Un grupo de religiosos, no muy numeroso, se ha reunido para considerar el futuro de esa vida. http://www.revistaecclesia.com/el-futuro-de-la-vida-religiosa-la-vida-religiosa-del-futuro-colquio-organizado-por-editorial-verbo-divino/ No tengo nada que objetar a la reunión. Quienes quieren se reúnen cuando quieren y para tratar de lo que quieren. Faltaría más. Hace unos años una reunión así no hubiera tenido el menor sentido. En los sesenta del pasado siglo porque la vida religiosa estaba pletórica de vocaciones y realidades. Todo el futuro era suyo. Años después, cuando ya era evidente la hemorragia, tampoco. Todos y todas se negaban a reconocerla. Hoy es ya tan clamoroso el desastre que se ponen a analizarlo. Creo que mal porque no cabe otro análisis que reconocer el suicidio en el que se embarcaron e intentar reconducirlo por vías nuevas. Pero eso evidentemente no es el caso. Con más de lo mismo no hay el menor futuro. Y en algunos y algunas ya ni posibilidad de enmendarlo. Cuatro ancianos que no atraen a nadie. Al menos en España. Las invocaciones a los laicos y a los movimientos es reconocimiento del fracaso. Claro que la Iglesia no se va a morir, queden muchos o menos, pero aquí de lo que se trata es de la vida religiosa. Hoy agonizante en España. Con los laicos no deberían contar con más que los de su dirección, terciarios, congregantes marianos, hoy esa nada que son las CVX… Los demás son totalmente ajenos a ellos. Y ya los movimientos… ¿Hay alguno importante de dependencia de órdenes o congregaciones? Pero bien está que piensen en su futuro. Por negro que sea. Tal vez en la próxima reunión encarguen su funeral. En el caso de que crean en funerales que hasta es para dudarlo. Ayer me encontré con un pequeño grupo de religiosas. Todas con su hábito. No eran ninguna decrepitud. Las había mayores, medianas y jóvenes. Alegres, simpáticas, una de ellas simpatiquísima, dedicadas a una muy hermosa labor con personas mayores, de lo que tengo conocimiento y agradecimiento personal. He rezado en Zaragoza ante la tumba de su fundadora, una santa como la copa de un pino de mucha copa, y les tengo declarada simpatía. Ayer la redoblé. Esas son monjas. O para ser más exacto, religiosas. Se las ve en sus obras y hasta en su aspecto exterior. Tenemos un común amigo, otro cura como la copa de un pino, y como él se encarga de hacer de puente pues otro abrazo a él y a la monja simpatiquísima. Y a lo que iba. Ya son conscientes del abismo. Lo tienen ante sus ojos y lo han visto. No es imaginación de una cigüeña imaginativa y profeta de calamidades que no van a llegar. Están ahí. Tremendas. Terminales. Terroríficas. Han matado en muchas órdenes y congregaciones la vida. No voy a decir la blasfemia de que eso no lo arregla ni Dios. Pero lo gravísimo es que, tras tanta traición y abandono, da la impresión de que Él, tan rico en misericordia, no parece por la labor. Requeriría mucha oración y mucho arrepentimiento y eso no es lo que parece. Una reunioncita de arruinados no sirve para nada si lo que aparenta es seguir caminando hacia el suicidio.
El futuro de la Vida Religiosa
| 29 marzo, 2015
Por cierto, ¿no se puede hacer nada con la musiquilla esta infame que suena sin poderla parar ni quitar el volumen…?
Manda h… ¡¡¡si hasta viene con karaoke!!!
Además, esta panda de cursis de Hillsong son pentecostales…
Si tanto le gustan al webmaster, podría empezar a plantearse el cambio de nombre de infovaticana por infopentecostal o infowittemberg o infoginebrina…
Si es que hasta en el blog del Sr. de la Cigoña tenemos que sufrir el deplorable gusto musical postconciliar…
Y no falta ni la referencia a «la voz profética». Los que vivimos los 70 recordamos que en el postconcilio todo lo que molaba a los progres era «profético». Profético por aquí y por allá… Yo todavía no me he recuperado… Es que era de risa. Había, por ejemplo, un obispo, Helder Camara, al que sistémáticamente, cada vez que se le nombraba, se le tildaba de tal hasta el punto de que parecía que, en realidad, se llamaba don Profético Helder Cámara…
«Hay que destacar la opinión unánime sobre la gran labor que se ha hecho en la Vida Consagrada tras los 50 añosdel Concilio Vaticano II».
