al que asó la manteca.

https://www.revistaecclesia.com/encuentro-nacional-del-diaconado-permanente-en-toledo/

 

Comentarios
22 comentarios en “Encuentro Nacional del Diaconado permanente en ¡Toledo!
  1. Para la gran mayoría de los fieles, la acción visible de los diáconos es en la Eucaristía, la cual ya es importante, pertinente y relevante, pero no se dan cuenta que además de la Liturgia, son la Palabra y la Caridad, los ministerios que este Orden Sacramental tiene destinados, y yo diría que a la sociedad de hoy le urge que la última sea asumida por los diáconos, quienes en Gracia de su Orden, pueden llevar a instancias espirituales el servicio de caridad que hoy es seglar, me refiero a las obras de caridad que hoy resultan precarias porque no se le da la Gloria a Dios en ellas impidiendo su santificadora acción (universidades, escuelas, hogares geriátricos, hospitales, orfanatos, casas de rehabilitación a adictos, hogares de apoyo a jóvenes embarazadas, cárceles, entre tantos otros). Y no dudo que el Concilio Vaticano no buscaba clericalismo cuando revitalizó el diaconado, buscaba ser estratégico en el ministerio de la Palabra pues con ellos surgió también la Nueva Evangelización, que es la invitación a vivir la Fe como los apóstoles la vivieron, en pequeñas comunidades evangelizadoras. Quienes viven su fe sólo en la eucaristía no entienden que la Iglesia es muchísimo más y que haberse centrado en el presbiterado trajo como consecuencia, un debilitamiento de la acción misionera de la Iglesia. El diácono será prontamente un referente ante los laicos, cada vez más vivo y activo en la Iglesia, pues está facilitando su diálogo y encuentro con el clero que Jesús nos legó.

  2. Yo vivo cerca de la calle Sacramento. Tengo seis obispos cerca (que si se vistieran como antes comenzarían por la dalmática de diácono); de modo que me sobran todos los sacerdotes. Total, solamente ellos son los ministros ordinarios de mi confimación y -quizás, ¿quién sabe?- de mi ordenación.

  3. Reconocer el sello sacramental pero ignora absolutamente su misión (la de los diáconos) por la simpleza con la que habla de su teórica función. Parece increíble pe sar que siendo usted sacerdote y, por ende, diácono habla con tan po a sensibilidad de otros ministros de la Iglesia. Pero vamos, nada que sorprenda. Rezuma tanta amargura en sus publicaciones que provoca más pena que convencimiento. Le encomendamos encarecidamente para que se encuentre verdaderamente con el Señor.

  4. Me uno a los mensajes de apoyo al ministerio diaconal. Hay que recordar sus orígenes apostólicos-Hch 6, 1-6- y la importancia que tomó en los primeros siglos. Basta nombrar a Esteban, Lorenzo, Vicente, Gregorio Magno, Francisco de Asís y tantos santos diáconos. Se debería subrayar que la restauración del diaconado por los padres conciliares como ministerio permanente no fue solo para suplir la falta de presbíteros, sino especialmente para hacer tangible el retorno a los orígenes apostólicos de la jerarquía como cuidaron y conservaron durante estos dos milenios en oriente. Es muy reduccionista describir la necesidad de un ministerio por «lo que se hace», lo que habría que resaltar estaría en «lo que se es». Aún así llama la atención que sea de segunda categoría el ser «ministro ordinario del bautismo», dispensador de un sacramento de escasa importancia, o ser por oficio el que debe proclamar solemnemente en la Misa el Evangelio, palabras sin valor que puede leer cualquiera. Si apoyamos el argumento de que si está un sacerdote en la Misa, sobra el diácono porque todo lo que este hace lo puede hacer el cura, entonces sería mejor que ordenaran solo obispos, porque estos pueden administrar más sacramentos todavía.
    En fin que hay que dar la enhorabuena a la Iglesia que camina en Toledo por ese enorme regalo que es la restauración del diaconado como ministerio distinto y permanente y especialmente a su arzobispo D. Braulio.

    https://diaconofrancis.com/2018/07/20/polemicas-diaconales-en-blog/

        1. Dice Santo Tomás que el diaconado está orientado a auxiliar al Orden Episcopal. En la antigüedad muchos diácono se quedaron en ese Orden pero para muchos era una etapa de preparación al Episcopado. Fue el caso de San Gregorio Magno y de San Gregorio VII que tras desempeñar como diáconos este ministerio en administración y legaciones Pontificia, recibieron el presbiterado y con dispersa de los intersticios accedieron inmediatamente al Orden Episcopal y al Sumo Pontificado.

