Sigo con el Specola de hoy:
«Empezamos con los artículos que comentan el hecho y el fondo de la carta de Edward Strickland, obispo de Tyler en Texas, EE.UU de 22 de agosto: «No está claro si la visita del Vaticano es una advertencia al obispo de 63 años o un preludio a su destitución». «Lo que parece claro es que, cualquiera que sea el motivo oficial , probablemente sea un pretexto para silenciar los comentarios de Strickland». Entre las posiciones adoptadas por el obispo estuvo la de instar al Papa Francisco a negar la Sagrada Comunión a la ex presidenta de la Cámara de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, por su apoyo al aborto, acusando al Papa de un “programa que socava el Depósito de la Fe”. y condenar la “blasfemia” de la homosexualidad del padre jesuita James Martin.
Strickland: «A menudo digo que debemos ser cristianos del siglo I en el siglo XXI». “Probablemente, la mayoría de nosotros no seremos llamados a derramar nuestra sangre, pero si nos encontramos en tales situaciones, debemos estar preparados, como mártires. Pero, sobre todo, debemos vivir nuestro martirio. Debemos vivir como personas dispuestas a morir y vivir por la sangre que ha sido derramada por todos nosotros». El mes pasado, el Papa Francisco ordenó una investigación formal sobre el obispo Strickland, dirigida por el obispo emérito de Tucson Gerald Kicanas y el obispo de Camden Dennis Sullivan. Un sacerdote de la Diócesis de Tyler interrogado durante la visita dijo que los entrevistadores «ya estaban haciendo preguntas sobre quién podría ser una buena opción para reemplazar a Strickland».
El obispo lo tiene muy claro: ‘Nunca dejaré de proclamar la Verdad’… En cierto sentido, María me estaba llamando a morir ese día. En cierto sentido, me estaba pidiendo que aceptara el martirio que proviene de la predicación únicamente de la Verdad». Los cabreados fieles van haciendo público que dejarán de financiar a la iglesia y dedicarán sus fuerzas a desenmascarar a los obispos que han permanecido en silencio mientras nuestra Iglesia Católica implosionaba. Del Venerable Fulton Sheen: “¿Quién salvará a nuestra Iglesia? Ni nuestros obispos, ni nuestros sacerdotes y religiosos. Depende de ustedes, gente. Tenéis la mente, los ojos y los oídos para salvar a la Iglesia. Tu misión es hacer que tus sacerdotes actúen como sacerdotes, tus obispos actúen como obispos y tus religiosos actúen como religiosos”».
Añadiré solo seis palabras: Así deberían ser todos los obispos.
Ahora mismo hay obispos que discuten no ya el celibato sacerdotal, sino el sacerdocio masculino y la institución misma del sacerdocio. Hay diócesis donde se bendicen las parejas homosexuales. Hay diócesis donde se permite a las mujeres celebrar liturgias e incluso remedos de Eucaristía. Hay diócesis (y órdenes religiosas) donde cunde el disenso y se pone en entredicho la divinidad de Cristo, la historicidad de los Evangelios, la escatología entera y por supuesto la moral sexual. Diócesis donde se malversa dinero a espuertas y los escándalos de corrupción están a la orden del día.
Pero con todo ese panorama solo se programa una visita apostólica, dirigida específicamente contra monseñor Strickland. Y aparentemente acabará con su destitución por la gravísima culpa de ser ortodoxo.
Es una injustísima y odiosísima ley del embudo, ancho para el progre y estrecho para el católico, que recuerda mucho al pontificado de Pablo VI.
A veces uno tiene la sensación de que ahora mismo en la Iglesia católica mandan los periodistas. Las decisiones no se toman por el bien de las almas, sino para que los periodistas las aplaudan.