| 09 febrero, 2022
Y así no debería ser ninguno.
Alex Navajas los calca:
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https://www.religionenlibertad.com/opinion/15487497/cinco-tipos-predicadores-huir.html
Son variedades, todos nos las hemos tropezado, del cura mercenario. Que es la negación del cura.
El sermón es la parte menos importante de la misa. Por eso muchas veces simplemente se suprime en los días laborables.
Castellani cuenta lo bien que se lo pasaba yendo de iglesia en iglesia en Buenos Aires, constatando lo zopencos que eran casi todos los «Demóstenes » que escuchaba.
Muero por escuchar alguna vez las homilías de Belzunegui, Sacerdote Católico, Sacerdote Mariano o Catholicvs.
Creería que son la misma persona. Además no creo que sean realmente presbíteros.
Pues si tan malos le parecen todos, a lo mejor el problema lo lleva el autor del artículo. ¿Tanta importancia le da a la homilía, sea buena o mala? Si él no es sentimentaloide, hay gente que sí lo es. Si a eĺ no le gustan las «vaguedades», debe saber que hay a gente a la que le asusta lo «concreto». No se pueden hacer homilías al gusto de todos, porque hay temperamentos varios. Con ese cariño a los sacerdotes y la valoración que desprende el autor del artículo, ya no se necesitan enemigos externos de la Iglesia. Con estos valen.
el mal predicador solo exponiendo sofismas de pacotilla.
¡Dios Santo!
Cuando tanta prisa te das en poner las barbas en remojo,…,¡que mal predicaras,gamberro!
Cuando tantas veces me llegan pidiendo «algo natural que me ayude a dormir»,me apresuro a aclarar al peticionario:
1.Natural no es sinónimo de saludable. Un terremoto,un ciclón, una picadura de víbora una infusión de cicuta,un Bergoglio…,con la máxima naturalidad,dañan,envenenan y hasta matan.
2.En lugar de comprarme potingues, busca en YouTube la Misa del último Domingo.Y si sigues despierto tras la homilía…,ve solicitando un centro especializado en trastornos del sueño.
Don Francisco José, permítame una vez mas, a través de las líneas que usted nos ofrece, rendir un humilde y pequeño homenaje, a la vez que emocionado, a aquéllos sacerdotes santos, que con sus predicaciones formaron mi fé y me enseñaron a amar a Jesús, a María y a la Iglesia. Nombraré a algunos, porque la lista sería muy larga. Don Ricardo Blanco, Don Francisco Navarrete, Don Salvador Muñoz, Don Nicolás Sanz, Don Hermenegildo López, Don Manuel Yunta, Don Doroteo Fernandez, Don Abilio Ruiz, Don Pedro Alvarez, Fray Antonio Sánchez… Y tantos otros… Que Dios los tenga en su gloria. Y hoy día, actualmente, a Don Pedro Muñoz, de San Martín, a Don Miguel Angel, del Carmen, y a Don Francisco, de San Marcos; los tres de Madrid. Me dejo otros varios, pero no hay espacio. Muchas gracias, impagables, a todos ellos, y que Dios les de mucha salud para que nos sigan enseñando el camino del cielo, y les siga protegiendo el manto maternal de Nuestra Madre María.