Jo…, no debería sorprenderme pero lo siento – o no- me escandaliza. Qué asco!… Francisco… estas ahí con los «migranteeees», también les llevas el KID de «salvamento» y el cuidado del alma para «Rita la cantaoraaaa», noooo?
Interesante tertulia/debate este fin de semana, que afecta directamente al Papa Francisco, y de la que les hago partícipes. ¿Podría dimitir el Papa? ¿Hay motivos suficientes?
Hagamos un poco de historia para referirnos al detonante, su gran amigo P. Marco Ruppnick, jesuita esloveno, famoso artista del mosaico, con una rocambolesca y nada ejemplar historia personal.
Nos remontamos a 2018 para dejar constancia de que Ruppnick fue denunciado en Roma por absolver en un confesionario a su pareja sexual, siendo excomulgado en 2020.
¿El motivo? El abuso satánico del confesionario para absolver a una monja, «Anna», 58 años, del pecado de tener relaciones sexuales con él mismo (a principios de los años noventa, según «Anna», el P. Ruppnick había abusado de 20 hermanas).
Increíblemente, en pleno proceso de excomunión, fue seleccionado para predicar un retiro de Cuaresma en el Palacio Apostólico del Papa. Seguidamente le levantaron la excomunión porque, según parece, «se había arrepentido».
Podría haber sido un caso aislado, grave, pero aislado; sin embargo, en al menos dos ocasiones en el pasado, el Papa Francisco ha intentado inexplicablemente (y sin éxito) proteger de la justicia a sus aliados abusadores.
Obviamente, el diablo está más preocupado por aumentar el número de pecados que por ocultarlos para recordar que Bergoglio, antes de convertirse en Papa, encargó un informe cuyo objetivo era mantener fuera de la cárcel al abusador de niños argentino, el padre Julio Grassi; también trató de proteger al obispo depredador argentino Gustavo Zanchetta «colocándole» en un puesto de alto nivel en las finanzas del Vaticano, y se negó a proporcionar los documentos exigidos por el tribunal argentino que había de juzgar, y finalmente condenar, a Zanchetta a prisión. Ha habido otros episodios inquietantes.
Cierto es que muchos de los abusos ocurrieron bajo el Papa Benedicto, o bajo el ahora canonizado Juan Pablo, y nada se hizo entonces y nada se hace ahora, pero está empezando a parecer que, a pesar de los intentos de Francisco de distraer a todos con su bendición de las parejas homosexuales, el sacerdocio femenino y el sínodo sinodal, su pontificado, azuzado por el caso Ruppnick, podría estar a punto de terminar.
«Debemos tomar en serio, muy en serio, la posibilidad de que Bergoglio pretendiera obtener la elección mediante fraude… para hacer exactamente lo contrario del mandato que Jesucristo dio a San Pedro y sus Sucesores». Arzobispo Viganó.
Si bien es plausible que el Papa pudiera renunciar, son muy pocas las posibilidades de que esa opción prospere, puesto que una de las peculiaridades del derecho católico es que si un pontífice, en respuesta a cualquier presión, incluido un escándalo, anuncia su renuncia, entonces la misma se considera automáticamente inválida.
Me pregunto si Francisco debería asumir riesgos tan demenciales en nombre de criminales. La respuesta es «no», a menos que no hacerlo, por alguna razón inexplicada, fuera un riesgo aún mayor con nombre propio: Ruppnick.
los pérfidos jesuitas en estado puro y duro.
Jo…, no debería sorprenderme pero lo siento – o no- me escandaliza. Qué asco!… Francisco… estas ahí con los «migranteeees», también les llevas el KID de «salvamento» y el cuidado del alma para «Rita la cantaoraaaa», noooo?
¿Se la juega Su Santidad?
Interesante tertulia/debate este fin de semana, que afecta directamente al Papa Francisco, y de la que les hago partícipes. ¿Podría dimitir el Papa? ¿Hay motivos suficientes?
Hagamos un poco de historia para referirnos al detonante, su gran amigo P. Marco Ruppnick, jesuita esloveno, famoso artista del mosaico, con una rocambolesca y nada ejemplar historia personal.
Nos remontamos a 2018 para dejar constancia de que Ruppnick fue denunciado en Roma por absolver en un confesionario a su pareja sexual, siendo excomulgado en 2020.
¿El motivo? El abuso satánico del confesionario para absolver a una monja, «Anna», 58 años, del pecado de tener relaciones sexuales con él mismo (a principios de los años noventa, según «Anna», el P. Ruppnick había abusado de 20 hermanas).
Increíblemente, en pleno proceso de excomunión, fue seleccionado para predicar un retiro de Cuaresma en el Palacio Apostólico del Papa. Seguidamente le levantaron la excomunión porque, según parece, «se había arrepentido».
Podría haber sido un caso aislado, grave, pero aislado; sin embargo, en al menos dos ocasiones en el pasado, el Papa Francisco ha intentado inexplicablemente (y sin éxito) proteger de la justicia a sus aliados abusadores.
Obviamente, el diablo está más preocupado por aumentar el número de pecados que por ocultarlos para recordar que Bergoglio, antes de convertirse en Papa, encargó un informe cuyo objetivo era mantener fuera de la cárcel al abusador de niños argentino, el padre Julio Grassi; también trató de proteger al obispo depredador argentino Gustavo Zanchetta «colocándole» en un puesto de alto nivel en las finanzas del Vaticano, y se negó a proporcionar los documentos exigidos por el tribunal argentino que había de juzgar, y finalmente condenar, a Zanchetta a prisión. Ha habido otros episodios inquietantes.
Cierto es que muchos de los abusos ocurrieron bajo el Papa Benedicto, o bajo el ahora canonizado Juan Pablo, y nada se hizo entonces y nada se hace ahora, pero está empezando a parecer que, a pesar de los intentos de Francisco de distraer a todos con su bendición de las parejas homosexuales, el sacerdocio femenino y el sínodo sinodal, su pontificado, azuzado por el caso Ruppnick, podría estar a punto de terminar.
«Debemos tomar en serio, muy en serio, la posibilidad de que Bergoglio pretendiera obtener la elección mediante fraude… para hacer exactamente lo contrario del mandato que Jesucristo dio a San Pedro y sus Sucesores». Arzobispo Viganó.
Si bien es plausible que el Papa pudiera renunciar, son muy pocas las posibilidades de que esa opción prospere, puesto que una de las peculiaridades del derecho católico es que si un pontífice, en respuesta a cualquier presión, incluido un escándalo, anuncia su renuncia, entonces la misma se considera automáticamente inválida.
Me pregunto si Francisco debería asumir riesgos tan demenciales en nombre de criminales. La respuesta es «no», a menos que no hacerlo, por alguna razón inexplicada, fuera un riesgo aún mayor con nombre propio: Ruppnick.
—RUFO COSTALES
Estos jesuitas no creen en Dios.
Se cargan a un obispo polaco con 59 años.
Seguro que casi nadie se sorprende, habría también que ver que enseñanzas imparten los jesuitas en sus oficinas de asesoramiento a la comunidad LGTBI…