Uno lo daba por muy probable y así ha sido. Hasta ayer, día en el que se clausuró el Año Jubilar Teresiano, Don Jesús García Burillo era obispo de Ávila y hoy lo sigue siendo. En eso el Vaticano, que no suele ser modelo de delicadeza en bastantes ocasiones, lo fue. Me temo, y Ávila también, que el relevo pueda estar ya próximo pero cuanto más se retrase mejor para la diócesis.
No es nada urgente el relevo. Si Gil Tamayo va a seguir siendo secretario de la CEE, para lo que falta más de un mes, no corre ninguna prisa el nombramiento y si pensando en que no se siente capacitado para simultanear episcopado y secretaría o porque no le reelijan los obispos para la secretaría el obispado podría llegar más tarde. Pero a partir de ahora puede llegar en cualquier momento.
No tengo mal concepto de Gil Tamayo pero le va a ser muy difícil no desmerecer en la comparación con su predecesor si se cumplen los pronósticos. Don Jesús es uno de los mejores obispos de España, querido de todos, de sus fieles, de su clero, de sus hermanos obispos y de todos los que le han conocido desde una levedad encantadora. En términos de boxeo, su sucesor, si es el que dicen tantos, sería un peso pesado, Don Jesús un peso pluma. Y una sonrisa. La fotografía que os traigo creo que le ha captado tal cual es. Todo en él es ligero. Como si nunca hubiera querido ser una carga.
Alguna vez creo que le comparé con la brisa refrescante, que no hiere ni molesta. Pero que tanto se agradece refrescando calores y cansancios. Cuántas veces hemos protestado de vientos que en ocasiones hasta han sido trágicos. Nadie ha lamentado la brisa y muchísimas veces se ha agradecido.
Pero no se entienda lo que digo como algo superficial y que apenas se nota. Su pontificado abulense va a ser muy difícil de igualar. Desde Don Santos Moro Ávila no ha tenido un obispo como él. Ha resucitado la diócesis, publicó pastorales excelentes, salvó una universidad católica que era una ruina, fue un referente para el arte eclesiástico que es el arte de Castilla y León llevando magistralmente las Edades del Hombre, llevó a Santa Teresa tan en el corazón que la hizo presente a multitudes, sirvió a Dios sin herir a nadie y a imitación suya fue Camino, Verdad y Vida.
Esto Don Jesús no es una despedida porque con enorme alegría de todos es todavía el obispo de Ávila. Y ojalá todavía lo pudiera seguir siendo tres años y medio más. Sólo que aunque algunos no lo crean a mí me encanta hablar bien de los obispos. Pero tienen que darme pie. Como Don Jesús García Burillo, leve obispo de Ávila, grandísimo obispo de Ávila.
Esperemos que la proverbial vaguería del nuncio Fratini actúe aquí para bien y no piense en el relevo de don Jesús porque le dé pereza ponerse a ello cuando le queda menos de un año para su relevo.
Una Carmelita Dominicana
Fray Juan Macías Márquez OP
15 de Octubre, 2018
A menudo, las flores de la iglesia más ilustres trabajan en sincronía. San Pablo presenta seis veces el cuerpo humano como una gran imagen de la Iglesia en diferentes cartas.
El Señor quiere que los dones que ha dado a los diferentes miembros de Su Cuerpo sirvan en conjunto para la mayor gloria de Su Santo Nombre. Evocamos hoy a una gloriosa y dinámica reformadora como es Santa Teresa de Jesús, que se consideró en su espiritualidad heredera de Santa Catalina de Siena, inspirándose en sus Diálogos, tuvo como director espiritual al dominico Padre Báñez y en la Cueva de Santo Domingo de Segovia se le aparecieron el Señor y Santo Domingo y cuando el Señor iba a marcharse le dijo: Te dejo con mi amigo y estuvo cuatro horas hablando con el Santo.
Uno de los compromisos más dinámicos entre las dos órdenes se inició en España del famoso Siglo de Oro, la Edad de Oro. Durante este período, España experimentó un increíble florecimiento en casi todas las artes liberales y también un renacimiento de la escolástica y la mística católica, filosófica y teológica.
