El rebote de Amadeo ha sido grandioso y el de los suyos hasta ridículo. Lo de bendecir a los fieles con la fotografía del ya emérito como si fueran los Santos Evangelios roza ya el esperpento.
Por otra parte, la campaña contra el nuevo obispo, parece una declaración de guerra que no pocos piensan que implica la renuncia del emérito al «palacio» que se había levantado en Jaén.
Si desaparece de la que fue su diócesis se interrogan los jiennense sobre si se irá solo o se llevará también a su secretario. Siempre en el caso de que éste quiera acompañarle que todavía está por ver. Porque sería acompañarle a la nada.
A Infovaticana han llegado también los ecos del monumental enfado episcopal.
https://infovaticana.com/2021/11/08/jaen-y-la-rabieta-de-amadeo-rodriguez-magro/
Si se fija bien, el sacerdote está en la homilia mostrando a los niños una imagen del obispo. Este domingo fue el día dela Iglesia Diocesana. Por si no había caído en la cuenta.
Estuve presente en la celebración donde el sacerdote mostro la imagen el Obispo para explicar durante la homilía del día de la Iglesia Diocesana quien era el Obispo de la Diócesis y cual era su tarea como pastor. En ningún caso impartió la bendición.
Hay que ser malicioso… No está bendiciendo con el cuadro del obispo… Bendición con todos sentados? En qué momento litúrgico?
Como no tenemos bastante con la papolatría, ahora también la episcopolatría.
Hay que tener en cuenta también las hazañas de la patética comisión de nombramientos episcopales que le nombraron al Nuncio y en la que han tenido mucho que ver en el tema de Jaén. Desde luego, debería caerles la cara de vergüenza.
Queremos pastores según el Corazón de Cristo
Esa información y comentario es sesgada y falsa, ya que EN NINGÚN MOMENTO se estaba bendiciendo a los fieles. En la homilía se estaba dando una catequesis a los niños de segundo de primaria, y al hablar de la estructura de la Iglesia se le dijo a los niños que el encargado de la diócesis era el señor obispo, y para que lo conocieran se enseñó la foto, dejando bien aclarado que ahora mismo era el administrador apostólico, ya que el obispo cambiaba en dos semanas. Creo que el señor encargado del blog podría informarse un poquito mejor antes de hacer este tipo de juicios de valor. No hay peor mentira que una verdad a medias (En este caso es verdad lo de la foto, pero es mentira que se bendijera a nadie, que es lo que está siendo tan duramente criticado)
Algunas precisiones:
La diócesis se encuentra sumida en una grave crisis, con el clero más rosa de todas las diócesis, desgobierno total y en la sombra por el VG que también es Franquista y si no investiguen un poco quién es su mejor amigo.
Por cierto el de la foto es el Rector del Seminario.
El piso del emérito es un ala entera del seminario, donde vivían 15 sacerdotes, con últimas calidades e incluso todo robotizado.
Imaginense como estaremos para que tengamos un nuevo obispo en menos de un mes, cuando aparentemente no habia mas problemas.
El VG es el otro gran problema, ya no solo por franquista como su amigo que Usted nombra (al que protegió pese a amenazar de muerte públicamente a una joven). El pisito pues se quedará ahí. A ver si son valientes de publicar lo que en las reuniones del sínodo diocesano se están diciendo. En Baeza mi esposa en sus grupos de trabajo todos dispararon contra el clero establecido y especialmente contra el VG.
Por cierto, el Sínodo es una soplapollez.
Aclaro, no protegió al amigo, sino al hijo del amigo
Y tú has visto el “ala”. Ayyy, que te delatas solito.
Creo que el emérito lleva la misma cruz pectoral que el papa Francisco. Luego pertenece a la secta de Francisco.
Ni Gil Tamayo ni García Beltrán salen bien parados en el artículo.
Todo esto solo demuestra una cosa: la urgentísima necesidad de reformar a fondo el procedimiento de nombramientos episcopales. Sobre todo porque ahora se sabe todo, las intrigas y cabildeos eclesiásticos (que siempre han existido pero que antes solo conocían unos pocos) ahora se hacen públicas, como ha ocurrido aquí. Algo que no beneficia en nada la escasísima autoridad que les queda a los obispos —este es, en mi opinión, el gran mal de la Iglesia posconciliar, el colapso casi completo de la autoridad episcopal, fenómeno que sería interesante analizar.