Cataluña

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Pero cuántas esteladas hay? Guía para identificar las banderas catalanas |  Verne EL PAÍS

Viéndola, la verdadera bandera de Cataluña, no puedo menos de recordar los versos de Serafí Pitarra:

Más que moltas ennoblida

concentra en sí tanta hazaña

que  pot da, pel mitj partida

dugas banderas de Espanya

 

El Blog se honra con muchos comentarios extraordinarios. Éste, de Atarazanas, sobre el testimonio del beato Tarrés, me parece especialmente destacable:

«Refleja exactamente el estado de la sociedad catalana en esas fechas. No cabía hablar aquí de acoso de las tropas de Franco en las puertas de Madrid o la Casa de Campo. Aquí en Cataluña no había presión del ejército, cuyos últimos residuos, a las órdenes del general Goded, habían sido sacrificados los primeros días de la guerra. Aquí estaban presidiendo la Generalidad los que hoy gobiernan con Sánchez, y son aplaudidos por jesuitas, benedictinos, benedictinas, alguna dominica esotérica, vedrunas, capuchinos, franciscanos, escolapios, claretianos, salesianos y curas diocesanos. Presidiendo la Generalidad y persiguiendo a sus antecesores en el claustro, residencia, colegio o convento. Aquí estaban las checas de san Elías y el Uruguay. Aquí estaban los paseíllos a la Rabassada. Aquí, salvo un cardenal que abandonó a su grey, estaban obispos mártires, religiosos mártires, curas mártires, seminaristas mártires, monjas mártires y muchos seglares mártires. Pero aquí estaban también curas separatistas que, como en el caso de Fuster, dirigía nada menos que la cárcel de Gerona, e impidió que en los días finales se salvaran de la muerte los que luego cayeron en Pont de Molins. Porque aquí el separatismo clerical, que abomina de Dios para honrar a la diosa nació, no es flor de un día. Si es preciso, como en el caso gerundense mencionado, en la primera fila del sacrificio… ajeno. Sólo en otras partes de España pudo sonrojar que Novell arremetiera báculo en mano contra la justicia que condenaba la sedición o que un Vives departa campechanamente con epígonos del separatismo. Aquí, por desgracia, son los bueyes con los que hemos de arar. Por si fuera poco, de vez en cuando aparece un obispo valenciano o mallorquín haciéndoles la ola. Si supieran que, como denunció entonces el médico Gemelli, el del Hospital que lleva su nombre, hubo aquí prácticas nazis desarrolladas por un antecesor de Mengele, de apellido Mira. Pero, ¿qué sabrá Omella cuando recibe en mangas de camisa a un socialista impulsor de leyes anticristianas como el aborto y la eutanasia? Esa es la estampa de lo que pasa ahora aquí, entre el Ebro y Cantallops»,

Suscribo.

 

 

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