Don Marcelo

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El 25 de agosto de 2004 falleció el  cardenal arzobispo emérito de Toledo Don Marcelo González Martín. Por las fechas del aniversario de su muerte alguna persona relevante de las que le conocieron y trataron escribe un artículo de reconocimiento y en recuerdo de tan extraordinario pastor. Este año el obispo de San Sebastián monseñor Munilla.

Me es muy grato reproducirlo en homenaje sentidísimo a la inmensa figura eclesial de Don Marcelo.

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Un pastor de pastores

(In memoriam, Cardenal Marcelo González Martin)

Se cumplen ya 12 años del fallecimiento de un “pastor de pastores”, del que me considero “hijo”. Fue en el año 1979 cuando conocí al entonces Cardenal de Toledo, D. Marcelo González Martín. Al poco tiempo ingresé en el Seminario Conciliar de la Archidiócesis toledana. El año anterior, en noviembre de 1978, nueve obispos españoles, encabezados por D. Marcelo, habían publicado una carta pastoral en la que tuvieron el atrevimiento de señalar la ambigüedad con la que habían sido redactados algunos puntos del texto constitucional que se sometía entonces a referéndum. En aquella pastoral, entre otras cuestiones, se ponía en duda que la formulación genérica del artículo 15 de la Constitución Española –«Todos tienen derecho a la vida»— pudiera impedir la posterior aceptación del crimen del aborto en la legislación española…

Ciertamente, el posicionamiento de D. Marcelo no era políticamente correcto, ya que la sensibilidad dominante en aquel momento propugnaba transigir el mal menor, con la noble intención de alcanzar la reconciliación. Desgraciadamente, a día de hoy, tenemos que reconocer que la sociedad española está fracturada y enfrentada; y no parece que el principio del mal menor haya sido la puerta para el bien común.

En nuestro argot eclesiástico se suele designar con el calificativo de “profético” al pastor que afronta la realidad desde unos parámetros evangélicos que trascienden los condicionamientos del momento y del lugar. Pienso que D. Marcelo es un claro exponente de ello, por cuanto sin distraerse por las luchas políticas y eclesiásticas del momento, concentró todos sus esfuerzos en la formación sacerdotal de los jóvenes llamados a ser los pastores del futuro. Ciertamente, no pretendió vivir aquel momento histórico desde la cresta de la ola; sino poniendo las bases que posibilitasen la evangelización de lo que estaba por llegar: una sociedad post cristiana. Asumió el papel del pastor que es capaz de caminar a contracorriente, anteponiendo la coherencia a la complacencia; consciente de que las páginas decisivas de la historia de la Iglesia se han visto siempre acompañadas de incomprensiones.Recientemente he podido enviar el siguiente mensaje a las redes sociales: «Si no eres capaz de convivir con las críticas, tendrás que renunciar a hacer cosas que merezcan la pena». Probablemente, la herejía del siglo XXI consista en reducir la predicación del Evangelio a los valores que sintonizan con lo políticamente correcto, silenciando todo aquello que resulte incómodo al pensamiento único de nuestros días; a la dictadura del relativismo. Por ello, cuando recibí la invitación a escribir este artículo, no dudé en hacerlo; ya que pienso que la figura de D. Marcelo tiene una gran potencialidad para iluminar el presente.

Los analistas que están subyugados por la mundanidad de lo políticamente correcto, han juzgado la figura de D. Marcelo como la de un obispo que vivió el Concilio Vaticano II con espíritu abierto, pero que posteriormente terminó virando para pasar a frenar la aplicación de las reformas conciliares. La primavera posconciliar de un primer momento habría sido cercenada de forma brusca, transformándose en un crudo invierno eclesial bajo el pontificado de Juan Pablo II… Sin embargo, lo cierto es que D. Marcelo no se caracterizó por realizar cambios bruscos en su itinerario, sino que se limitó a reaccionar ante las gravísimas deformaciones que caricaturizaban el Concilio Vaticano II. En aquel momento tan crítico de la década de los setenta y ochenta, se apelaba al supuesto “espíritu” del Concilio, para superar la propia “letra” aprobada por los Padres Conciliares. El riesgo de manipulación ideológica era grande. ¿Cómo conocer el espíritu conciliar al margen de sus escritos?

La postura crítica de D. Marcelo González Martín frente a esas interpretaciones incorrectas, se vio posteriormente respaldada por el entonces cardenal Ratzinger, quien –ya como Papa— describió aquel momento como la pretensión de entender el Concilio desde una hermenéutica de la discontinuidad. El gran error fue y sigue siendo, el de la presentación de la reforma de la Iglesia en clave de ruptura con su propia Tradición. El equívoco es evidente: mientras que el espíritu mundano entiende la llamada a la reforma de la Iglesia como una invitación a adaptarse al pensamiento mayoritario contemporáneo; la Tradición eclesial entiende por “reforma” la vuelta a la pureza originalen la radicalidad evangélica.

