Continúan las profanaciones

Estoy seguro que el obispo Munilla no procede como obispo solo católico, apenas algo interconfesional pero ne quid nimis, por razones de ascenso o carrerismo. Para ascender hay que actuar más bien en plan ormelliano osoruko y de eso no tiene gran cosa porque va de frente que es la excepción en la dedicación clerical .
Extraña que el Sr. Ramilo siempre tan ecuánime atribuya al oficio de obispo católico ser premiado en este mundo con ascensiones cupulares.
Bastante tiene Munilla con no verse defenestrado por sus esfuerzos de poner sensatez católica entre su clero de ideología levantisca que se ha dejado impregnar , en una buena porción del mismo, con luteranismo y otras especies autóctonas inculturizadas.
Dificilísima tarea donde las haya porque tienden a la motivación asamblearia que se convertirá en misión imposible con el próximo sinodalismo de las iglesias patrióticas autocéfalas cuyo ensayo se está llevando a cabo en China a imitación del anglicanismo y el luteranismo pastoralista, femenino y homosexual ejerciente incluídos, que tanto ama Francisco.
Por consiguiente no solo no ascenderá Munilla en el escalafonado sino que a poco que se descuide experimentará la defenestración y en cualquier caso al adviento de la sinodalidad se quedará sin responsabilidades de obispo solo católico, como no sea para dar el visto bueno a los acuerdos asamblearios. Es lo que dicen la «vía pastoral» inculturada en la diócesis, puesta en pie por «los adultos en la fe» que ya no quieren hacerse como niños para entrar en el Reino de los Cielos.
Y en cuanto al robo sacrílego del sagrario que contenía un copón con unas veinte sagradas hostias, sucedió en la capilla del cementerio de Polloe de San Sebastián en la que penetraron los sacrílegos forzando una puerta lateral casualmente a raíz de que un juez archivara el caso de la profanación, real o simulado fue un escarnio contracatólico, de Pamlona.
El domingo de Cristo Rey se hará un acto de desagravio presidido por el obispo que bendecirá un nuevo sagrario de muy reducidas dimensiones.
Por otra parte es obligado dejar constancia de la dedicación exquisita del actual capellán, cercano y accesible en todo momento a los requerimientos de tan delicado ministerio sin caer en rutina, digno sucesor de otro que lo fue durante una serie de años teniéndolo apartado ahí, en tiempos de los dos anteriores obispos, de la cura de almas parroquial por ser demasiado católico y no encajar en las mentalidades estrictamente vernáculas.

Munilla, magnífico.En 2025 San Sebastián estará irreconocible y Nuestro Señor premiará a este hombre de Dios con un arzobispado, primero; y con un capelo cardenalicio, después.