| 29 julio, 2018
Para nada critico el rechazo. Lo que sobra es el abrazo. Y la hipocresía de Mc Carrick. En el Papa quiero suponer la ignorancia. Y soy el primero en reconocer que es imposible que el Papa lo sepa todo.
Aunque de Maradiaga, Errázuriz, Ezzati, Coccopalmerio, Marx, Danneels, Kasper, Farrell, Cupich… ya sabe demasiado.
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Algunos datos ciertos, a ver si contribuyo con un poco de sensatez en medio de tantas majaderías:
1)El cardenal Tobin no tiene ninguna culpa en lo que ha sucedido con McCarrick, pues durante los tiempos de sus fechorías estaba en Roma y no consta que tuviera la menor relación con él. Por no ser, ni siquiera es seguro que fuera McCarrick quien le promoviera para arzobispo de Newark (pudo influir, pero seguro que contó mucho más la vieja amistad del Papa con él). Añadiré que fue él quien liberó de su compromiso de silencio a las víctimas de este personaje, permitiendo así que muchas de sus «hazañas» salieran a la luz. No es que me guste demasiado Tobin, ojo, pero en esto está libre de culpa.
2)Quien sí tiene mucha culpa es el antecesor de Tobin en Newark, un arzobispo muy elogiado aquí por su línea «tradicional» y por su apoyo a la Misa tridentina, me refiero a John Myers. Porque él acalló a varias de las víctimas de McCarrick con un fajo de billetes a cambio de su silencio. Quizá el Papa no estaba tan equivocado al aceptarle la renuncia con rapidez.
3)Farrell no tenía ninguna relación con McCarrick hasta la llegada de éste a Washington, al menos que se sepa. Y las fechorías denunciadas se cometieron fuera de Washington, en Nueva York, Metuchen y Newark, y los obispos de las dos últimas se encargaron de silenciar a las víctimas con dinero, como ya he dicho. Lo que no quita para que tenga muchas explicaciones que dar, sobre todo porque las que ha dado hasta ahora son poco creíbles.
4)Quien ha destapado todo ha sido el muy criticado aquí cardenal Dolan, que es quien ha movido el proceso en Nueva York y probablemente se ha encargado de que, simultáneamente, los obispos de Metuchen y Newark revelen que existían esos pactos de silencio.
5)Quien ordenó sacerdote a McCarrick fue otro mito del tradicionalismo, el cardenal Spellman, del que hoy sabemos que era un digno antecesor de Marcial Maciel por el contraste entre su imagen pública (de todos conocida) y su vida privada (un sodomita múltiple).
6)Tampoco existe la menor relación demostrada entre Cupich y McCarrick. Quizá este último hablara en favor de nombrarle arzobispo de Chicago, pero no hay el menor indicio de ello (Por lo que sé, su candidatura la movieron más bien Maradiaga y el ultraprogresista arzobispo emérito de San Francisco, John Quinn). Otra cosa, claro está, es que, siendo como era jefe de la comisión episcopal para tratar los abusos sexuales que se creó en la USCCB el año 2002, Cupich tenga también explicaciones que dar sobre si sabía algo de los desmanes de McCarrick (curiosamente, esto no lo menciona nadie).
7)La muy positiva imagen que yo tenía del episcopado americano ha empeorado bastante viendo cómo están reaccionando ante esto, o guardando silencio, o con respuestas de burócrata eclesial (aquí incluyo al cardenal DiNardo, el presidente de la USCCB). Con dos excepciones, los obispos de Fort Worth, Michael Olson, y Albany, Edward Scharfenberger (ambos nombrados por el actual Papa), que sí han hablado alto y claro.
8)No mezclemos churras con merinas. No es lo mismo un encubridor de pervertidos como Ezzati que un pervertido y degenerado como nuestro hombre que alguien con ideas teológicas de dudosa ortodoxia como Kasper (uno de los muchos errores de Ratzinger, que fue quien le trajo a Roma).
9)El tan aplaudido y alabado por muchos aquí cardenal Burke trabajaba para la Congregación para los Obispos cuando McCarrick fue elegido para Newark. ¿Y si él también está entre los encubridores, si sabía algo pero calló para que eso no le afectara en su carrera eclesial (que fue brillantísima hasta 2008, cuando le aplicaron el «promoveatur ut removeatur» llamándole a Roma a un puesto menor –presidente de la Signatura Apostólica– porque en su sede de Saint Louis ya no podían soportarle)?
10)Por lo que he leído, sí hubo alguien que intentó parar a este personaje: el gran cardenal John O’Connor, a la sazón arzobispo de Nueva York, que al parecer trató de bloquear el nombramiento de McCarrick para Washington (y seis meses después de la muerte de O’Connor ese nombramiento se hizo realidad).
El Cardenal O, Connor fue un santo.
Secretarios de Estado en la época del ascenso meteórico del sodomita Macarra: Casaroli y Sodano.¿No sabían nada?Prefectos de los obispos: Baggio, Gantin, Moreira y Re.¿No sabían nada?Si no sabían, es que eran imbéciles.Si lo sabían, eran cómplices.Roma lo supo desde siempre: cuando se le iba a nombrar para su primera diócesis, se le avisó al Vaticano de sus aficiones.Ahora, que no vengan en plan vírgenes violadas, porque no tienen nada que se les pueda violar.Los que siguen vivos, que tengan la decencia de no aparecer en el próximo cónclave para dar consejos a los electores.¡Qué asco!
He leído en varios medios noticiosos de Chile que el rumor de Bartomeu como Arzobispo de Santiago toma fuerza.
A qué hacerle Capellán de Su Santidad si pronto sería Arzobispo Metropolitano?
Me temo que la jerarquía sabe demasiado, nosotros somos lo que no sabíamos nada y ahora empezamos a intuir. y por supuesto, quién sabe demasiado y no toma medidas, oculta demasiado.
Tiempos duros nos han tocado, hay que tener una fe como un grano de mostaza, por lo menos, para no salir corriendo. No creí que vería estas cosas. Supongo que Dios lo permite para probarnos, pero qué podemos saber sobre lo que piensa Dios.
Otra prueba más que la Iglesia es la verdadera, que con todo esto aún haya gente en las iglesias.
Se comprende la desazón de la feligresía carca. Ya es muy difícil la vuelta atrás, pero en el fondo a los francisquistas no nos vendría mal un sucesor a lo Reig Pla. Unos años de racha inquisitorial y ya sí que terminaría de saltar por los aires la Iglesia Neanderthal. Que yo creo que ya está bien, a 2018 de la civilización normal.
la feligresía carca es la proporciona vocaciones y la que llena iglesias, en cambio la feligresía progre, cero vocaciones e iglesias vacías.
Cuando un lerdo llama tonto al mismo Cristo por sus palabras ya sabemos por dónde toma el necio.
Dimisionario ya
por el bien de las almas.
Cuando el hombre que sabe demasiado no actúa en consecuencia pasa a ser el hombre que oculta demasiado.
Con ese titulo pensé que ibas a hablar del magnífico Osoro, el hombre que arrasa Madrid y abraza mucho cuando descansa de hacer logaritmos y ecuaciones para mantener fresca su licenciatura en matemáticas
Su Jesuitidad empieza a ser «el hombre que sabía demasiado»…pero no actuaba en consecuencia.