CONTRA LAS TIRANÍAS DE ANALFABETOS MENTALES.
Existen dos clases de analfabetos: los simples y los mentales; así en la Argentina y en otros países de nuestra América hispana se ha intentado alfabetizar a todos multiplicando los analfabetos mentales.
Respecto a los primeros, escribe en poema Patria, Carlos Obligado:
“Analfabetos hay, de mi respeto;
Pues saben, en su ley, más que en mi vida
Sabré junto a mis libros recoleto”.
Porque existen analfabetos o casi analfabetos en el campo con los cuales he aprendido mucho acerca del tiempo y del clima, de la siembra y la cosecha, de la poda, de perros, gatos, gallináceos, abejas y hasta ñandúes; de carnear y despostar, de sembrar y cosechar, de fabricar jabones hasta facturar chorizos y morcillas.
En cambio, en mi larga vida nada he aprendido de los analfabetos mentales, algunos de los cuales detentaron o detentan un poder tiránico en varios de nuestros países; así hace unos años escuché de boca de Evo Morales: “Nosotros, los bolivianos luchamos hoy como hemos luchado en el pasado con fuerzas poderosas, contra el imperialismo yanqui, contra el imperio español y contra el imperio romano”. Cuesta imaginarnos a los cholos bolivianos en una batalla con los legionarios romanos; pero con semejantes gobernantes, todo es posible.
Ahora es Maduro, el tirano de Venezuela que logró en su gestión continuadora de la de Chaves que millones de habitantes emigraran dejando todo en busca de trabajo. Bienvenidos a la Argentina hermanos venezolanos. Ustedes se distinguen de otros inmigrantes que vienen a usar servicios médicos y hospitalarios o a votar comprados por mercaderes electorales o a delinquir.
Maduro supera a Morales con amplitud. Ante todo, se declara cristiano y hombre de oración. Luego afirma que “Jesús nació en un hogar judío y luego se rebeló contra la dominación del imperio romano”. Después, ya en total locura, afirma que “fue el primer antiimperialista de la historia moderna; fue un niño y un joven palestino y fue condenado injustamente por el imperio español”. O sea, parece que resucitó en un espíritu palestino.
Monseñor Munilla, obispo de Orihuela-Alicante lo refuta, pero lo llama “dictador”. Con lo cual, lo beneficia. Dictadores fueron el gran estadista Antonio de Oliveira Salazar, el generalísimo Franco, entre nosotros el general Onganía, por ejemplo, pero ninguno de ellos fue tirano. Maduro, Fidel Castro, Ortega, son tiranos en sentido estricto, según Platón, hombres en los cuales los apetitos someten a la razón, los más injustos, los más infelices; porque no pueden gozar de los bienes de la vida, empezando por la libertad y la amistad.
Son hombres que eliminan de su contorno lo mejor y se rodean de lo peor; una corte de adulones los circunda y los gobernados sufren privaciones y atropellos; sus
países se transforman en inmensas cárceles colectivas, sus pueblos en rebaños de esclavos.
Pidamos a Dios todopoderoso que se apiade de esos hombres, de esas familias, que hoy padecen la injusticia y la opresión, en sociedades destruidas por tantos desalmados que prosperan a costa de las desgracias que siembran.
Bernardino Montejano
No sé por qué al leer al bruto y criminal Maduro, entre otras cosas, me he acordado de aquel señor vestido de blanco que habla y habla y habla de España y el Imperio de no se qué matanzas y bla, bla, bla, a la vez que casi canoniza en vida a una tal Greta con síndrome raro…