El designado no es teólogo sino «besólogo» término que invento para responder a sus inquietudes; también admirador de la «dignidad de las villas miserias» cuando era rector de eso que hoy es la UCA. La sentencia de Dante: «la confusión de las personas principio fue del mal de las ciudades se aplica a nuestra Iglesia de hoy en esta «hora de tinieblas». Es verdad que la barca de Pedro no puede hundirse, pero en palabras de un Papa, «pueden ahogarse los navegantes»
La carta con la que se despide de su Arquidiócesis es una confesión pública de su absoluta ineptitud, «violentada» por el amiguismo papal, en un relato que cuenta su promoción en términos de un culebrón de satisfecha autorreferencialidad: lo humilde que soy, lo maravilloso de mi entretenimiento teológico al frente del Dicasterio, y lo bueno que va a estar mi apartamento. Da vergüenza leerlo.
Qué caída estrepitosa del papel del Dicasterio (y del magisterio).
Entre el «bésame» y «los amores de Leticia» (amoris laeticiae) estamos bien distraídos… Esto es un no parar… «» el acabóse del empezose»como dijo una vez la argentina Mafalda
La carta de nombramiento es peor, si cabe, que el nombramiento mismo. En particular, declara INMORALES todas las anteriores condenas provenientes de la Congregación o Dicasterio. Muller y Ladaría, por alusiones, deberían decir alguna cosa, ya que Ratzinger no está en este mundo. Por no hablar de todos los ex-miembros de dichos organismos , cuyos dictámenes suelen ser compartidos, no individuales.
El designado no es teólogo sino «besólogo» término que invento para responder a sus inquietudes; también admirador de la «dignidad de las villas miserias» cuando era rector de eso que hoy es la UCA. La sentencia de Dante: «la confusión de las personas principio fue del mal de las ciudades se aplica a nuestra Iglesia de hoy en esta «hora de tinieblas». Es verdad que la barca de Pedro no puede hundirse, pero en palabras de un Papa, «pueden ahogarse los navegantes»
La carta con la que se despide de su Arquidiócesis es una confesión pública de su absoluta ineptitud, «violentada» por el amiguismo papal, en un relato que cuenta su promoción en términos de un culebrón de satisfecha autorreferencialidad: lo humilde que soy, lo maravilloso de mi entretenimiento teológico al frente del Dicasterio, y lo bueno que va a estar mi apartamento. Da vergüenza leerlo.
Qué caída estrepitosa del papel del Dicasterio (y del magisterio).
Entre el «bésame» y «los amores de Leticia» (amoris laeticiae) estamos bien distraídos… Esto es un no parar… «» el acabóse del empezose»como dijo una vez la argentina Mafalda
La carta de nombramiento es peor, si cabe, que el nombramiento mismo. En particular, declara INMORALES todas las anteriores condenas provenientes de la Congregación o Dicasterio. Muller y Ladaría, por alusiones, deberían decir alguna cosa, ya que Ratzinger no está en este mundo. Por no hablar de todos los ex-miembros de dichos organismos , cuyos dictámenes suelen ser compartidos, no individuales.
Con «Inmorales» se refiere a las torturas de la Santa Inquisicion … Se llamaban «tormentos» ..
Este llega tarde. Ya lo canto Sara Montiel: bésame 🎶 bésame 🎶 mucho 🎶 cómo si fuera 🎶 la última vez 🎶