| 23 diciembre, 2015
El correo me rechaza la contestación a la felicitación navideña de dos muy queridos amigos: Augusto Padilla y Antonio Caponnetto, curiosamente ambos argentinos. Como no tengo otra forma de corresponder a sus buenos deseos navideños y no quisiera en modo alguno que tomaran mi silencio como desatención por mi parte pues ahí va mi deseo de que el Niño Dios que nos nace les bendiga muy especialmente, a ellos y sus familias, en estos días navideños y siempre. Y pido perdón a los lectores por haberles hecho perder el tiempo con esta comunicación que quiso ser absolutamente privada pero que internet no me lo ha permitido.