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El coronavirus y un obispo sensato

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En mi opinión más que nuestro Catalá. Que me parece algo precipitado.

Es el obispo de Belley-Ars, Pascal Roland (14.1.1951)

Comunicado de prensa de Monseñor Pascal Roland, obispo de Ars-Belley:

Más que a la epidemia de coronavirus, debemos temer a la epidemia del miedo. Por mi parte, me niego a ceder al pánico colectivo y a someterme al principio de precaución que parece mover a las instituciones civiles.

Así que no tengo la intención de emitir instrucciones específicas para mi diócesis: ¿los cristianos dejarán de reunirse para rezar?  ¿Renunciarán a tratar y a ayudar a sus semejantes?  A parte de las precauciones elementales que todos toman espontáneamente para no contaminar a otros cuando están enfermos, no resulta oportuno agregar más.

Deberíamos recordar que en situaciones mucho más serias, las de las grandes plagas, y cuando los medios sanitarios no eran los de hoy, las poblaciones cristianas se ilustraron con pasos de oración colectiva, así como  por la ayuda a los enfermos, la asistencia a los moribundos y la sepultura de los fallecidos.  En resumen, los discípulos de Cristo no se apartaron de Dios ni se escondieron de sus semejantes, sino todo lo contrario.

¿El pánico colectivo que estamos presenciando hoy no revela nuestra relación distorsionada con la realidad de la muerte? ¿No manifiesta la ansiedad que provoca la pérdida de Dios?  Queremos ocultarnos que somos mortales y, al estar cerrados a la dimensión espiritual de nuestro ser, perdemos terreno.  Disponiendo de técnicas cada vez más sofisticadas y más eficientes, pretendemos dominarlo todo y nos ocultamos que no somos los señores de la vida.

De paso, tengamos en cuenta que la coincidencia de esta epidemia con los debates sobre las leyes de bioética nos recuerda oportunamente nuestra fragilidad humana.  Esta crisis global tiene al menos la ventaja de recordarnos que vivimos en una casa común, que todos somos vulnerables e interdependientes, y que es más urgente cooperar que cerrar nuestras fronteras.

Además, parece que todos hemos perdido la cabeza.  En cualquier caso, vivimos en la mentira.  ¿Por qué de repente enfocamos nuestra atención sólo en el coronavirus?  ¿Por qué ocultarnos que cada año en Francia, la banal gripe estacional afecta a entre 2 y 6 millones de personas y causa alrededor de 8000 muertes?  También parece que hemos eliminado de nuestra memoria colectiva el hecho de que el alcohol es responsable de 41000 muertes por año, y que se estima en 73000 las provocadas por el tabaco.

Lejos de mí, entonces, la idea de prescribir el cierre de iglesias, la supresión de misas, el abandono del gesto de paz durante la Eucaristía, la imposición de este o aquel modo de comunión considerado más higiénico (dicho esto,  cada uno podrá hacer como quiera), porque una iglesia no es un lugar de riesgo, sino un lugar de salvación.  Es un espacio donde acogemos al que es Vida, Jesucristo, y donde, a través de Él, con Él y en Él, aprendemos juntos a vivir.  Una iglesia debe seguir siendo lo que es: un lugar de esperanza.

¿Deberíamos calafatear nuestras casas?  ¿Deberíamos saquear el supermercado del barrio y acumular reservas para prepararnos para un asedio?  ¡No!  Porque un cristiano no teme a la muerte.  Es consciente de que es mortal, pero sabe en quién ha puesto su confianza.  Él cree en Jesús, que le afirma: «Yo soy la resurrección y la vida.  El que cree en mí, aunque muera, vivirá;  y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre”(Juan 11, 25-26).  Él se sabe habitado y animado por «el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos» (Romanos 8:11).

Además, un cristiano no se pertenece a sí mismo, su vida debe ofrecerse, porque sigue a Jesús, quien enseña: “El que quiera salvar su vida, la perderá;  pero quien pierda su vida por mí y el Evangelio, la salvará ”(Marcos 8:35).  Ciertamente, no se expone indebidamente, pero tampoco trata de preservarse.  Siguiendo a su Maestro y Señor crucificado, el cristiano aprende a entregarse generosamente al servicio de sus hermanos más frágiles, con miras a la vida eterna.

Entonces, no cedamos ante la epidemia de miedo. No seamos muertos vivientes. Como diría el Papa Francisco: ¡no os dejéis robar la esperanza!

+ Pascal ROLAND

https://catholique-belley-ars.fr/notre-diocese/notre-eveque-et-ses-conseils/textes-de-mgr-roland/en-2020/epidemie-du-

Comentarios
26 comentarios en “El coronavirus y un obispo sensato
  1. Mis disculpas, pero he advertido una forma de trato recíproco que no parece muy «Cristiana» al referirse los unos a la opinión de otros (o a la del Obispo). Alguien podrá estar equivocado y alguien acertado, en algo o en un todo, mas eso no debe ser excusa para dejar que el maligno se haga dueño de nuestras lengua. Gracias.