El equilibrio mostrado por D. Marcelo en aquel momento, resistiéndose a una interpretación dialéctica de la reforma eclesial, cual si de los bandazos de la ley del péndulo se tratase, continúa siendo un modelo a imitar para nosotros. En efecto, la frescura del carisma del Papa Francisco, que es un verdadero “kairós” para la vida de la Iglesia y del mundo, está siendo manipulada una vez más contra la Tradición de la propia Iglesia, como ocurrió en la aplicación del Concilio Vaticano II. Y así, por ejemplo, se pretende manipular la Exhortación Postsinodal, “Amoris Laetitia”, en clave de discontinuidad con “Familiaris Consortio” de Juan Pablo II… Podríamos poner muchos ejemplos más, alguno muy reciente: El mes de julio se hacía pública unaInstrucción Pastoral de la CEE, “Jesucristo, salvador del hombre y esperanza del mundo”, en la que de forma propositiva se sale al paso de diversos errores cristológicos. Pues bien, este documento ha encontrado el rechazo de algunos medios de información de la vida eclesial española, quienes surfeando en la cresta de la ola, califican el documento episcopal como un texto de otro tiempo, y lamentanla ocasión perdida para exponer una Cristología que interpele a la sociedad como lo hace Francisco. Como ocurrió anteriormente con la apelación al Concilio, en nuestros días se deforma y manipula el carisma del Papa Francisco enfrentándolo con la propia Tradición de la Iglesia.Corremos el peligro de repetir los errores cometidos a lo largo de la historia, en la medida que no seamos capaces de aprender de ellos.

Marcelo González Martín fue un pastor de profundo equilibrio en medio de aguas turbulentas. Dar bandazos suele ser signo de inseguridad en la propia identidad. Por el contrario, el equilibrio requiere celo apostólico, criterioy humildad. ¡Que el Señor nos de pastores conforme a su Corazón!

 

+ José Ignacio Munilla Aguirre

Obispo de San Sebastián

Julio de 2016

 

Comentarios
15 comentarios en “Don Marcelo
  1. «Qué pena de artículo! Empezaba bien, pero al final, pero al final exculpa al Papa Francisco de toda responsabilidad en la confusión pastoral que ha creado ”Amoris laetitia”»; hay que entender que monseñor munilla debe ser extremadamente cuidadoso ya que podría ser misericordiado como lo fue en su momento monseñor livieres.

  2. Un obispo reconocido y agradecido a su maestro obispo en la FE Católica. No es tan frecuente, lo que supone rectitud de conciencia y no temer verse zarandeado además de apuntado en la lista negra de no aptos para los ascensos obsequiosos o si acaso por contra candidato a la defenestración. Además valiente a toda prueba al mencionar su ingreso en el seminario de Toledo por cuanto significa y recuerda aquel ambiente mefítico en los seminarios del País Vasco y Navarra.
    Una apología excelentemente escrita sobre el arzobispo D. Marcelo al que por católico español consiguieron expulsar del arzobispado de Barcelona los clérigos separatistas catalanes que ahora se contentan con tener el aforo de la basílica de la Sagrada Familia cubierto para todo un año con expediciones concertadas de turistas, asiáticos de preferencia.
    D. Marcelo hizo lo que pudo en las circunstancias toledanas de España y hasta se vió obligado, se supone que por mandato superior, a faltar a su palabra con los miembros de la Hermandad Sacerdotal Española, 8.000 adheridos, y con las Uniones Seglares cuya amplia representación congregada precisamente en Toledo había convenido la utilización de locales y templos, pero a los que de súbito les cerró cualquier contacto eclesial y hasta hizo los posibles para que el rosario de la aurora no tuviera lugar por las calles de la ciudad.
    Hay detalles de aquellos tiempos realmente horribles invocando precisamente la observación de mons. Munilla a transigir con el mal menor en obsequio a la «noble intención de alcanzar la reconciliación», supuesto que aquellos miles de sacerdotes y fieles católicos por solo el hecho de serlo suponían factor de división como confesionales manifiestos e inclaudicables.Es decir, eran resistentes a la descatolización. Reconciliación que ahora se llama diálogo para el consenso.
    El obispo Munilla indica que el ejemplar y benemérito arzobispo González Martín «concentró todos sus esfuerzos en la formación sacerdotal de los jóvenes llamados a ser los pastores del futuro». Se supone que en la formación sacerdotal de jóvenes para ejercer de sacerdotes católicos, liturgos de Cristo y no quedarse en pastores del futuro interconfesional pastoralista que ya no son sacerdotes, sino rectores o animadores de comunidades religiosas. Porque de lo contrario habría sido un canto del cisne católico como ahora mismo acaban de propugnar precisamente desde pluma del País Vasco esta barbaridad anticatólica:»Por una Iglesia desacralizada: al principio no fue así, ni Jesús fue sacerdote….No fue sacerdote, sino laico, en la línea de los profetas y pretendientes mesiánicos, sanadores carismáticos y sabios populares, entre los grupos que había en Israel, retomando los aspectos básicos de la experiencia profética, en una línea no sacerdotal.»
    Este lodazal pantanoso viene de aquellos lodos, pues hubiera sido impensable antes del Vaticano II que alguien que expusiera semejante negación de la realidad sagrada no hubiera sido declarado ipso facto fuera de la Doctrina de la FE, faltándoles tiempo a los tres obispos del País Vasco para desautorizar tamaño dislate respecto a la Doctrina de FE.
    En estas estamos y más que veremos porque es precisamente la Curia papal la que no se aclara ni actúa en defensa de la FE Católica a tiempo y a destiempo, comprometida con el ecumenismo interconfesional-interreligioso con desestimiento del Ecumenismo Católico, ejemplo clamoroso de lo cual es la renuncia pública y explícita a predicar a Jesucristo entre los judíos.
    Se comprende que el obispo Munilla trate de moderar y excusar porque la gravedad es máxima, pero mejor que no haga panegírico de las vías por las que se nos fuerza a conducirnos. Los señores obispos católicos se declararon CORRESPONSABLES de la custodia e integridad del Depósito de la FE Católica. Para eso son y están.

