| 08 octubre, 2023

SAN GREGORIO MAGNO a FRANCISCO
La Liturgia de las Horas es un tesoro de nuestra tradición; con sus oraciones nos unimos
a la oración de la Iglesia. Hoy, Domingo XXVII del tiempo llamado ordinario o durante el año,
que me gusta más, la segunda lectura, de la Regla Pastoral del papa San Gregorio Magno
parece dirigida a una persona: Jorge Bergoglio, papa reinante con el nombre de Francisco.
El texto es tan claro que casi no necesita glosa alguna y menos precisiones y comienza
así: “El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es útil, de tal modo
que nunca diga lo que debe callar, ni deje de decir aquello que hay que manifestar. Porque, así
como el hablar indiscreto lleva al error el silencio imprudente deja en su error a quienes
pudieran haber sido adoctrinados. Porque con frecuencia acontece que hay algunos prelados
poco prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la estima de sus
súbditos, con ello como dice la Verdad, no cuidan a su grey con el interés de un verdadero
pastor, sino a la manera de un mercenario, pues callar y disimular los defectos es lo mismo que
huir cuando se acerca el lobo”.
Más adelante señala que “en la Escritura se da a veces el nombre de profeta a aquellos
que al recordar al pueblo cuan caducas son las cosas presentes, le anuncian ya las realidades
futuras. Aquellos, en cambio, a quienes la palabra de Dios acusa de predicar cosas falsas y
vanas son los que, temiendo denunciar los pecados, halagan a los culpables con falsas
seguridades y en lugar de señalarles sus culpas, enmudecen ante ellas”.
Después cita al profeta Malaquías: “De la boca del sacerdote se espera instrucción, en sus
labios, se busca enseñanza, porque es mensajero del Señor” y concluye con una ilustrativa
comparación: “Si el sacerdote no predica, ¿por ventura no será semejante a un pregonero
mudo?”
¿Es Francisco un “perro mudo” o “un pregonero mudo” a pesar de sus tantas palabras
y de sus elocuentes silencios? Hoy, el diario “La Prensa” publica un reportaje al flamante
arzobispo de La Plata Gabriel Mestre, según el cual Francisco es “el Papa de los signos” y
pone ejemplos: la visita a Lampedusa al comienza de su pontificado, la visita a Mongolia
hace poco; porque “aquello que dice, que escribe y que plantea, lo ratifica con claridad en
signos concretos que son muy significativos”.
Pone como ejemplo la invención de palabras como “misericordear”, “callejear”, fáciles
de entender para un porteño, no así para el resto de los humanos.El arzobispo Mestre
tiene en claro que es Francisco; yo no. Por eso, quisiera escuchar a los lectores, quienes
vez me ilustren.
Bernardino Montejano
De un santo a un tonto con balcones a la calle .
Personalmente no lo dejaría en «De San Gregorio Magno a Francisco». Leyendo en el oficio de lectura ese texto, me preguntaba qué harían los cardenales y obispos con él. Seguro que muchos lo «interpretarían» y pensarían que no iba con ellos. ¿Y qué pensarían los sacerdotes y los laicos? ¿Y quién o quiénes se atreverían a preparar una homilía con esas mimbres? Pero esa es la verdad, la acción que corresponde a los buenos pastores. Seguro que, si las cosas siguen por malas trazas, dentro de unos años cambiarán la Liturgia de las Horas para acomodarla a intereses torcidos.
La Tierra, esférica, sigue girando sobre sí misma y alrededor del sol. Y en ella la vida sigue evolucionando en todos los sentidos de la realidad. Se puede llamar asquerosa a una información discrepante de nuestros gustos, pero no podemos impedirla. El futuro, ningún futuro, depende de nuestros deseos.
Es a Dios a quien está reservado, cuando Él quiera, separar la cizaña del trigo. A nosotros nos toca saber verlas venir, y saber verlas irse.
«Laico» no hay que confundir planos de razonamiento porque, si se hace así, la conclusión está viciada o simplemente es mentira. Comparar temas de física, que tiene en si misma unas normas y unas consecuencias, con el devenir humano, no es concluyente. Si además no hablamos ya de física sino de astrofísica, más todavía. De todos modos, que Dios pueda actuar en astrofísica se ha dado, o al menos ahí está el relato de Josué, «parando» el sol, o más recientemente, el «baile» del sol, en Fátima.
Pero la pasividad en las cuestiones humanas que atañen a Dios, no es lo que El quiere, es más , no es lo que nos exige. En la medida de lo posible hay que luchar, según las circunstancias de cada uno, por que el bien triunfe y luchar contra el mal : es un principio básico moral. O dicho de otro modo: «hacer como si todo dependiera de ti, confirar y rezar como si todo sólo dependiera de Dios.
Tremendo ko. a Francisco y sus secuaces. Gracias