2 comentarios en “El Cojo de Calanda sigue teniendo a Omella en el punto de mira”
Se comentó en alguna página no se si aquí que los de Gobierno y por tanto los que gozan haciendo el mal si otros tontos los escuchan y no digamos si esos tontos están en Roma y pasan por el aro, que el candidato de separatistas y de los social-comunistas con Bolaños ministro perejil a la cabeza es Planellas. Candidato anodino que pasa sin pena ni gloria alguna en su archidiócesis de Tarragona.
Un nacionalista pleno de esos que cuelgan las esteladas en los campanarios y que da poca guerra para pasar despercibido. Fue notable cuando se le nombró puesto que parecía que en Roma no se quería congraciarse con el separatismo, pero subyace que de Tarragona pase a Barcelona como hizo Sistach.
Otros candidatos más del gusto de Omella podrían ser el Satué famoso, con lo que seguiría la tradición ya de este pontificado del carrerismo desaforado, o el tal Brótons o algún auxiliar de Barcelona, o quizás Escribano de Zaragoza que parece no tener opinión sobre nada, muy discreto, muy callado y con poco entusiasmo según dicen en Zaragoza. La ventaja es que sepa catalán o no sea totalmente extraño allí como en su día Omella que hablaba chapurreao; parece que Escribano procede del seminario de Lérida y es del sector de Omella al venir de Zaragoza o por lo menos leal a Omella.
Confieso que he entendido poco del artículo, lleno de dobles sentidos y alusiones enigmáticas. Me quedó claro lo de Tiburcia, lo del «lobi» arcoíris, lo del servilismo de Omella a Sotana Blanca y poco más. Creo que Omella intentará no ser relevado; pienso que, si lo sustituyen, intentará que sea por alguien de su cuerda y, por último, no tengo nada, absolutamente nada claro que Omella no dure en su puesto más que Sotana Blanca en el suyo, es decir, no sería descartable que su relevo lo decidiera otro pontífice. Punto final: mi opción preferida es la última y espero que el sustituto tenga, como mínimo, sesenta y cinco años (y que no nos nombren a un «niñato» que hipoteque la diócesis veinte o treinta años, como ha ocurrido en Madrid).
Se comentó en alguna página no se si aquí que los de Gobierno y por tanto los que gozan haciendo el mal si otros tontos los escuchan y no digamos si esos tontos están en Roma y pasan por el aro, que el candidato de separatistas y de los social-comunistas con Bolaños ministro perejil a la cabeza es Planellas. Candidato anodino que pasa sin pena ni gloria alguna en su archidiócesis de Tarragona.
Un nacionalista pleno de esos que cuelgan las esteladas en los campanarios y que da poca guerra para pasar despercibido. Fue notable cuando se le nombró puesto que parecía que en Roma no se quería congraciarse con el separatismo, pero subyace que de Tarragona pase a Barcelona como hizo Sistach.
Otros candidatos más del gusto de Omella podrían ser el Satué famoso, con lo que seguiría la tradición ya de este pontificado del carrerismo desaforado, o el tal Brótons o algún auxiliar de Barcelona, o quizás Escribano de Zaragoza que parece no tener opinión sobre nada, muy discreto, muy callado y con poco entusiasmo según dicen en Zaragoza. La ventaja es que sepa catalán o no sea totalmente extraño allí como en su día Omella que hablaba chapurreao; parece que Escribano procede del seminario de Lérida y es del sector de Omella al venir de Zaragoza o por lo menos leal a Omella.
Confieso que he entendido poco del artículo, lleno de dobles sentidos y alusiones enigmáticas. Me quedó claro lo de Tiburcia, lo del «lobi» arcoíris, lo del servilismo de Omella a Sotana Blanca y poco más. Creo que Omella intentará no ser relevado; pienso que, si lo sustituyen, intentará que sea por alguien de su cuerda y, por último, no tengo nada, absolutamente nada claro que Omella no dure en su puesto más que Sotana Blanca en el suyo, es decir, no sería descartable que su relevo lo decidiera otro pontífice. Punto final: mi opción preferida es la última y espero que el sustituto tenga, como mínimo, sesenta y cinco años (y que no nos nombren a un «niñato» que hipoteque la diócesis veinte o treinta años, como ha ocurrido en Madrid).