Y Dios, además, suele bendecir la siembra con una buena cosecha. Que si en algún caso no viniera ello no hace que el sembrador tire sus aperos. Vuelve a sembrar ilusionado. Don Juan Antonio Reig, obispo de Alcalá, es un obispo sembrador. Ya podían imitarle unos cuantos otros a los que en sus diócesis ni se les ve ni se les espera. Y de alguno, si no se supiera nada de él mejor sería. Hay, pocos afortunadamente, que siembran abrojos. Más dan la impresión de cigarras. O no siembran, siembran pero no cuidan y los hay que incluso recogen, tras su trabajo, no mucho, un pequeña cosechita de la que nadie se entera. Creo que lo mínimo que puede hacer un obispo es currársela. Y que se vea que se lo curra. De monseñor Reig no hay la menor duda. Lo hizo en Murcia, que no se nos enfade nadie, en la diócesis de Cartagena, provincia de Murcia, y ahora lo está haciendo en Alcalá. Y el Señor bendice su curro. En medio de su pueblo. Porque en él está siempre y con una presencia notable. Se nota también la respuesta. Tiene Don Juan Antonio un don de Dios que es el de hacerse querer. Pero el don, para que se note, precisa una correspondencia. Y él corresponde. Y vaya si se nota. No soy, ni he sido, diocesano de Cartagena ni de Alcalá pero algo conozco de ambas. Y en ambas, no voy a decir que me sorprendió pero sí que me agradó muchísimo el afecto de tantos a su obispo. Hace poco alguien me decía en la ciudad de Cisneros y Cervantes: Tenemos un regalo de Dios. Lo que ahora os traigo es una pequeña muestra más, si queréis de poca importancia pero cuando nadie hace nada hasta las pequeñeces son importantes, que es una muestra más de que Don Juan Ignacio está en todo. En la adoración permanente, en Paracuellos, en el holy winn, en el paso constante por sus parroquias, en el empeño por volver a llenar el convento que se vacía, en la misa por el modo extraordinario, en el encuentro habitual con los fieles… He visto, no pocas veces, como el obispo no se sabe ir. Todo fiel que se acerca a él tiene la sonrisa y la escucha. Y eso, tan anormal, en la diócesis alcalaína es lo habitual. Se le ve feliz entre el pueblo de Dios. Y al pueblo de Dios encantado de intercambiar aunque sea un saludo de dos segundos con su obispo. Hoy me hago eco de la última de Don Juan Antonio. Sacar a muchos niños a la calle a cantar villancicos en la víspera de Navidad. Y él feliz entre ellos, con ellos. Con absoluta naturalidad. Como la del padre con sus hijos. En este caso con sus hijos y sus nietos. Leed la crónica y sobre todo ved el vídeo: http://www.obispadoalcala.org/noticiasDEF.php?subaction=showfull&id=1450874350&archive= Fue un acto eclesial, alegre y participativo. Como deben ser nuestros actos. Yo del vídeo subrayaría dos imágenes. Cuando le ponen una estrella en el abrigo del obispo que él acoge con cara de encantado y la de dos monjas bailando felices una conga en la alegría de la comunidad fraterna. Quien tantas veces ha protestado de bailes absurdos ante el altar, su intervención en Alcalá me pareció reconfortante y prueba de que somos una gran familia la de los hijos de Dios en nuestra Santa Madre Iglesia. Creo que son religiosas del Hogar de la Madre, instituto que conocí hace poco más de un mes y precisamente en la diócesis de Alcalá. Me parecieron unas religiosas estupendas.
El que siembra recoge
| 23 diciembre, 2015
Sí, monseñor LIvieres (RIP) también sembró mucho y lo que recogió todos lo sabemos…
Obispos que tienen lo que hay que tener, redaño.
Y ademas de todo eso, tiene y fomenta el Camino Neocatecumenal en su diocesis.
Don Juan Antonio es un regalo de Dios.
Pues al hilo de las religiosas del Hogar de la Madre, en la diócesis de Santander (donde creo que nacieron) no las están poniendo las cosas fáciles desde el Obispado. Ver artículo de El Diario Montañés: http://lector.kioskoymas.com/epaper/viewer.aspx?noredirect=true
reig pla, sin lugar a dudas el mejor de españa. ojala que a bergoglio no se le ocurra misericordiarlo un día de estos como lo hizo con el difunto monseñor livieres.
Un buen obispo, ciertamente. Si en España hubiera unos cuantos así, otro gallo cantaría. Y felicidades a la Diócesis de Alcalá.
Pues de su paso por Segorbe no nos dice Ud. nada. Algunos diocesanos de Reig Pla de entonces, para nada sospechosos de no fieles a la doctrina o a la Iglesia, me han hablado muy mal. No voy a narrar lo que me contaron porque no lo veo oportuno.
Si en Cartagena y Alcalá ha sabido ser un buen obispo pues me alegro mucho.
Grandísimo obispo. Dios le conserve muchísimos años. Y ojalá hubiera unos cuantos mas como él