Carta apostólica de Francisco sobre liturgia

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Desiderio desideravi, mañana.

¿Para echarse a temblar?

Comentarios
13 comentarios en “Carta apostólica de Francisco sobre liturgia
  1. Menciona el Papa la necesidad de descubrir la belleza de la litúrgia, y sin embargo él mismo practica una poda inmisericorde a la misma. Santo Padre, los que ya tenemos una edad dejamos de creer en muchas cosas precisamente por la mundanización de lo sagrado que, si bien hacía más comprensible a la razón aquello que se celebraba, sometía a la pobreza más brutal lo que antes resultaba mistérico y bello.
    La belleza, Santo Padre, atrae mucho más que cualquier homilía, y desde luego, mucho más que la liturgia de lo «sencillito» a la que entusiastamente se han añadido muchos obispos, mucho más preocupados en agradar a Su Santidad, que en celebrar dignamente la Eucaristía. La pregunta que me surge, y con cierta amargura es ¿que será lo próximo que «prohiba» Su Santidad? Supongo que no le hace ni puñetera gracia la comunión en los reclinatorios ni en la boca, tampoco creo que le subyugue la idea del canto gregoriano, igual desagrado supongo que le causa el latín en general cuanto abunda en su carta que «cada uno en su lengua». Santo Padre, no sé si es usted consciente de su comportamiento, con certeza le puedo decir que se acerca usted peligrosamente a la figura de un rector de parroquia y se aleja y mucho del cargo que ocupa. Hablar de como debemos celebrar, de ornamentos, y de misas ad orientem y otras zarandajas es más propio de sacristanes y rectorcillos que de papas.
    Sin ánimo de ofender le recuerdo que tiene usted problemas muy serios con el episcopado aleman a punto de cisma real, problemas igualmente preocupantes con la descristianización de Europa Occidental, por cierto, descritianización que se manifiesta de forma tozuda en nuestra preciosa y vacía Plaza de San Pedro, tiene también problemas de relaciones internacionales, cosa quasi inédita en el pasado reciente, ¿ha felicitado ya al presidente Biden por su rectificación histórica en el tema del aborto? De verdad Santo Padre ¿cree que a los creyentes les preocupa si la misa es así o asá. En la homilía de Pentecostés del año pasado remarcó usted muchísimo que la Iglesia ha de ser Una, pero al tiempo debemos huir de la uniformidad… bien Santo Padre, lo que usted propone ¿que es? cierto, necesitamos alguna explicación porque más uniformidad de la que usted pretende aplicar no sé si la encontraremos en parte alguna.
    Siento, y lo lamento profundamente, que la labor realizada por sus dos antecesores en materia de reconciliación entre tradicionales y progresistas está siendo sistematicamente destruída por usted, la pregunta sobre la razón de sus «novedades» es lo que no acierto entender.
    Santo Padre, la Iglesia no es uniforme y no por ello se empobrece si no todo lo contrario. Existen vocaciones misioneras, otras contemplativas, más allá existe una Iglesia dedicada casi en exclusiva a los pobres y por ahí anda también la Iglesia más tradicional y… no pasa nada Santidad! ¿a qué ese afan de uniformidad?
    Santo Padre, advierto con pena que su papado ya no despierta ningún interés y que se está usted refugiando en lo anecdótico porque se ve incapaz de afrontar cuestiones más serias. Lo siento de veras pero de mantenerse usted en la linea actual no me queda más remedio que reconocer que el Pastor de la Iglesia Universal aparece cada vez más alejado de su grey.

  2. Ahora tendremos que escuchar a todos los que a la Misa con libro antiguo la llaman tradicional.
    Pues no, Señor, los verdaderos tradicionales usamos el libro en la versión vigente, como cuando Trento lo reformó y hubo que cambiar. En este caso, con las aprobaciones últimas de Benedicto y Francisco.

    1. ¿Me puede explicar usted qué cambió Trento? De entrada permitió sin cambio alguno las liturgias doscientos años anteriores, pues no había ahí peligro de herejía. Dentro de los misales romanos publicados la serie de oraciones del temporal y del santoral ES LA MISMA, el orden de lecturas ES EL MISMO. Simplemente reguló algunas cuestiones del calendario y precisó ritos iniciales y finales. Le ruego que compare cualquiera de los misales editados en torno a 1500 y compare con el de Trento. Nada que ver con lo de Pablo VI, que destrozaron el orden de lecturas, de oraciones, y cambiaron el 80% de las oraciones, con más del 30% inventadas. Por favor, al menos lea lo que escribió Ratzinger sobre la reforma litúrgica…

  3. Muy divertido todo. El papa empieza citando las palabras de Nuestro Señor para, acto seguido, meter caña a un rito de tradición apostólica, que probablemente hunde sus raíces en el propio San Pedro.

  4. Ningún papa es perfecto. Siempre se equivocan los que callan y aplauden sin sentido, comodísimo muchas veces, pero falso servicio al bien común.

  5. Paco es incapaz de hacer algo bien. Sólo le alabo lo de la misedicordia, virtud que él no practica, por cierto. O tal vez practica con Fidel y los suyos. Con esos es muy comprensivo y siempre da palos a los mismos.

  6. Don Francisco José, nos ha puesto usted una cara del Santo Padre, que hace estremecer de horror y terror. Con esa cara y con ese rictus, no puede salir nada bueno para la Iglesia y el Mundo. Terrible.

  7. Temblarán aquellos que se tomen en serio a ese individuo. No es mi caso. Aún así, reconozco que dado el absolutismo monárquico, sin contrapeso alguno, instalado en el papado desde finales del XIX, y dada la cobardía sectaria de la mayoría aplastante del episcopado mundial, arrodillado en silencio ante un líder despótico y destructor de la fe como este Papa, el estropicio que puede causar, para desgracia de millones de almas, puede ser muy grave.
    La mayor desgracia que sufre hoy la Iglesia no es tener al Pedro al que Cristo llama Satanás, sino no tener a un San Pablo que se le eche a la cara y le cante las verdades del barquero.

  8. Con Bergoglio hay algo que no falla. Piensa mal y acertaras, o piensa lo peor y acertaras. Es el rey MIRDAS, todo lo que toca…
    Pensemos ¿que es lo peor que puede pasar?… pues ya sabemos.

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