  2. Como podemos ver en el siguiente enlace:
    https://sevilla.abc.es/andalucia/sevi-diocesis-andaluzas-no-tienen-criterio-comun-frente-coronavirus-202003032159_noticia.html
    Las diócesis de Andalucía no tienen un criterio común…o sí…el de no alarmar…menos Málaga. Málaga es la única que toma medidas «preventivas», que restringen la debida sacralidad del rito (cosa inaudita por otra parte).
    Hasta Omella se muestra cauto y opuesto a tomar medidas cautelares sin una clara situación sanitaria…menos Málaga.
    Málaga mantiene la incordura (por no decir locura) de establecer medidas cautelares ante algo todavía suficientemente desconocido como para dejar hablar solo a los especialistas. Pero no solo eso, sino que las medidas impuestas (aunque diga recomendaciones) son contrarias a la propia base científica y epidemiológica más simple. Pero nada, erre que erre. Los sacerdotes progres (inmensa mayoría aún en Málaga, para desgracia de la diócesis y de la Iglesia en general) usan las «recomendaciones» para convertirlas en «prohibiciones» y así seguimos.
    El resto de diócesis, incluidos Omelloglio y Osoroglio, en cambio, se mantienen a la espera.

  3. A lo que dice LN, añado:
    Me consta que hay parroquias del centro de Malaga que están prohibiendo literalmente la comunión en la boca aludiendo al comunicado del obispo. Si leen bien, dice recomendamos y no prohibimos.
    Cuidado con esto porque nadie puede prohibir la comunión en la boca. Se saltan legislación eclesiástica.
    De locos, vamos.

  4. Y sigo esperando a ver si se desdice.
    No es de recibo, D. Jesús. No es de recibo.
    Deje de asesorarse con «los de siempre» y rodéese de especialistas de verdad. En Malaga hay muy buenos especialistas microbiólogos y preventivistas…y católicos, que no se dejan arrastrar por las noticias amarillistas y manipuladas de este Mundo.
    Espabile, D. Jesús, que está rodeado de analfabetos.

  5. Estamos ante un ejemplo magnífico de la influencia que los medios de comunicación ejercen sobre una sociedad idiotizada. El coronavirus no es peor que los cientos de virus que estamos sufriendo cada año. Y sino, consulten las estadísticas de mortalidad al respecto y compárenlas con las de pandemias como la gripe. ¿Es qué acaso han olvidado el show que se montó a costa de la gripe avial, y que al final quedó reducido a la nada? ¿Peste bubónica? Dejen ya de decir barbaridades, por favor. No estamos en el siglo XIV. Es increíble la facilidad y la rapidez con que se logra suscitar la paranoia en esta sociedad. Y eso sí es una epidemia terrible, la peor que podríamos padecer. Menos mal que todavía queda algún eclesiástico con dos dedos de frente. Porque, como no podía ser de otro modo, sobran prelados y curillas prestos a servir como tromboneros del mundanal ruído y a utilizar la Iglesia como caja de resonancia, tan sordos a los mandatos de Dios como extraordinariamente solícitos ante la más leve indicación procedente de los medios de comunicación.

  6. Dicho lo cual, me parece muy bien que se suprima el gesto de la paz porque no aporta nada y sirve para romper el recogimiento durante la celebración de la Misa.

  7. Mt. 8, 5-17 Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
    Si realmente creemos en Cristo que resucitó no tengamos miedo, pongamos nuestra alma el paz con Dios, nadie conoce la hora, hay que estar preparados frente a Dios (es la mejor vacuna) luego usar todos los medios humanos al alcance y sobre todo no hacer daño a los demás.

  8. Lo que queda clara aquí es una cosa:
    Málaga, como siempre, dando la nota…por querer ser los primeros.
    Y mira que hay que ser inútil de ponerse los primeros en algo que ni siquiera la sanidad española lo está siendo.
    Como siempre…Cagancho en Almagro.
    Otras diócesis, de las que debería aprender Málaga, sacando comunicados más certeros, con más sentido común y con menos «instrumentalización» desacralizadora.
    En fin…algún día podremos ver algo bueno en Málaga, pero hoy no…maaañaaanaaaa

  9. No puede haber sentido sobrenatural sin sentido común. Y a este obispo le sobran de los dos: fundamentalmente porque los ejerce. Sin miedos. Así que aún hay Esperanza en la Iglesia Católica. Algo que se agradece de veras: a Dios y al sr. obispo.

