Algunos tal vez lo consideren muy duro. A mí me parece muy real. Al Papa se le ha terminado el hablar mucho y no hacer nada. O los poco haceres, contraproducentes. Cierto que muchos casos de los que hoy tienen escandalizado al Pueblo de Dios son anteriores al pontificado de Francisco pero a él le ha estallado el petardo y como poco le ha chamuscado las narices: en Chile, Estados Unidos, Honduras, el Vaticano mismo…
Eso no se resuelve echándonos la culpa a todos y haciéndonos a todos pedir perdón. La culpa la tienen quienes la tienen, por acción u omisión, el Papa entre ellos, y no la señora que va a misa todos los días, el voluntario de Caritas, la carmelita descalza, el cura que se mata por llevar a los fieles al Cielo o yo mismo.
Muchos de los palmeros de Francisco están mezclados en el escándalo o no son precisamente los más declarados adversarios del mismo. Y parece que ya se considera quien para juzgar aunque eso, pese a su sonora declaración, lo estuvo haciendo siempre y no en todas las ocasiones con acierto. Pues ahora ya todos estamos hartos de palabras no pocas veces vacías y reclamamos hechos. Y como el Papa parece gafado hasta la metáfora de los puentes se le cae. Y con numerosos muertos.
Pues a la espera de que haga algo estamos todos.
Obviamente, P. Canali. Es claro que la versión del original a las listas difundidas en otros idiomas fue pésima. Pero, problemas de traducción aparte, lo cierto es que los errores de varios tipos, en especial los relativos a oficios, son de bulto. El periodista dispuesto a descubrir los misterios más terribles del «dramatis personae» eclesial se inventa cardenales, se inventa secretarios de Estado, no tiene ni idea de lo que son las iglesias orientales (lo relativo al arzobispo Brini, «Secretario de los Chinos», revela que el periodista creyó que las iglesias orientales son las que están al Oriente), confunde dicasterios, ofrece datos ridículos (de Marcinkus, como si añadiera «masonidad», dice:»1,90 de estatura») … Si eso es fiabilidad…
Sr. Ramilo:
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De «todos muertos» nada. Hay varios vivos. Incluso hay uno que hoy mismo sigue al frente de un dicasterio curial.
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Por lo demás, la lista Peccorelli, o más exactamente la lista que se puede consultar en diversos sitios en la red, adolece de escasa credibilidad. De hecho es un disparate. Por sus numerosos errores de nombres y cargos, da la impresión de que el periodista sabía poquisimo del medio eclesial al que apuntaba. Varios ejemplos. Al cardenal Bea lo hace Secretario de Estado de Juan XXIII y Pablo VI. Al cardenal Baggio lo hace Secretario de Estado de Juan Pablo II. Al futuro cardenal Bovone lo llama «Secretario Sustituto de la Oficina Sagrada» (?). Al arzobispo Mario Brini, muchos años Secretario de la S. C. para las Iglesias Orientales, lo llama «Secretario para China, Oriente y los paganos». A don Pasquale Macchi, Secretario de Pablo VI, lo crea cardenal sin serlo. A Mons. Marcinkus lo hace «Presidente del Instituto de Enseñanza Religiosa» (?). A Mons. Schierano, Vicario Militar de Italia y luego Pres. de la S. Comisión de Arqueología Sacra, lo hace obispo titular de Acri en la provincia de Cosenza cuando en realidad fue arzobispo titular de Acrida en Epiro Nuovo, hoy Macedonia. Y suma y sigue.
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Infiltración masónica en la Iglesia, podría haberla. Pero no porque lo prueba la célebre lista, cúmulo de errores y modelo de falta de rigor.
Don Antonio: Barrunto a qué pueda ser debida esa múltiple confusión, savo lo del Cardenal Bea, que ya es de espanto. Muy probablemente ese tal Peccorelli vertió sin más el texto de marras del inglés al italiano, pues creo que a pesar que que la informática era muy rudimentaria, ya funcionaban los llamados traductores. Y ciertamente si se hace uso de ellos, hay que tener a posteriori la creteriología adecuada para saber leer lo que quiere decir cada disparate. Por ejemplo el traductor inglés pasa oficio al castellano y al italiano como oficina. Parece que esa labor correctora la omotió Peccorelli , amén de no contrastar algunos nombres.
salvo, criteriología, omitió.