Pero…
Pero…
¿Gran labor? Es asombroso. ¡Ciegos guías de ciegos! Y tan contentos… y dándose palmadas en la espalda, mientras se recomiendan unos a otros cuál es el mejor pegamento para que no se te caiga la dentadura postiza….
Que pare el autobús, que yo me bajo…
Qué pais, y qué paisanaje…
Están repitiendo lo mismo de los años 70 y 80, en los que echaban a un postulante por encontrarle una estampa en el breviario. Las fronteras, etc…., además los mismos tertulianos de hace 30 años, el Arregui, de una de las provincias más florecientes de la Orden Franciscana, en la que no entra nadie desde hace 40 años y se han salido la tira.
Porqué no han invitado a otros religiosos que no piensan como ellos, porque la vida religiosa sí está floreciendo en otros institutos y monasterios tradicionales, pero no conviene que se sepa. Ojos que no ven, corazón que no siente.
¡lo advertí!… ¡lo advertí!…
Comparto lo que yo viví.
En los finales de los 90 era yo un religioso de los pocos (muy pocos) que llevaban hábito y trataban de vivir una vida «consagrada». Me esforzaba por re-conectar con la corriente de vida que brotaba la experiencia religiosa del fundador. Se reían de mi.
Se hablaba de refundar la vida religiosa. Yo decía que aquello era un suicidio, que sería desconectar con el espíritu fundacional. Se reían de mi.
Se repetía machaconamente el eslogan de que debíamos ser «comunidades de frontera». Yo decía que debíamos ser comunidades de oración y signos visibles de la Jerusalén del Cielo . Se reían de mi.
Se repetía como loros que debíamos «ir a las periferias». Yo decía que debíamos volver a la interioridad, al corazón, a la experiencia viva de Dios. Se reían de mi.
Se decía que no debíamos ser «guardianes de museos». Llevar el hábito, las prácticas comunitarias de oración, las tradiciones de la orden eran cosas del pasado. Eso no decía nada a la gente de hoy y menos aún a los jóvenes. Yo les decía que la comunidad debía tener visibilidad, sobre todo de cara a la pastoral vocacional. «Lo que no se ve, no existe». No solo debíamos llevar hábito, sino que además debíamos tener un conjunto de actos comunes que dieran visibilidad a nuestra vida. Un conjunto prácticas que nos conectaran en concreto con nuestra tradición espiritual. Se reían de mi a mandíbula batiente.
Llegó un momento en que dejé de decir. No se escuchaba nada que viniera de mi. Estaba totalmente desacreditado. Yo era un muerto viviente; una especie de dinosaurio que por algún motivo incomprensible, todavía seguía vivo.
Tan solo podía ver, con tristeza, el fin al que se encaminaban todas aquellas decisiones. ¿Qué hacer cuando toda una comunidad ha decidido suicidarse? Al final les dí gusto, decidí de ser un estorbo y salir de la comunidad. Descansaron de mi y yo descansé de ellos. No tengo vocación de suicida.
Todo lo que predije, se cumplió. Punto por punto. ¡Lo advertí…!
Los estériles progrestantes y progresaurios herejes de la Editorial EVD, es decir los ex- religiosos que fueron en su dia católicos, trufados hasta la médula de soberbia diabólica, protestantismo y herejías, se extinguen, desaparecen se acaban, se desvanecen, se largan, se mueren sin vocaciones. GRACIAS SEAN DADAS A SAN JOSÉ !! ALABADO SEA DIOS!!!!
“Esto no es el acabose. Es el continuose del empezose” (Mafalda). Estos son los restos de la maravillosa PRIMAvera (de primos va la cosa), que algunos pretenden reeditar. Es más, nos amenazan con que ya estamos en sus primeros brotes.
Entre 1969 y 1976 (siete años), los sacerdotes de toda la Iglesia descendieron desde 413.000 a 343.000, y los religiosos desde 208.000 a 175.000. Y en esas andamos.
¡Vivan las primaveras postconciliares!
Pero que vivan lejos.
Einstein decía que hacer los mismo de siempre y esperar resultados distintos es de idiotas. Por lo visto, algunos se tapan los ojos, e insisten en lo mismo de siempre, y esperan resultados distintos. No tienen remedio.
Pues otro jesuita menos. Ha fallecido el Patino cura. DEP.