  10. Por lo menos, por los supermercados abiertos y las fronteras francesas abiertas, el coronavirus no pasará (perdón, no ha pasada).
    El texto de este obispo francés es excelente…

  11. Ya sabemos que el alcohol y el tabaco y la carretera producen miles de muertos. También sabemos que la obesidad y la hipertensión favorecen la aparición de ictus. Y que comer grasa si tiene el colesterol elevado es peligroso para nuestras arterias.
    Pero no veo nada absurdo por mucho que creamos en Dios y en sus inexcrutables designios , tomar medidas como no darse la paz , no santiguarse con agua bendita , no tener acceso a la saliva de otro feligrés mediante la comunión en la boca y alguna otra sencilla medida de puro sentido común.
    ¿ sabemos con certeza si todo esto del coronavirus es algo como fue la peste bubónica ? NO LO SABEN NI LOS MICROBIÓLOGOS EXPERTOS EN VIRUS MÁS SABIOS DEL MUNDO
    Por tanto , aunque las posibilidades de que sea una nueva peste bubónica sean muy pequeñas ….. ¿ qué pasa por tomar las medidas de precaución que ha ordenado el Obispado de Málaga ? ¿ Y si una diócesis dijera que se oiga misa 4 meses por la radio o por la tele y no de modo presencial , IBA A PASAR ALGO TERRIBLE ? ¡pues no !

    1. Se sabe seguro que la transmisión es por gotas, por tanto:
      – evitar menos de 1m de proximidad
      – evitar llevarse las manos a la boca, nariz y ojos

      Entonces…¿por qué hacer hincapié web la comunión en la boca?
      ¿No sería más seguro no dar comunión?
      ¿Esa que no hay quizás más contagio con las manos que con la boca?¿o el sacerdote no toca las manos de los fieles pero sí la lengua?
      ¿Es que estamos tontos o qué?
      ¡Qué fácil es tomar el pelo a los pardillos!
      Con una buena profilaxis del sacerdote (que es quien debe estar más limpio porque es la cadena de transmisión durante la comunión), lo correcto es precisamente la comunión en la boca, que tiene más defensas que la mano, que puede moverse por boca pero también por nariz y ojos (mucosa más desprotegida).
      Y eso sí… LAVABO antes del ofertorio OBLIGATORIO (que ya lo es en la OGMR, por cierto).
      Es que la «pandilla de siempre» es un disco rayado y van siempre a lo mismo… desacralización del Sacramento… ¿o no nos queremos dar cuenta?

  12. Otro subnormal antivacunas. El peligro de una epidemia ha de tomarse en serio y hacer lo que digan las autoridades sanitarias. Lo mismo que establezcan las autoridades, que son las que saben, para las escuelas y otros lugares civiles públicos, lo mismo la Iglesia. Está bien que cuidemos a los enfermos y nos queramos mucho. También que nos protejamos para que haya menos enfermos y que no nos contaminemos o contaminemos a los demás colaborando en que se difunda un virus más de la cuenta por nuestra negligencia. Psicosis no, cordura sí. El amor a los hermanos y a Dios pasa por el sentido común.

    1. MIGUELITA
      A ti si que te gustan las vacunas, pero con aguja gorda. Tu llamando subnormal a alguien, es para troncharse. Y luego hablas de sentido común, un chorras como tu que todavía no se ha enterado que no hay vacuna para este virus. Si es que no se puede ser mas gilipollas, bueno tu si, tu cada día te superas, debe de ser que te vacunan mucho. Por cierto el obispo no habla de vacunas, si es que cada uno habla de lo que es, vacunao.

      1. Lo de antivacunas me refiero a que hay gente que va de «antivacunas». Hay muchas maneras de vacunarse contra un virus. No solo poniéndose una inyección. Vacunarse también poniendo medidas profilácticas para defenderse de ello. La actitud de este obispo de no poner medidas por amor a Dios y a los hombres es la misma que la de los subnormales que dicen que no hay que vacunar a los niños o no hay que vacunarse de las enfermedades por amor a Dios, a los hombres y a la pacha mamma. Anda ya, Juan Nadie. Ese obispo es subnormal (su razonamiento está muy por debajo de la normalidad) o, si prefieres, anormal. Espero que tú no quieras serlo.

      2. No se meta usted con Miguelito, que está promocionado por Arana. Es uno de sus informadores zaragozanos.
        Venga, Miguelito. No te sulfures y tómate las pastillas. Y cuidado con tanta vacuna. Que Tú siempre has hablado mal de los que disfrutan vacunándose entre ellos, cuando tu eres de los que más se vacunan en Zaragoza.
        Es lo típico. El que lo dice, lo es. Acusando a otros ¿piensas que tú pasas desapercibido?

    2. ¿Ah, sí?
      Y…¿qué han dicho las autoridades sanitarias españolas?
      A lo mejor usted sabe más que el resto…¿nos ilustra, por favor?

    3. Claro, claro, que el ser investido con la autoridad pública hace a uno automáticamente sabio…pero vete a buscar a ver si hay una vacuna contra la idiotez Miguelito.

  13. Un texto maravilloso, lleno de sentido cristiano, que no sobra en estos días.
    Muchas gracias por traerlo a esta página

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