Carlos Herrera contra los obispos por los indultos

Mucha es la división que debe haber en el seno de la CEE para que un locutor de la radio de la propiedad episcopal manifieste su estupor por el apoyo a los indultos que se produjo hace días.
Y para ser más prácticos no deberíamos hablar de que la CEE apoya esto o lo otro, si no el presidente de la CEE seguro que sin consultar y diciendo que él no estaba en la reunión maniobró para sacar la cara a Pedro Sánchez. El claro culpable de esta metedura de pata es Omella, el mismo que se empleó a fondo en el asunto del coronavirus en ser más restrictivo y hacer de delegado del Gobierno en el asunto de misas, de cerrar iglesias y de hacer el caldo gordo en un asunto que toca a un derecho fundamental consagrado así en la Constitución.
Lo que transmite es una total dejadez, recordemos cuando casi de compromiso por decir que hacemos algo rezaba el rosario en una salita sentadito junto a su vicario. Algo así como para que creer si estamos de derribos SL, y ya sabemos que no sirve para nada.
En la pandemia hubo obispos más valientes, realizaron oraciones especiales, recuerdo al arzobispo de Toledo rezando el Rosario por televisión en la catedral y de modo adecuado. Omella está puesto recordemos con la aquiescencia del Gobierno, para el que era el mejor candidato, y como es servil y corporativista sabían que era el más bizcochable como así se ha demostrado bien claro. Sus diálogos con Illa su vecino de veraneo son para proteger los mismos intereses, y todas sus intervenciones se quedan en el vacío absoluto teológico donde parece ser que convertirá a muchos usando las palabras mágicas de diálogo, construir puentes, sostenible, recemos porque no se tiren plásticos y demás memeces buenistas que están vacías de significado porque no se dice como ponerlas en práctica. Que dialogamos con los independentistas, cómo entregamos la casa y encima pagamos los gastos de mantenimiento y funcionamiento mientras nos desprecian y nos llaman idiotas a la cara. Damos el indulto sin arrepentirse y vuelta a empezar y eso lo llaman diálogo cuando es engañarse a sí mismo o engañar a los demás y eso en un presidente de la CEE además debe constituir un pecado.