«Empezamos otro día de noticias de fondo y empezamos por el inefable Paglia. La propia Academia Pontificia para la Vida ha intervenido con un comunicado fechado el 24 de abril: «Con respecto a las interpretaciones incorrectas del pensamiento del arzobispo Paglia, la Oficina de Prensa de la Academia Pontificia para la Vida precisa lo siguiente». «Mons. Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, reitera su ‘no’ a la eutanasia y al suicidio asistido, en pleno apego al Magisterio». Lo escrito, escrito está, Paglia se ha pasado y se ha pasado por escrito. El reciente discurso del presidente de la Academia Pontificia para la Vida sobre el suicidio asistido, publicado íntegramente el pasado viernes, no se presta a mucha confusión y existe la clara aprobación de Paglia a una ley sobre el suicidio asistido como «mediación jurídica».
La moral católica contempla acciones «intrínsecamente malas» -como el suicidio- que de ninguna manera pueden cambiar su connotación incluso en presencia de un buen fin o circunstancias particulares. Encontramos antecedentes en su intervención sobre la tristísima historia de Alfie Evans, cuando salió diciendo que la decisión del Tribunal Superior de Londres con la que se suspendió la ventilación y la hidratación, que poco después provocó la muerte del pequeño Alfie, había puesto fin en realidad a una situación de «obstinación terapéutica».
El aspecto aún más problemático es cuando Paglia afirma que la Iglesia católica «no tiene un paquete de pret-a-porter, de verdades envasadas, como si fuera un dispensador de píldoras de la verdad. «El pensamiento teológico evoluciona en la historia, en diálogo con el Magisterio y con la experiencia del pueblo de Dios, en una dinámica de mutuo enriquecimiento”. Según Paglia la Iglesia no es el custodio de la verdad, de una verdad eterna que como tal es independiente de las épocas históricas; verdad debe ser «encarnada» en cada época, según el espíritu de toda verdadera reforma que es siempre renovación en, ni contra ni más allá de la Tradición. La verdad es la vara y medida de la realidad y no al revés. Paglia admite el principio cardinal del historicismo, que todo es fluido, todo es relativo, todo cambia y evoluciona».
Parece que ya es hora de no decir: » Apaga y vamonos » sino:»Apaglia y vamonos…» Que tipo tan pintoresco…tan peligroso para la Fe Catolica, pero mientras tenga poderosos padrinos ya puede decirnos cualquiera barbaridad teologica.
Si las verdades de la Iglesia son cambiantes, en cualquier momento viene un mentecato y nos dice que los diez mandamientos están pasados de moda y hay que «actualizarlos». Aprovecho para añadir dos obviedades: Paglia todavía puede ser hecho cardenal mientras Milán, Turín, Venecia, Génova, Palermo (y Nápoles muy pronto) no tienen purpurado votante.
¿No se ha colgado aún?
Si el escrito de Paglia fue escrito con la aprobación de Francisco, como suele ser uso en quien habla desde un dicasterio, ¿por qué esa pseudorretractación a posteriori? ¿Asistimos a la vieja táctica de Francisco quien cuando se advierte del disparate sonoro venía Lombardi para decir digo donde dije diego. Pero Lombardi se marchó y el disparate se abrió camino sin freno. ¿Ha llegado esa postura a los dicasterios?