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Chorradas franciscanas

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Carballo 01 http://es.search.yahoo.com/search?fr=mcafee&type=A011ES0&p=franciscanos+flashmob Y Chámame Pepe, a quien no le vendría mal esa gimnasia, mirando para otro lado.

Comentarios
0 comentarios en “Chorradas franciscanas
  1. El video…sencillamente gilipollesco. No he visto en mi vida tanto idiota junto por metro cuadrado haciendo el garrulo. En lo que ha quedado la orden franciscana. Si desaparecen pronto, mejor para todos.
    Pero a estos no, a estos no se les interviene porque son estériles y a los estériles no se les interviene porque forman parte de la hoja de ruta de todos estos malvados.
    Solo queda rezar para que lluevan ascuas y azufre y que se salve quien se tenga que salvar.

  2. Hablando de franciscanos, el monasterio de Santa Clara la Real de Toledo, de monjas clarisas, cuya fundación databa del siglo XIV, ha sido cerrado hace aproximadamente un mes. Quedaban muy pocas religiosas y eran muy ancianas.

  3. Las virtudes de la Cuaresma
    Fray Joachim Kenney, OP | 27 de febrero 2015

    En el Evangelio de hoy, el Señor Jesús describe la justicia que se necesita para alcanzar el reino de los cielos, señalando que debe superar la de los escribas y fariseos. El autor analiza la relación que debe haber con el hermano, diciendo que no sólo se trata simplemente de observar el quinto mandamiento del Antiguo Testamento: no matarás.
    Es un error llamar a un hermano imbécil, simplemente porque se está enojado con él.
    Por otra parte, Jesús nos advierte que si no estamos en paz con nuestro hermano debemos hacer las paces con él antes de presentar a Dios nuestra ofrenda.

    Con esta enseñanza, Cristo describe la justicia y las disposiciones internas que van mucho más lejos en su exigencia, que en el Antiguo Testamento, para poder llegar a ser justos.
    La virtud cardinal de la justicia, tal como la define Ssnto Tomás de Aquino, es el «hábito constante y perpetuo , por el que se tiene la voluntad de dar a a cada uno lo suyo .» A partir de esto, podemos extraer dos de las principales características de la justicia. La primera es que se trata de otras personas. Se trata de dar de manera distinta de lo que uno realmente se merece. En segundo lugar, la justicia es objetiva. Se trata principalmente de lo que se le debe. No se trata de lo que el otro quiera recibirlo o de que queramos dárselo o no. El mandamiento «No matarás,» por consiguiente, se refiere a la justicia, en su forma más adecuada. Es una cuestión de respeto a la vida que Dios ha dado al otro hombre. Jesús da otros ejemplos de la conducta injusta que debe evitar. Debemos respetar, no sólo la vida del otro, sino dignidad de hombre, así, y hay que evitar que se le considere indigno por haberle calumniado o ejercido la maledicencia contra él. Cristo va aún más lejos que la justicia propiamente dicha (es decir, nuestra actividad externa) y se ocupa de lo que puede llamarse la justicia en sentido análogo. Es decir, nos describe que se tenemos la razón, cuando superamos pasiones, como la ira.

    Si este pasaje del evangelio habla de establecer una relación sólo con nuestro hermano, ¿qué pasará en lo concerniente a nuestra relación con Dios? Podríamos tener la tentación de pensar que la Cuaresma nos aproxima al establecimiento der una relación justa entre nosotros y Él. Tal vez, por ejemplo, pensamos en las penitencias que hacemos como si se tratase de una «amortización» por el hecho de que Dios murió en la cruz por nosotros. En efecto, entra en el ámbito de la justicia ofrecer oraciones y sacrificios a Dios, ya que le debemos todo lo que tenemos e incluso nuestra propia existencia. Sin embargo, nunca podremos compensar realmente a Dios plenamente, ya sea por la existencia o por la redención. Sufrió y murió por nosotros. Por consiguiente nunca podremos tener una relación con Él, que sea verdaderamente justa en tal sentido.

    Cuaresma no es dejar para la noche las cosas de Dios. Las oraciones y sacrificios no añaden nada a la grandeza o la felicidad de Dios, no son principalmente en beneficio suyo, sino pora nuestro propio bien.
    La Cuaresma nos ayuda a reconocer lo que le debemos a Dios, incluso al margen de que de que se trate de la preparación para celebrar el acto supremo de la caridad de Cristo en el sufrimiento de su pasión y muerte por nuestra salvación. La oración y las penitencias son un medio para nuestro crecimiento en la caridad, que se logra cuando se eliminan los obstáculos entre nosotros y Dios. Como señala Jesús en el Evangelio, uno de esos obstáculos a menudo es la falta de paz con nuestro hermano. Porque «el que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve» (1 Jn 4:20). Que en esta Cuaresma, la caridad del justo por antonomasia nos haga anhelar el reino de los cielos y nos estimule a imitarlo.

  4. Los mismos que hacen esas chorradas, castran a los Franciscanos de la Inmaculada… Todo con el visto bueno (cuando no aliento) del Papa Francisco.

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