¿Cómo son los obispos de Francia?

Un querido y admirado amigo me acaba de obsequiar con un regalo excelente. La clasificación de todos los obispos franceses en buenos, malos y regulares. No la ha hecho él sino la revista Golias, icono del más radical progresismo francés pero, en mi opinión, utilísima. Los que para ella son pésimos sin la menor duda son óptimos y viceversa. Los para ella regulares serán sin duda regulares. Ni chicha ni «limoná». Aunque en los días que vivimos ya los quisiera yo regulares. El trabajo es muy voluminosos y me limitaré a la calificación de cada obispo. La hace colocándoles mitras o lo que parecen orejas de burro. Tal vez éstas sean otra cosa. Pero es igual. Son para Golias descalificativas. Óptimos quienes lleven dos o uno de esos descalificativos iconos. Y aceptables los acreedores de una o dos mitras. Malos, o malísimos, quienes logren tres, cuatro o cinco mitras. El trabajo, son muchos los obispos franceses, me va a llevar algún tiempo y os lo daré en pequeñas «diócesis». Pero, concluido, tendréis una excelente radiografía del episcopado francés. Ojalá tuviéramos algo parecido de otros episcopados: del norteamericano, argentino, brasileño, alemán, mejicano, peruano, italiano… Sabríamos mucho mejor en qué manos estamos. Y para ello me es igual que lo haga un conservador o un progresista. El coeficiente corrector ya es cosa de los lectores. Podría hacerlo yo del español pero no me atrevo. No por los buenos, bastantes, ni por los malos, ya no tantos, sino por los regulares. Tengo ya suficientes «amigos» entre los obispos como para buscarme más. Y los mediocrillos, no pocos, generalmente buenas personas pero más inútiles que una flauta sin agujeros, no me perdonarían nunca que les pusiera en su lugar. Que responde perfectamente a la voz militar de: En su lugar, descansen. También, en esa línea media de los regulares es en la que caben más matices. El que se ha significado poquísimo es difícil de calificar para bien o para mal. Son también los que están en mejor posición para decantarse a un lado o a otro. Pero su problema puede ser la incapacidad para nada. Bueno o malo. Que en sí ya es malo. Repito que ojalá tuviéramos algo análogo de todos los episcopados del mundo. O al menos de los más importantes. A ver si alguna otra publicación se anima a algo parecido. Sería muy de agradecer.