En el que el obispo de Rancagua, Goic, hace de trapecista, funanbulista, payaso tonto, señora ligera de ropa e idiota con balcones a la calle y baldaquino.
Llega de Roma de recibir con el resto de la recua episcopal la bronca del Papa cuando como poco la bronca debería haber sido recíproca y este genio de la inutilidad al llegar de Roma suspende al 22% de su clero diocesano por abusadores. Sin enterarse. Hasta que en Roma, oh milagro, vio la luz y se le encendieron 24 bombillas. No una ni dos, dos docenas. Y esta acémila era el presidente del Consejo antipederastia del episcopado chileno. Como para correrlos a todos a guantazos. Y en este caso a cantazos,
Pero de lo que no se va es de obispo. Pese a tener ya más de 78 años. Mucho está tardando el Papa en no poner en la calle a semejante inútil.
Me ha hecho reír. Hace bien, en medio de tanta imbecilidad.