Artículo de Oriolt en Germinans: http://germinansgerminabit.blogspot.com.es/2015/07/el-cardenal-vuelve-tener-la-vista.html Totalmente de acuerdo con él, y gracias por la afectuosa mención, en lo que el mejor Sistach es el de la prórroga. Lástima que ésta no pueda ya exceder más de un año y nueve meses. Y supongo que no llegará a tanto. Lamento que así como le han operado con éxito de un desprendimiento de retina no puedan hacerle también un lifting de unos cuantos años. No deja de ser curioso que quien acuñó el término Nostach y uno de los más acreditados redactores de Germinans hayamos llegado a esa conclusión. Y creo que Oriolt y quien esto firma no hemos cambiado nada nuestro modo de pensar. Si ha habido cambios, y ciertamente a mejor, ha sido en la otra parte.
¡Ay la política!
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No conozco de nada al card Martinez, sólo lo leido en el blog.
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En el blog siempre se ha mantenido que es de buena doctrina luego las nostachadas vienen de la política, de querer quedar bien o de querer ascender. Tampoco importa demasiado.
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Ahora que ya ni va a ascender ni le tendrá que agradecer nada a ningún político, sale el obispo que estaba disimulado y ejerce como tal.
Esperemos que el tiempo que le quede sirva para hacer cosas importantes en beneficio de la Iglesia. Que puede hacerlas.
De cualquier forma, en Sistach se puede entreveer un fondo
de bondad y verdad que dificilmente acertamos a descubrir en Kasper,
Ese si que es un elemento peligroso para el rebaño de Cristo.
Todos los redactores de Germinans no piensan el pontificado de Sistach esté siendo tan favorable para la Diócesis de Barcelona. Hace unos días, Fracesco della Rovere escribía lo siguiente: «Según leo en La Cigueña de la Torre, este pasado fin de semana hubo una macro-ordenación en la catedral de Toledo de siete sacerdotes y dieciséis diáconos, algo impensable en la mayoría de diócesis, incluyendo algunas tan grandes como la de Barcelona, donde los números paupérrimos, desde que Mn. Turull es rector del Seminario, son motivo de verdadera preocupación. El año pasado se ordenaron tres sacerdotes y el anterior dos, y no siempre jóvenes, aunque se enfade el P. Patrick por decirlo. Con estas cifras está quedando una diócesis envejecida y condenada a la parálisis eclesial, mientras que en Toledo se ven sacerdotes jóvenes, debidamente uniformados, por todas partes».