  5. Pues yo me alegro de haberlos encontrado, al menos a una, en el cementerio de la Almudena. Los sacerdotes que hay son de lo peor de la diócesis, todos extranjeros y sin ni siquiera hablar español, y las múltiples veces que me ha tocado ir a una cremación respiro aliviado cuando veo que está el diácono. Don Carlos tiene abandonada la pastoral sanitaria, a la cua pertenece (cosa que no entiendo) la pastoral funeraria

  6. Sus palabras D Cigoña suenan a fracasado o frustrado… no se… deje a los Diáconos en paz y reduzcase a su condición de laico. Solo no ve la necesidad e importancia del Diacono el que no quiere… y usted no quiere, porque ver si que ve… pero no quiere… Es su opinión… Que le vamos a hacer…

  7. Pero qué insistente es Ud, Sr Cigoña, con nuestro ministerio. ¿Por qué le caemos tan mal? El diácono no es un sacerdote, es otro ministerio, de ayuda al obispo y al presbítero. Es una vocación diferente. Ni queremos ni podemos sustituir al presbítero. Sólo queremos ayudar allí donde se nos mande. El diácono, es verdad, realiza algunas funciones que a veces coinciden con las presbiterales, ¿y eso es un problema? Bendito sea Dios que podemos ayudar si el sacerdote no llega. Es muy útil, aquí se ha apuntado, en quitarle trabajo al obispo en aquellas tareas eclesiales que no precisan de sacerdotes, y que a veces ocupan éstos injustificadamente: administración, tanatorios, delegaciones, Cáritas, archivos, curia, bibliotecas, tiendas, colegios diocesanos,…

    Es en Toledo este año el Encuentro Nacional. ¿Qué problema que sea allí? Don Braulio ha instaurado este ministerio en su diócesis hace poco y querrá darlo a conocer. Le repito: es una vocación distinta de la del presbítero. No tiene nada que ver que haya pocas o muchas (ojalá) vocaciones al presbiterado. Son independientes, pero llamadas a servir al Pueblo de Dios.

    De verdad que le animo a conocer esta vocación sin prejuicios. Vea, sé que le gusta, el anuario pontificio. Se llevará una sorpresa de cómo crece y está extendido este ministerio. Oraciones.

  8. Es verdad, amigo Perenolasc, el mejor sermón que he oído en mi ya larga vida, en un tanatorio, en el funeral de una amiga nuestra, lo hizo un diácono permanente. Y no solamente el sermón, sino el resto de la ceremonia. Fue admirable y, aunque sucedió hace unos años, no he vuelto a ver otro funeral así. Impresionante. Fue en Barcelona, por cierto.

  9. Suscribo la mayoría de los comentarios, en defensa de la necesidad actual (hace años sin duda no hacían falta) de esta figura. Recuerdo el fin de mi padre con horror, la cosa más desangelada del mundo. Si no eres amigo de un sacerdote, imposible conseguir uno para un responso en condiciones, o para acompañar en el cementerio. Parece que nuestro amigo Cigüeña, a quien tanto estimo, ha tenido y tiene suerte en el sentido de que nunca le falta un sacerdote, pero para muchísimos creyentes eso ya no es así.