La católica España se había convertido en un baluarte de la Fe después de la aparición de la Reforma Protestante, sobre todo con la unidad de la península llevada a cabo por los Reyes Católicos, Isabel y Fernando.
Como resultado, se fomentó una renovación católica vibrante. En cuanto a la vida intelectual, el dominico Francisco de Vitoria ayudó a establecer la tradición histórica de la excelencia académica e hizo desarrollos expansivos en el derecho natural y de gentes y respecto a la filosofía en la escuela de Salamanca.
Después de él vendrían muchos frailes predicadores como Domingo de Soto y Domingo Báñez, tratando de predicar no sólo a los españoles sino a todos aquéllos que iban a tener responsabilidades en el Nuevo Mundo.
En la mística, nos encontramos con las dos figuras señeras de la Orden Carmelitana: San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila. Estos dos reformadores no estuvieron directamente inmersos en la Escolástica, pero tampoco estuvieron muy alejados de sus grandes maestros.
Su cultura conserva un compromiso proclive a la comprensión medieval de la naturaleza integral de la vida católica. No había separación entre el estudio intelectual y la vida mística, como lamentablemente se ve en la actualidad.
Por ejemplo, Santa Teresa misma fue una lectora voraz, y no le dio miedo de hacerlo saber, lo cual era muy audaz en una mujer del siglo XVI, como ocurriera con Santa Gertrudis en la Edad Media.
Además, insistió en que sus monjas “además de los confesores ordinarios, buscasen otros extraordinarios, y a ser posible, doctos, aunque fuesen menos virtuosos.
La reformadora de los monasterios carmelitanos sabía que una base intelectual firme en la fuente de la sabiduría de la Iglesia sería necesaria si se pretendía que la reforma perdurase.
Sus Confesores y directores espirituales en su mayor parte pertenecieron a la Orden Dominicana y estaban enraizados en la rigurosa tradición intelectual de Santo Tomás de Aquino. El más famoso de los que Santa Teresa buscó fue el ya mencionado Domingo Báñez. Fue su confesor durante seis años y su asesor durante unos años más.
Avanzando unos pocos siglos, nos encontramos con una hija de la Santa Madre Teresa, Santa Isabel de la Trinidad.
Santa Isabel no buscó un confesor de la Orden de Predicadores, pero, sucedió que la Divina Providencia le asigna uno.
La predicación del Padre. Irénée Vallée, un popular predicador Dominico en Francia en aquel entonces, la cautivó, convirtiéndose en uno de los catalizadores de su profundo crecimiento en la vida espiritual.
Santa Isabel vivió sólo veintiséis años en esta tierra, pero su vida espiritual se desarrolló con gran rapidez. Muchos de sus escritos dan testimonio de los grandes avances que hizo en la comprensión de los misterios divinos como resultado de la doctrina que aprendió del Padre Vallée.
El fraile también recibió el positivo influjo de la futura santa. Se refiere fácilmente a ella como a su hija.
La última mención se dirige al gran maestro espiritual del siglo XX, el Padre Reginald Garrigou-Lagrange. Padre Lagrange es posiblemente más conocido por su proyecto de fusionar el pensamiento de San Juan de la Cruz y Santo Tomás de Aquino en su teología espiritual.
Un cristiano serio puede encontrar alimento espiritual en la escolástica rigurosa y en la tradición mística. En su proyecto, el Padre Garrigou-Lagrange muestra la fecundidad de la relación entre los carismas de las dos órdenes.
En este mundo caído, las realidades armoniosas a menudo se separan en el tiempo. Los santos y teólogos mencionados anteriormente son un testimonio vivo del poder de la colaboración para la edificación y la unificación del reino de Dios. Invoquemos a Santa Teresa de Jesús para que nos ayude a vivir una vida más fructífera, unidos todos en el Cuerpo místico de Cristo.
Yo conocí a don Jesús cuándo era vicario episcopal en Madrid.
Solo puedo decir que era y es un gran pastor y una buenísima persona.