O al menos a mí me lo parece. La vida religiosa agoniza, salvo contadísimas excepciones, y buena parte de la culpa de ello la tienen los religiosos y las religiosas y la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, antes de Religiosos, con su prefecto y su secretario al frente. La reforma que impuso el Vaticano después del Concilio fue letal. No pocos institutos han perdido la mitad de sus miembros y algunos los dos tercios. Sin que esa catástrofe se detenga o aminore año tras año.
Les indigna que se les diga y arremeten contra el mensajero pero eso no arregla nada pues se trata de la pura verdad.
Mucho tiempo impusieron un silencio que sólo ocultaba una realidad que cada año que pasaba era peor. Luego vino aquella estupidez de somos menos pero mejores cuando eran muchos menos y mucho peores. Y eso es tan evidente que ya no se atreven a repetirlo. En el primer mundo son un grupo cada vez mas reducido de ancianos y gran parte de ellos ya imposibles o casi para toda actividad apostólica. En la Congregación Vaticana comienzan a darse cuenta de la tragedia pero en manos de incompetentes en vez de intentar salvar algo, si fuera posible, lo que sólo se podría lograr rectificando un rumbo que les ha llevado a los umbrales de la desaparición, convocan una reunión, que me parece absurda para discernir la diferencia entre consagración y vida consagrada según parece resultar del confuso escrito que firma el secretario. A la que asistirán los que quieran.
Todo el mundo sabe lo que es una vocación religiosa. Lo que hay que hacer es animarlas y cuidarlas. En la oración, la ascesis, la vida en común, la obediencia, la pobreza, la castidad, el amor a la Iglesia y a los hermanos, la piedad, el afán apostólico, el respeto al dogma y la moral… Todo lo demás son zarandajas sin sentido y sin resultado. Cuando eso vuelve, regresa todo. Hasta las vocaciones.
http://www.congregazionevitaconsacrata.va/content/vitaconsacrata/it/eventi/convegno-internazionale-maggio-2018/spagnolo.html
“No hacen autocrítica“; con bergoglio a la cabeza la autocrítica ha desaparecido de la iglesia, dando lugar a una autocomplacencia ridícula y absurda, que se caracteriza por creer que estamos de putas y de mil maravillas, y que por ende no hay nada que rectificar. un ejemplo, la primavera bergogliana, una estafa colosal anunciada con bombos y platillos por los lacayos aduladores de bergoglio.
El problema es que creen que lo están haciendo bien, que esa es la forma.
Y nadie les ha dicho que sus creencias son irrelevantes, que lo que cuentan son los hechos y los hechos son noviciados vacíos.
Pero al parecer el superior del personaje de la foto está muy contento de haberse conocido y no va a hacer nada.
Y la solución es muy sencilla. Se les dice a los frailes y demás personal religioso: Algo no funciona cuando llevamos tantos años sin vocaciones. Piensen en cuales pueden ser las causas.
Y entre tantos miles de seres pensantes, a alguien se le ocurrirá una idea aprovechable y a partir de ahí construir.
Ahora bien, el Papa también conoce de sobra el desastre, porque viene de cuando era el padre Jorge, podía no digo cambiar a los responsables de la vida religiosa, pero al menos llamarlos al orden y que se muevan.
No existe en el mundo una empresa que teniendo estos resultados mantenga a sus directivos.
¡Pero cómo van a hacer autocrítica, si todas estas órdenes se han instalado en una mentalidad comodona y abracadabrante, nacida en la Compañía y rápidamente extendida al resto de la Iglesia (como todo lo malo), según la cual tener abundancia de vocaciones no es una bendición del cielo, sino un claro síntoma de corrupción que hay que atajar!
A veces pienso que con la mayoría de órdenes religiosas habría que reiniciar el sistema, hacer tabula rassa y esperar un par de generaciones antes de volver a introducirlas en la Iglesia. Empezando naturalmente por los padres jesuitas.
Por cierto, Pablo VI, el Papa que impulsó la nefasta reforma postconciliar de la vida religiosa, va a ser canonizado este año.
No hacen autocrítica. Hace unos días, en una entrevista, el provincial de la nueva provincia dominica de España decía que el principal motivo de la unificación de provincias no es la escasez de religiosos, sino cómo asegurar la predicación del Evangelio:
http://www.periodistadigital.com/religion/vida-religiosa/2018/02/21/jesus-diaz-sariego-op.shtml
El cardenal Matapelo es otro de los impagables regalos que nos dejó la nunca como se debe alabada Germanidad Baviérica o Bavárica.
Don Franciscon, en los Estados Unidos la falta de vocaciones religiosas a retrosedido y en muchos casos, parado el avanze de la DICTADURA del RELATIVISMO dentro de la iglesia.