Vaya estudio más acabado sobre el tango. Montejano, querido Bocha, eres un maestro en todo.
EL TANGO POR TERCERA VEZ
Voy a tratar en esta nota de algunos caracteres del tango para clarificar ls posturas de G. Cuerva y Castellani y esbozar un término medio superador.
La Primera nota del tango es ser antimoderno, pues nuestro mundo le cae mal: en uno titulado “Bronca” (Battistela-Rivero) lo proclama:
Por seguir a mi conciencia
estoy bien en la palmera
sin un mango en la cartera
y con fama de chabón.
Esta es la época moderna
donde triunfa el delincuente
y el que quiere ser decente
es del tiempo de Colón.
Vivimos un mundo de locos y el tango lo manifiesta con uno, bien llamado, “Al mundo le falta un tornillo” (Cadícamo-Aguilar), que nos muestra hasta que extremos ha llegado la demencia colectiva que nos hunde a muchos:
Hoy no hay guita ni de asalto
y el puchero está tan alto
que hay que usar el trampolín:
si habrá crisis, broncas y hambre,
que al que compra diez de fiambre
hoy se morfa hasta el piolín.
Hoy se vive de prepo
y se duerme apurao…
Al mundo le falta un tornillo
que venga un mecánico,
pa’ ver si lo puede arreglar.
Pero el tango tiene pocas esperanzas en la tarea del mecánico y por eso, canta en “Tres esperanzas” (Santos Discépolo):
Tres esperanzas tuve en mi vida,
dos eran blancas y una punzó.
Una mi madre, vieja y vencida,
otra la gente, otra un amor.
Tres esperanzas tuve en mi vida
dos me engañaron, y una murió.
La segunda nota es que la semana, fenómeno cultural, tiene una estructura: todos los días no son iguales, pues existe el Domingo, último baluarte de la Cristiandad. El tango “Domingos de Buenos Aires” (Blázquez), lo proclama:
Hoy es Domingo y lo gasto como quiero,
es mío entero porque Dios lo ha decretado
la problemática la guarda en el cuaderno.
La semana es un infierno ¡el Domingo es un Edén!
La tercera nota es la denuncia del mundo, como enemigo, caracterizado como falta de respeto y atentado a la razón, según lo expresa “Cambalache” (Santos Discépolo).
Que este mundo fue
y será una porquería,
ya lo sé…
que siempre ha habido chorros
maquiavelos y estafaos…
Pero que el siglo veinte
es un despliegue de maldad insolente
ya no hay quien lo niegue
vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo todos manseados.
Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor
ignorante, sabio, chorro,
generoso, estafador.
Todo es igual… Nada es mejor…
lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos
cuando se trata de un error.
Los inmorales nos han igualao.
¡Qué falta de respeto!
¡Qué atropello a la razón!
Ahora viene lo más increíble: nuestro arzobispo, como aprendiz acelerado del mundo del tango, cita uno que se llama “Cuesta abajo” (Le Pera-Gardel). Así va hoy la Iglesia en la Argentina y en particular en la Ciudad de Buenos Aires, que el Cuervo pastorea y por eso recurro a su patrono San Martín de Tours, a quien invoco con Miguel Angel Etcheverrigaray: “Que esta ciudad, heroica y de los tangos, pueda salir por fin de sus fandangos. Martín labora aun después de muerto”, ya que prometiste “Non recuso laborem”.
Una cuarta nota: El tango es enemigo del aborto y por eso canta en “Silencio” (Le Pera, Petterossi, Gardel):
Silencio en la noche… Ya todo está en calma…
El músculo duerme… la ambición descansa.
Meciendo una cuna, una madre canta
un canto querido, que llega hasta el alma,
porque en esa cuna, está su esperanza.
El tango es teísta y cristiano. No solo cree en nuestro Dios, Uno y Trino, sino también en su ley que configura un destino. Así lo canta en “Adiós muchachos” (Vedani-Sanchez):
Adiós, muchachos, ya me voy y me resigno,
contra el destino, nadie la talla…
Es Dios el Juez Supremo,
no hay quien se le resista,
yo estoy acostumbrado
su ley a respetar.
El tango reconoce la nobleza del trabajo y del esfuerzo y critica la vagancia y la haraganería; en nuestro tiempo, se haría eco de San Pable, quien critica a quienes viven de chismes y se meten en todo y enarbola la máxima: “El que no trabaja, que no coma”. Y le dedica uno titulado “Haragán” (Romero-Bayón Herrera-Delfino):
Haragán,
Si encontráis al inventor del laburo lo fajás;
El día del casorio
dijo el tipo ‘e la sotana:
“El coso debe siempre
mantener a la fulana”
y vos interpretáis
las cosas al revés…
Al campo a cachar giles,
Qu’el amor no da p’a tanto…
Si en tren de cara rota
pensáis continuar
“Primero de Mayo”
te van a llamar.
La Patria está presente en las letras de tango y uno muy conocido, “La Morocha” (Villoldo-Saborido) le canta con fervor:
En mi amado rancho,
bajo la enramada,
en noche plateada
con dulce emoción
se las canto al pampero,
a mi patria amada
y a mi fiel amor.
La patria y la familia, la tradicional de varón y mujer ordenada a la procreación, la educación de los hijos y el amor y la ayuda mutua. No podía faltar la presencia del Pampero,
Hijo audaz de la llanura
y guardián de nuestro cielo
que arrebatas con tu vuelo
cuánto empaña su hermosura.
Ven y vierte tu frescura
de la patria en el ambiente
que hasta soy más argentino
cuando azotas en mi frente.
Estos son aspectos positivos de las letras; pero existen otros negativos, que muestran las fiebres y orgías, los bulines, la desesperación, la protesta contra Dios, la desesperanza, como el tango “Fuimos” (Manzi-Damas) cuando dice: “Fuimos el viajero que no implora, que no reza, que no llora, que se echó a morir”.
Hay uno, “Como abrazado a un rencor” (Podestá-Rossi) muy negativo:
Yo quiero morir conmigo,
sin confesión y sin Dios,
crucificado en mis penas
como abrazado a un rencor.
Nada le debo a la vida,
nada le debo al amor
aquella me dio amarguras
y el amor una traición.
Buenos Aires, agosto 8 de 2024.
BernardinoMontejano