Me parece un tema estúpido y con calificativos muy desafortunados. Que no he sacado yo. Lo que quiere el Papa es lo que queremos todos. Y especialmente Dios. Que nuestros sacerdotes sean próximos, disponibles, amables, entregados, serviciales, amigos… Nada que objetar a sus deseos. Un sacerdote que no sea así está de más. Y el Papa se lo dice, es su obligación, y todos concordamos con él. Pero nos lo dice con ese lenguaje franco y arrabalero que en mi opinión es muy poco acertado en más de una ocasión. Un sacerdote no tiene que oler a nada. Simplemente a limpio. A duchado. El olor a oveja es desagradable. Como el a sobaquillo. El único olor que debe dejar de sí el sacerdotes es el buen olor de Cristo. Y ese no lo percibe la pituitaria. Lo ven los ojos, lo siente el alma de los fieles pero no lo capta el olfato. El que sí es captable es el olor a perfume caro que también denosta el Papa. Y yo con él. Pero en mi ya larga vida no recuerdo a sacerdote o a obispo oliendo a perfume caro. Tal vez en Argentina se dé pero en España no es lo normal. Y ya lo de coches de alta gama y con los cristales tintados me parece tan raro como un cura con tres orejas. Supe de uno en una diócesis del sur, afortunadamente ya fuera del sacerdocio, que escandalizaba incluso por el coche. Un deportivo impropio de su estado. Pero casi eso era lo que menos escándalo producía en él. Porque era un escándalo permanente. Hasta que se fue. Cuando lo normal era que le hubieran echado hacía mucho. Pero su obispo, uno de los que no me pueden ver, debía estar ocupado en otras cosas. Y nos queda la cara de pepinillos en vinagre. También estoy de acuerdo con el Papa Francisco en que los sacerdotes deben poner a los fieles su mejor cara. La sonrisa frente al gesto desabrido con el que nos reciben no pocos, la amabilidad, la simpatía… Y en ello deberían esforzarse más aquellos a quienes Dios les ha dado un rostro duro, una cara de pocos amigos. Como la de aquel Papa que fue Pablo VI o la del anterior arzobispo de Buenos Aires. Y unos cuantos más. Cómo me pusieron cuando dije que uno de esos tenía mirada torva, que la tenía. ¿Era peor que decirle que tenía cara de pepinillo en vinagre, que también la tenía? Y lo que dijera yo no tiene la menor importancia eclesial. Lo que dice el Papa tiene muchísima. Se puede entender perfectamente lo que el Papa quiere decir. Ahora, pienso, es posible que equivocadamente, que sus expresiones no son afortunadas. Ni misericordiosas. Y ni siquiera animantes. Aviados estábamos si nos dedicáramos a clasificar a nuestros sacerdotes y a nuestros obispos por sus olores o sus caras. Maccarone olía a maricón, Bargalló a tronchamozas, y eran olores muy próximos a Bergoglio. Como Ricca. Vangheluwe, que sigue siendo obispo emérito de Brujas, apesta a pederasta. Pues dejémonos de ovejas y zarandajas de olores y de pepinillos. Curas y obispos según el Corazón de Cristo. Y que nos dejen el buen olor de Cristo. Los otros olores se van con desodorantes, ciertamente muy recomendables, y las caras, las que Dios nos dé. Si son feas no tienen la menor importancia siempre que no sean reflejo del alma. ¿O es que vamos a cantar todos en misa, con guitarras por supuesto, aquello de qué se mueran los feos?
De los curas y sus olores y caras
| 04 abril, 2015
Pío XII usaba un perfume intenso. Conocí a un «sediari» que comentaba que cuando elevaban la silla gestatoria se difundía un aroma delicioso. Y estos hombres estaban dispuestos a dar la vida por el Papa. No acabo de entender al papa Francisco. Hoy los sacerdotes en España son apenas mileuristas y no pueden permitirse (ni deben) coches lujosos. Y la inmensa mayoría son lo suficientemente sensatos para no hacer las gilipolleces que se comentan. Y en cuanto a clero joven, conozco de excelentes pero también muchos que da la imopresión que se han hecho curas porque no sirven para nada y en la sociedad civil serían unos auténticos fracasos. Por lo demás me parece una auténtica majadería y una intromisión a la libertad ponerse con el perfume que uno pueda llevar o la cara que Dios le ha dado. Esto son chismorreos y superficialidades propias de cierta prensa bananera. El papa debe preocuparse por el Magisterio que imparte y por la formación de los sacerdotes en la fe y la piedad. Y mala cosa es atizar contra los sacerdotes. Les llegan mamporros de todas partes y conozco más de uno que está esperando poder cobrar de la jubilación para retirarse ya. Yo veo que en muchas parroquias al cura lo maltratan más los que van a Misa que los que no entran nunca.
El papa se hace el gracioso empleando un lenguaje muy ramplón, especialmente cuando habla de sacerdotes, nada raro. Los jesuitas siempre se consideraron superiores a todo el mundo, siempre miraron con soberbia y desprecio al clero secular, lo consideran de segunda división. Nihil novum sub sole.
En un todo de acuerdo con Ud.
Todavía está fresco el recuerdo de las 15 tentaciones o enfermedades que le remarcó a la Curia en Navidad pasada. Ahora les toca a los sacerdotes.
Los más obsecuentes han salido a decir solamente que el Papa les pida a los curas que descansen un poco.
