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En el Viernes Santo

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Hermosos versos de Antonio Caponnetto

 

“Porque si esto hacen con el leño verde, ¿qué será del seco?
Ls. XXXII,31.

Camino al Calvario lo detuvo el llanto
de ojos de mujeres buscando respuestas,
sedienta de sedes, ahogada en quebranto
su boca pregunta fundadas protestas.

Sabe que las ramas resecas se queman,
que al tuero marchito lo consume el fuego,
sarmientos sin vides entre llamas treman
como tiembla el pulso tras un largo ruego.

Y sabe que tierra de espinas y abrojos,
calcinan sus frutos, maldicen sus eras,
mientras Dios bendice lagares. Sus ojos
marcan los solsticios de las primaveras.

Por eso interroga mientras profetiza
a aquellas matronas de luto y de trigo,
si el Justo es tratado como una ceniza
no espere el culpable quedar sin castigo.

No lo espere nadie falsario o perjuro
ni ciudad, aldea, nación o comarca
que hayan desterrado del pilar o el muro
la Cruz que el espacio define y demarca.

La tierra que bebe la lluvia que cae,
es pródiga en surcos como madre fiel,
pero un vaticinio de ruinas recae:
quien niegue la Gracia beberá su hiel.

Es noche en la Iglesia, señorea el mundo,
vuélvenos el trono que a Pedro recuerde.
Danos parresía, Señor, y el rotundo
Amor sin medida por el Leño Verde.

Comentarios
5 comentarios en “En el Viernes Santo
  1. Pues esta noche el arzobispo de Granada la ha montado con la Legión en la Plaza de las Pasiegas. En Viernes Santo!!!. Ver Ideal digital…

  2. VIERNES SANTO

    oración
    Señor, sé que estás en mí, quiero pasar estos minutos contigo para recibir a tu amor y darte el mío.

    solicitud
    Señor, dame tu espíritu para que yo esté unido a ti.

    reflexión
    1. Tal vez sea difícil para nosotros leer este Evangelio, tanto en su extensión como en los trágicos eventos que trae de vuelta. ¡No queremos sumergirnos en esta atmósfera de sufrimiento, enfrentarnos a la muerte y ver a Cristo sufrir nuevamente! En cierto modo tenemos razón. No estamos hechos para el sufrimiento y la tristeza. Pero si fuera un amigo, ¿qué haríamos? ¿No correríamos hacia él para escuchar su dolor, para soportar su sufrimiento, para enfrentar la muerte con él?
    Así pues, corramos hacia Cristo, que se está muriendo de amor por nosotros, y permitamos que vuelque Su Corazón en el nuestro, escuchando sus palabras de Su propia boca.
    «Oh Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu. En ti, Señor, tengo mi refugio; No me dejes para siempre.
    En tus manos encomiendo mi espíritu; Tú me redimes, Señor, Dios de verdad. Soy el hazmerreír de mis adversarios e incluso de mis vecinos; Asusto a mis amigos, si me ven en la calle, me rehuyen. Soy ignorado como un hombre muerto olvidado, como un cacharro iníutil.
    Escucho las calumnias de la multitud: están de acuerdo en quitarme la vida.
    Confío en Tí, Señor, digo: «¡Tú eres mi Dios!». Mis días están en tus manos: líbrame de las manos hostiles que luchan. Sobre tu siervo, haz resplandecer tu rostro; Sálvame con tu amor. Sed fuertes, tened valor, todos vosotros que esperáis en el Señor. (Ps 30)

    2. Escuche su dolor, su angustia, sus miedos. ¡Qué alivio, qué alegría, qué alivio es ver un corazón abierto y sensible a su amor que se expresa de manera tan visible y dolorosa este día! ¡No dejemos que su grito de amor se pierda en la oscuridad y la frialdad del corazón humano! ¡No dejemos que su sangre pase de largo, sino que derramemos todo nuestro ser permaneciendo a su lado, sumergiéndonos en su palabra, sus sentimientos y su esperanza! Seamos lo que ya somos desde nuestro bautismo: La Iglesia amorosa que fija su mirada en su Señor y cuyo corazón late al ritmo de su Sagrado Corazón. Que María, la figura de la Iglesia, nos guíe en esta contemplación y compasión, que ha Ella la ha convertido en la Madre de cada hombre, y acoja las abundantes gracias que Jesús pone por su sangre en nuestros corazones por nosotros y por los demás.

    3. «Cristo es aniquilado, tomando la condición de siervo. Este es el día en que la aniquilación de Dios, que comenzó el día de su Encarnación, es más fuerte. ¡Este es el día del gran escándalo de la cruz! Pidamos la gracia de vivir nuestras propias aniquilaciones y nuestras propias cruces con el espíritu de Cristo, que acabamos de contemplar.

    Dialogo con cristo
    Jesús, aquí estoy. Vengo a ti para escucharte y vivir contigo, tu Pasión porque te amo y reconozco tu amor en medio de tanto sufrimiento.

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