Ha fallecido el padre Martin Patino en la víspera de su noventa cumpleaños. DEP.
La Editorial Verbo Divino, que es la que ha patrocinado ese encuentro, ha sido una iniciativa editorial que ha precipitado, en aras de un progresismo absurdo y ridículo, el despeñamiento de muchas congregaciones religiosas. Intentan ahora poner un tapón a lo que es una vía de agua que nadie puede contener. Ellos, los de Verbo Divino, son muy culpables de lo que ha pasado.
Roma, ante la deriva siniestra de casi todas las órdenes religiosas, ya ha escogido permanecer en silencio y esperar con paciencia su fin.A partir de 2020, y algunas antes, docenas echarán el cierre y Roma se habrá quitado de encima sin mover un dedo a casi todos los que actualmente dinamitan la Iglesia desde dentro.Creo que la estrategia vaticana es mala, pero con la ventaja de que resulta muy cómodo dejar que la muerte haga su trabajo.
El título está equivocado. El problema no es si la vida religiosa tiene futuro. La cuestión es si esa vida que hay apagándose en la Iglesia es religiosa. Y la respuesta es clara: NO.
Pensaban los primaINFERNALES que destrozar la Iglesia, como hacen los islamistas con los budas, saldría gratis. Pero no. Nada es gratis en esta vida, y suicidarse menos. El problema está en que ya es demasiado tarde para rectificar.
Dice Vd. que la iglesia no se va a acabar. Pues yo me pregunto a veces si la gente que nace hoy tendrá acaso un sacerdote que les entierre. Y mucho me temo que la respuesta sea un NO.
Eso sí, yo siempre he defendido que el Modernismo cuanto antes cierre la persiana, mejor. Porque Cristo dijo que nunca abandonaría a su Iglesia, lo que no dijo es que su Iglesia nunca lo abandonaría a él.
Los laicos son los que proveen a las ordenes religiosas y a los seminarios. No es que no puedan suplantar, como escribe Hermenegildo, es que su carisma, su servicio o su misión es otra. Nadie puede pedirle a un padre de familia que viva como un cartujo, pero tampoco a un cartujo que viva como un padre de familia. No se pueden suplir porque sus cometidos distintos (el celibato esta en el origen de esta afirmación) . Las ordenes se mueren porque abandonan su carisma original o al menos lo entenebrecen en un intento de aggiornamento que tiene bastante que ver con los enemigos del alma. Los carismas de estas órdenes fueron aceptados por la Iglesia, «por ser un bien de la propia Iglesia, no por ser un bien de la propia orden» En tanto Iglesia y orden estuvieron en comunión, ocupando cada una su lugar, el pueblo de Dios, mansamente iba suministrando fieles que mantuvieran el testimonio de tantos santos fundadores. Pero algo se rompió, algún iluminado comenzó a cuestionar la visión de San Ignacio, o de San Francisco o de Santa Beatriz de Silva- por poner ejemplos- y esa comunión dejó de existir. Cuando pedimos por el Pueblo Santo de Dios en cada Eucaristía, pedimos de una manera especial por la presencia del Espíritu Santo en medio de este pueblo. Yo creo firmemente en esa presencia, y en la historia se ve que lo que el pueblo de Dios no sigue, termina por desvanecerse. No es una cuestión de democracia, ni de números, es que Dios «con la boca de los niños de pecho afirma su Gloria» y hay muchas ordenes que deberían hacer un acto de conciencia y pedir perdón a este pueblo, que era al que tenían que servir y no a un ídolo disfrazado con el nombre de su propia congregación. Pobres, ahora recogen los frutos… Y no me alegro, pero el Juicio de Dios es inexorable. Quizás tengan que surgir reformadores que vuelvan las cosas a sus orígenes, o tal vez morir para que aparezcan nuevas órdenes. Dios dirá.
Quizás sea hasta lógico, porque hoy en día salvo monjas contemplativas o monjes, la verdad es que la vida religiosa casi sobra, yo creo que es la hora de los laicos comprometidos, es decir familias cristianas con compromiso y que evangelicen o al menos influyan en su entorno, o laicos célibes pero en la vida mundana sin ser mundanos. Quizás las Ordens religiosas cumplieron un papel importante en su tiempo, pero ya no son necesarios, y si tenemos en cuenta que se han mundanizado tanto, pues para eso que cada uno viva en su casa. Es una opinión no sé si estoy en lo cierto.