Pero las noticias (generalmente anti-Iglesia) sólo publican los palos a los cardenales y sacerdotes que Francisco, en coincidencia con muchos de ellos (los anti-Iglesia) reservan para la jerarquía eclesial. Y una enormidad de laicos mal formados y mal preparados (por catequistas y teólogos anti-Iglesia) se quedan con la misma impresión: «Guau, qué grande que es el Papa Francisco, que piensa como nosotros, que todos los curas y cardenales son todos iguales, mala gente». Y el Papa Francisco, tan humilde y cercano, tan conocedor de los medios de comunicación sigue, y sigue, y sigue demoliendo. Criticando y remarcando los errores de los que son sus colaboradores en todo el mundo. Pero no le importa mucho. El humilde, el alegre, el cercano, el que se cansa por los demás, sigue siendo él mismo.
La Iglesia tiene como centro a Francisco. El se pone en ese lugar.
Parecería que no es de Cristo Jesús.
Recomiendo la lectura de este jesuita, meditando y viendo a este santo la argumentacion del papa se desmorona .
http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Garc%C3%ADa_Nieto
Paco Pepe, con todo el respeto que usted me merece, se equivoca al insistir con esto. El centro de lo que trato el Papa en su homilía de la misa crismal fue el cansancion de los sacerdotes y su valiosa tarea, recomendandoles aferrarse a Cristo. Si algo dijo del olor a oveja y los pepinillos en vinagre fue a la pasada. Se aferra usted a lo que leyó en ABC, cuando la misma pagina que lo aloja, infovaticana, dice algo diametralmente opuesto. Lo mismo infocatolica y el diario La Nacion. En los tiempos que corren, un buen periodista debe multiplicar sus fuentes para lograr hacerse una idea de cual fue la realidad. Y mucho lamento los comentarios mal informados, que con tal de convencerse de que el Papa merece palos, aceptan cualquier cosa. Le pego aquí el enlace al articulo de infovaticana. http://www.infovaticana.com/2015/04/02/la-tarea-del-sacerdote-es-dura-lleva-al-cansancio-y-la-fatiga-aprendamos-descansar/
Con afecto Pascual
Señor de la Cicogna, lo que les duele a muchos sacerdotes, a buenos sacerdotes, que llevan muchos años entregados fielmente a su ministerio, no son las banalidades del papa jesuita.
Esas le salpican a él, que puede oler a oveja y a tantas otras cosas.
Lo doloroso y preocupante es la incertidumbre que ha introducido en la catequesis y la enseñanza moral de la Iglesia en el tema de la doctrina matrimonial y la homosexualidad.
Hasta que los medios de comunicación no se encargaron de propalar aquello de quién soy yo para juzgarles, leído en clave permisivista, junto con la indisolubilidad del matrimonio sacramental sin fisuras -que el cardenal Kasper se encargó de dinamitar por expreso mandato de Bergoglio-, los sacerdotes sabían qué enseñar y qué decir en las confesiones, en las catequesis, en las predicaciones, etc. Pero ahora, ¿qué?
Y esta situación no es imaginaria. Ahí está LA CARTA FIRMADA POR QUINIENTOS SACERDOTES INGLESESl -que son quinientos, y muchos de los firmantes nada conservadores-pidiendo públicamente que el Papa y el próximo Sinodo de la Familia confirmen la enseñanza sobre la homosexualidad y el matrimonio que la Iglesia ha recibido del Señor, tal como se contiene en el Catecismo, que los buenos sacerdotes enseñan en las parroquias y y en los colegios a los fieles. Muy distinto, clro está de lo que halaga a quiénes poco o nada buscan el camino de Dios.
Este es el problema de fondo, lo verdaderamente serio. Y lo serio tiene mucho más peso que lo anecdótico para herir y hacer daño.
Impropio de un papa hablar así. En vez de animar a los sacerdotes en positivo lo que hace es desanimarlos con tanta descalificación innecesaria. En vez de decir cara de pepinillo en vinagre ¿por qué no dice mostremos la mejor de nuestras sonrisas a todo el que se acerque a nosotros? Ya está bien de hacerse el gracioso. Llego a pensar que si en público habla de esta manera, qué no dirá en privado.
El rector de la parroquia de San Medir de Barcelona, el que contrata o llama a Pagola, y gentes así; el que comparte el local que es de la Iglesia con Esquerra Republicana, esa de la que uno de sus masones capitostes ironizó sobre la matanza de sacerdotes durante la persecución religiosa; esa parroquia que dio origen al sindicato abortista progay y perseguidor de la Iglesia, CCOO; esa parroquia que ondea una bandera independentista; el rector calza un cuatro ruedas, BMW o Mercedes, que tanto monta, monta tanto…
¿A qué huelen los que defenestraron al Arzobispo de Zaragoza? Está claro a Qué huelen y no precisamente a don Limpio.
Por eso pedira siempre que recen por el…
Se sabe pepinillo, desconsiderado y arrabalero
Sigamos rezando mucho por el. Lo necesita y lo necesitamos
Sobre el tema de los coches aqui en la diócesis de Castellón escandaliza el llamado ‘Grupo de los Audi’, sacerdotes jóvenes, muy aseados, de ideas tradicionales pero de gustos caros. No sé a qué huelen porque los veo de lejos, pero su bolsillo no es el de un pobre o un trabajador.
Sí, de acuerdo.
Pero, por favor, que deje ya el Papa de bronquear a obispos y sacerdotes, y sea padre, animante, cercano. Cada vez que abre la boca en discursos u homilías a sacerdotes, o en comentarios sobre ellos, es siempre despectivo. Y eso cansa mucho en el alma.