Como masón se habló de Jean Villot
Cura catalán pone a muñeco de Felipe Vl colgao del campanario,.. ya lo tenia con estrellada (el campanario). Por comentar
Los hijos de la viuda son los masones, gente melifua que odia a la Iglesia y que jamás va de frente.Mino Pecorelli investigó, a petición de Su Montinismo, la infiltración masónica en la Iglesia y elaboró un terrible listado para entregar al pontífice, pero fue asesinado en circunstancias aún no aclaradas antes de poder hacerlo.Su lista incluye a muchos purpurados, todos muertos excepto ese par de miserables italianos que cité.Italianos tenían que ser: va mucho con el carácter sibilino, falso, lleno de doblez, serpentino y reptilíneo de casi todos ellos.Son capaces de asesinarte con una daga florentina mientras te sonríen.Por eso hay tanto canalla en el Sacro Colegio: porque hay docenas de italianos, casi todos innecesarios y casi todos demoníacos.Hasta que no se cumpla al pie de la letra el acuerdo de Letrán y haya sólo diez cardenales de esa nación, la Iglesia no tiene remedio: Re, Sodano, Monterisi, Ravasi, Bertello, Versaldi, Baldisseri, Stella, Parolin et sic de caeteris…hasta dos docenas de boñigas italianas.¡Qué asco!
Gracias!
Mejor: Et sic de ceteris.
A mí los curas de mi colegio JAMÁS me tocaron ni se insinuaron,ni nada parecido. Eso sí,me dieron capones y bofetadas a Porrillo. Porque me las gané por ser muy revoltoso. Por cierto el que zurraba con más saña era un OP muy muy,muy progreso.
Tenemos que dejárselo bien clarito:
Francisco: YO NO HE SIDO.
Sodano y Re son un par de montones de boñigas, pero Monterisi, Bertone y una tonelada más de purpurados no les van a la zaga.El Sacro Colegio es un albañal lleno de aguas putrefactas.Y que se cepille a los dos masones de la lista Pecorelli, el cual quizá fue asesinado por orden directa de los hijos de la viuda, que tienen por costumbre mover los hilos sin que se note.Y que frene de raíz los intentos de beatificar al argentino filoterrorista monseñor Demonielli y a Su Montinismo Flordelisado, muy culto él, pero muy inútil como pontífice y responsable de muchas cosas que todos sabemos.
¿Quiénes son la viuda y sus hijos?
Si estuviera aquí Watson podría desquitarse: «Elemental, querido Holmes: la masonería».
Si me preguntaran, propondría el siguiente programa de acción:
1)Urgente: «descapelizar» al nefasto Sodano, nexo de unión del encubrimiento de Maciel, del encubrimiento de McCarrick, de la podredumbre chilena y de la lentísima reacción vaticana en 2002 (seamos sinceros, la actuación de Juan Pablo II en ese año no fue mucho mejor que la de Francisco en éste, tardó MESES en reaccionar en tanto que Francisco ya ha «descapelizado» a McCarrick, cosa a la que ni Juan Pablo II ni Benedicto se atrevieron).
2)Someter a un «tercer grado» a Re, prefecto de la Congregación para los Obispos cuando McCarrick y luego Wuerl fue nombrado para Washington. ¿Qué sabía sobre las guarradas del primero y los encubrimientos del segundo? Si es preciso, «descapelizarle» también.
3)Aceptar la renuncia de Wuerl y si es preciso (soy consciente de lo complicado que es cubrir esa archidiócesis y más dadas las peculiares circunstancias políticas de Estados Unidos) nombrar un administrador apostólico para Washington.
4)Investigar a fondo TODAS las diócesis de Estados Unidos que estén por investigar y hacer una lista de obispos encubridores (La USCCB ha propuesto a monseñor Scicluna para esta tarea, y dado su currículum —Maciel, Karadima, los Karadima boys en Chile—sería una excelente elección).
5)Más a largo plazo, diseñar un procedimiento reglado de destitución de un obispo por causas tasadas. También podría complementarse con otro de suspensión temporal de las potestades episcopales para casos menos graves. Elaborar una ceremonia de degradación pública de un sacerdote o de un obispo cuyos crímenes clamen al cielo.
6)Y como remate final, hacer lo que ni Pablo VI ni los dos Juan Pablos ni Benedicto XVI ni Francisco han sido capaces de hacer hasta ahora: reformar de una maldita vez el procedimiento de nombramiento episcopal. Sobre todo, el de creación de nuevos obispos. Que sea más transparente y no dependa tanto de tener contactos e influencias como hasta ahora.
Hombre, el pobre Juan Pablo I apenas tuvo tiempo tomar conciencia de los problemas que tenía sobre la mesa y de tomar decisiones. Además, sea que fuera misericordieado «ante litteram», sea que muriera por causas naturales, creo que fue una víctima más del sistema.