  10. Estoy de acuerdo con lo que dice Peronolasc, por algo fue fundado en la Iglesia primitiva con funciones precisas e importantes.
    Para mí, lo que no tiene sentido es que, cuando nos encontramos que hay escasez de sacerdotes, haya sacerdotes que se dediquen a tiempo completo a dirigir una librería religiosa, frecuentemente mal, a dedicar la mayor parte del tiempo a Cáritas o a la administración de la parroquia, frecuentemente de manera deficiente, a dirigir y administrar los bienes de la diócesis, frecuentemente mal o muy mal, no pocas veces con resultados desastrosos y simultáneamente, no es raro que no aparezcan por el confesionario, o celebren la misa deprisa y corriendo, o no visiten o lleven la comunión a los enfermos, descuidan la predicación y la catequesis, actuando como funcionarios, pero malos. Para que seguir.
    Los diáconos, pueden realizar una buena parte de las funciones de los sacerdotes y en especial las que absorben más tiempo. Encima pueden ser casados y en época de pocas vocaciones pueden ayudar a los sacerdotes.
    Siempre me ha sorprendido que no se potenciara el diaconado. Posiblemente debido a que muchos sacerdotes su verdadera vocación es la diáconos.

  11. Creo que aunque no despierten entusiasmos habrá que irse acostumbrando a los diáconos permanentes, que en un futuro tendrán un protagonismo mayor, especialmente en las zonas rurales. De aquí a diez años desaparecerá un buen número de sacerdotes, para los que no hay reemplazo, así que ya me contarán cómo nos vamos a organizar.

  12. Tres cosas sobre el diaconado:
    En las liturgias bizantinas, católicas u ortodoxas su papel es muy importante, especialmente de agradecer si poseen una bella voz de bajo.
    He visto en algún tanatorio a un diácono permanente cumplir un papel muy importante y liberar a un sacerdote de estar siempre allí, a tener en cuenta en estos tiempos de pocos segadores.
    Finalmente un diácono permanente es lo más parecido a un pastor protestante pero en católico, claro está . Ambos pueden predicar, ayudar en la liturgia, participar como ministros en bautizos, bodas y funerales. Pero tanto el pastor protestante como el diácono permanente católico no pueden ni consagrar ni absolver los pecados.

  13. El diaconado permanente es la máxima expresión de la clericalización del laico. Resulta paradójico que el Concilio Vaticano II, que pretendió promocionar el laicado, recuperase esta figura.

  14. En mi parroquia había 3 sacerdotes, bueno, 2 y medio y ahora quedan dos.

    Afortunadamente en todas las Misas, la Iglesia está llena, a diario Misa de 10 y 20h. y Festivos 3 Misas por la mañana y otra a las 20 horas, además exposición del Santísimo los jueves en Su capilla.

    Pues bien, tienen diácono permanente, de nombre Jesús. Cristiano auténtico y preocupado por la parroquia y por su propia formación. De su labor intraeclesial como apoyo a los sacerdotes no puedo opinar, supongo que será buena, de lo que los fieles presenciamos, aunque reconozco que todo cuanto hace lo hace con devoción y respeto, siempre está un sacerdote presente, así que excepto por afonía o indisposición de los curas, su labor en la Misa es perfectamente suprimible ( En la Misa para niños, además de la proclamación del Santo Evangelio, es él el que echa el sermón, muy buenos, por cierto.

    Me gustaría saber, si fuera posible, que otras funciones no visibles durante la Misa tienen los diáconos permanentes.

    1. Pueden leer el Evangelio en la Santa Misa, pronunciar la homilía. Son los ministros ordinarios de la Oración de los fieles (ministro idóneo: IGMR 177. Las intenciones de la oración de los fieles, después de la introducción del sacerdote, de ordinario las dice el diácono desde el ambón.)

      Toda la parte dedicada a la misa con diácono está aquí:
      http://www.vatican. v a /roman_curia/congregations/ccdds/documents/rc_con_ccdds_doc_20030317_ordinamento-messale_sp.html#B)_Misa_con_di%C3%A1cono

      Este está bastante bien explicado:
      usccb . o r g / prayer-and-worship/la-santa-misa/el-diacono-en-la-misa.cfm

      Además, pueden presidir matrimonios, encomendar los cuerpos de los fieles difuntos, bendecir objetos, personas y lugares. Curiosamente, en el rito oriental (católico u ortodoxo), esto no lo pueden hacer.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *