| 09 marzo, 2018
Por respeto a su familia, su padre fue un católico íntegro y referencial, suprimo la S de su apellido. Que queda en Orondo aunque tal vez fuera mejor Horrendo.
Los que le conocieron, en una juventud militante y hasta heroica, abominan ahora de sus días actuales.
Aquí tiene una muestra más.
Carta abierta al arzobispo Marcelo Sanchez Sorondo, Ciudad del Vaticano
No voy a dirigirle la maldición de que el Señor le confunda. Dios no confunde nunca. Quien confunde es el Diablo. Y usted está muy confundido. Pues que el Señor le vuelva a lo que ha sido o en otro caso que tenga misericordia de su alma.
No lo conocía. Lo único que se son sus declaraciones, que no me parecen reprobables aunque sean equivocadas y producto de la ignorancia o un análisis superficial que no afectan a la doctrina de la Iglesia como ocurre con otros obispos. De todas formas las actitudes y comportamientos en china se han suavizado enormemente en los últimos años, incluida la persecución religiosa o la criminal política sobre el aborto. Al mismo tiempo han conseguido erradicar la pobreza extrema. Por otra parte no veo que su política anticristiana o familiar sea muy diferente de la que se aplica de forma más hipócrita en occidente, empezando por España.
marcelo sanchez sorondo es un vulgar peronista-montonero de la misma calaña de bergoglio.
No es sano, ni honrado, acusar a quienes critican las expresiones doctrinales de Francisco como propias de contrarios a sus reformas. Por cierto, ¿cuáles son las reformas de Francisco? El problema de Francisco es la doctrina. No me cabe la menor duda. Y en ese descalabro, los arzobispos (Sánchez, Fernández y Ladaria) tienen parte importante. Sánchez Sorondo carece de formación científica y dice absolutas tonterías sobre la vida, el cambio climático y cuanto se le ponga por delante. Es el esterotipo cabal del gaucho fanfarrón, que habla de todo, enteradillo y tan osado cuan ignorante. Sus argumentos contra quienes le objetan que incorpore en el organismo pontificio que regenta personas de perversa doctrina en lo concerniente a la moral de la vida humana desde el origen hasta su extinción resultan de chiste, aunque él los envuelva en voz engolada. Tres cuartos de los mismo predícase del arzobispo Fernández, el novelista de curiosas tesis sobre el amor, las relaciones y el sacramento.
A Ladaria le están alabando ciertos teólogos su escrito sobre la salvación. Fuera de los lugares comunes y una pretensión pseudohistórica (finge la existencia de herejías del pasado en unos teólogos que sólo perviven en la retórica del discurso), su interés claro es dotar de consistencia los dislates doctrinales de Francisco. Pretende ser una teología de la encarnación cuando sólo es teología-ficción. La apelación a la salvación comunitaria cuando nadie lo niega huele demasiado a un populismo inerte y rampante, irenistam como si todo valiera igual para la salvación, Juana que su hermana. Los desvaríos de Francisco, ese afán de ponerse al frente de la lucha contra el cambio climático, la Amazonía,pretende Ladaria apuntalarlos en una teología de la creación demasiado sesgada. Como si el Señor hubiera muerto y resucitado para preservar la biodiversidad y frenar el desarrollo de la capa de ozono. Menudo trío arzobispal.
Le han dado para el pelo.Se lo merece.Otro Judas (últimamente abundan y proliferan como cucarachas).