  3. Muchas gracias D. Juan Manuel por su respuesta
    y en acertando su predicción: Nunca es tarde si la dicha es buena.

    Aunque para el 2025 todos calvos.

    Aquí figurarían onomatopeyas de la risa.

  4. Para Zas:

    Munilla llegará muy alto, pero no es el momento.Hacia 2015, con Setién y Uriarte en el otro mundo, con todo el clero guipuzcoano progresista desaparecido y cuando no haya ningún jesuita en su diócesis, Munilla será nombrado arzobispo primero y luego cardenal.Y que conste que, los que me conocen, dicen que no suelo errar en mis pronósticos.

    Saludos.

  5. CATALUÑA,POR CERRIL
    PERDIO A SU MEJOR PASTOR.
    TAN CARO PAGO SU ERROR,
    QUE HOY,ALLI,TODO ES MUY VIL….
    GANO TOLEDO UN EDIL,
    Y ,TODOS,UN GRAN DOCTOR.
    PUES ,DE SU FUEGO Y AMOR ,
    ESPAÑA FUE SU REDIL.
    QUE LA INFAME CONFERENCIA
    QUE NOS DEJO ANTE LOS LOBOS,
    SI ALGO NO FUE,FUE OBISPAL.
    DON MARCELO Y SU PRESENCIA,
    -CONTRA TRAIDORES Y BOBOS-
    FUE EL GRAN PASTOR NACIONAL.

  6. ¡Qué pena de artículo! Empezaba bien, pero al final, pero al final exculpa al Papa Francisco de toda responsabilidad en la confusión pastoral que ha creado «Amoris laetitia», como si las interpretaciones de esta Exhortación Apostólica en clave de discontinuidad con “Familiaris Consortio” de Juan Pablo II hubieran sido posibles de tratarse de un texto claro y en total continuidad con el Magisterio anterior:

    http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=27245

    Muchas veces da la impresión de que nuestros obispos defienden al Papa de turno con la misma ceguera voluntaria con la que muchos dirigentes de partidos políticos cierran filas en torno a sus mandamases.

  7. Aún recuerdo con gran emoción como en una de sus últimas visitas San Juan Pablo II, sentado por sus dolencias y recibiendo saludos, se puso en pie cuando vio venir a (san) Marcelo. Era el reconocimiento del Magno al gran Cardenal

  8. Gracias a Monseñor Munilla por este artículo. también conocí a don Marcelo durante mis años de seminarista en Toledo. Doy gracias a Dios por el regalo de su palabra y de su gobierno al frente de la diócesis primada y su seminario.

  9. Gracias por estas letras que nos ha dejado. Yo también conocí a Don Marcelo siendo yo seminarista en Toledo y escucharle predicar y verle guiar a la diócesis era una gozada. Gracias a Dios por este buen pastor que re3galó a la Iglesia española y universal.

  10. A cualquiera que lo lea:

    Sería posible traer a Monseñor Munilla a Madrid y nombrarle arzobispo y mandar a Monseñor Osoro como obispo de S. Sebastián?

    Es que en Madrid hay más almas que guiar aunque la calidad de ellas sea la misma en ambas ciudades y provincias ( Madrid y Guipuzcoa).

  11. Gracias D. Marcelo por su vida, obra y legado que se refleja en discípulos suyos como Monseñor Munilla.

    Siga intercediendo por todos nosotros desde el Cielo, por amor a Dios.

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