COMEDEROS Y OTRAS CORRUPCIONES
En “La Nación” de hoy, aparece una larga nota titulada “Denuncian que la mitad de los comederos no existen”, con el siguiente subtítulo: “Capital humano dijo que, al auditar las sedes registradas, hallaron direcciones falsas, locales cerrados y un merendero en un country”.
Ya Platón al estudiar los regímenes políticos en la “Politeia” advirtió “que todo lo humano es corruptible”. Existen grados de corrupción, dosis de corrupción que no pueden evitarse, aunque volviera a gobernar San Luis, rey, que bien se ocupaba de combatirla.
Pero lo sucedido en los tiempos de Kirchner-Fernández supera toda corrupción anterior al transformar prácticamente al Estado en una empresa para robar. Así, todos los días nos enteramos de nuevos entuertos que salen a la luz, informados por el blog viracocha inca y que vamos a enumerar:
Irregularidades por $ 65.000 millones en la compra de medicamentos oncológicos;
Que 9.000 personas que cobraban el plan potenciar trabajo eran empleados públicos;
Que casi la mitad de comedores y merenderos registrados, no existen;
Que el empleado del Vaticano Grabois manejaba una caja de U$S 244 millones durante el gobierno del turista Fernández;
Que Belliboni, más moderado, manejaba una caja de $5.000 millones;
Que Kicillof gastó $170.000 millones en programas “Haceme tuyo” o “juguemos piola”;
Que existía un consejo campesino indígena con 964 empleados, 208 vehículos y dos sedes, que le costaba al país $9.000 millones anuales.
Que Pérsico se transfirió U$S 88.000 del Estado a su cooperativa;
Que se pagaron $171 millones por 500 mil guardapolvos inexistentes.
Que 11.000 cooperativas que financiaba el Estado no existen;
Que se malversaron U$S 341 millones en la entrega de las Becas Progresar, que se financiaban con un préstamo internacional y no habría un registro o control sobre los fondos.
Que se robaron 274 notebooks nuevas valor $290 millones.
Que se pagaban planes a 3.000 personas que no viven en el país por $5.800 millones.
En la nota de “La Nación” aparece la protesta de Alejandro Gramajo, secretario general de la UTEP, movimiento orientado por el papa Francisco, advirtiendo sobre un ataque del gobierno a “los compañeros y compañeras, honestos y sacrificados, que todos los días de su vida deciden meterse en los barrios más humildes a tratar de construir algo más justo”.
En la misma nota leemos que “la denuncia judicial fue presentada por el Ministerio de Capital Humano… y el gobierno señaló que los hechos denunciados podrían constituir los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público, fraude al Estado y abuso de autoridad”
Respecto a los Comederos y Merenderos se comprobó que la gstión anterior “no realizó los controles correspondientes sobre los comederos a los que asistía con mercadería”.
Es interesante consignar los nombres de algunos de los comederos inexistentes: “Conquistando sonrisas”, “Pequeños gigantes de Quilmes” , “Cielos abiertos”, “Luz de luna”, “Esperanza”, “Los pequeños de San Alberto”, “Luz y Esperanza”.
Un par de casos interesantes: cuando se intentó comprobar la existencia del comedero “Gauchito Gil”, en el lugar declarado se encontró un barrio privado y respecto a “Sol de Barrio” los vecinos dijeron que allí nunca funcionó un comedor.
Los nombres marcan la colosal hipocresía de los gobiernos más corruptos de nuestra historia y de su régimen cleptocrático (de cleptómano, ladrón).
Por su parte los obispos se hacen los otarios, se olvidan del “cuiden a Cristina” del papa Francisco (sin pensar en quién nos cuidaba de la arquitecta egipcia) y su discípulo García Cuerva generaliza en forma muy injusta cuando critica a la dirigencia política en su conjunto, al decir “seguimos en el barro de la corrupción”, “seguimos chapoteando entre descalificativos y odios”; no distingue entre políticos que han robado a mansalva y otros que están descubriendo esos robos; entre jueces complacientes que duermen los expedientes o extravían las denuncias para asegurar la impunidad de los delincuentes o jueces y fiscales que investigan, y elaboran sentencias justas que dan a cada uno lo suyo.
Se olvidan de las andanzas y usurpaciones de Grabois, empleado del Vaticano; se olvidan de la prédica de los curas villeros, expertos en barros y canonizaciones laicas, se olvidan de sus víctimas inocentes de la política criminal inspirada en Eugenio Zaffaroni, el destructor del derecho penal, colaborador del papa Francisco.
Si han perdido la memoria, que se callen por favor y no se conviertan en abogados de la impunidad y de la injusticia, en cómplices de los corruptos.
Buenos Aires, mayo 15 de 2024. Bernardino Montejano
A mayor tamaño del Estado, mayor posibilidad de corrupción. Cuando el Estado lo invade todo y lo llena todo de funcionarios, la corrupción es inevitable. Por eso los liberales (en lo económico, se entiende) que lo son de verdad (y no se maquillan para parecerlo) queremos un Estado mínimo y dejar en libertad a la gente para que salga adelante por sí misma. «Ganarás el pan con el sudor de tu frente» es lo liberal; lo de que el Estado nos robe con impuestos confiscatorios con la disculpa de repartirlo entre los pobres ya nadie se lo cree; en realidad, solo sirve para dos cosas: crear parásitos y comprar votantes, y ambas son intrínsecamente perversas.