| 13 diciembre, 2016
Y tampoco es un mindundi cualquiera: Ni un Trucho, un Spadaro, un Papamanolis o un Maradiaga.
Esto cada vez se complica más. Y a ver como mete la pasta en el tubo el que tan ¿ingenuamente? la desparramó.
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=28021
Ya salió don insultón cuando no tiene argumentos.
Un pollero, nunca disecciona el pollo con tal finura que desliza el escalpelo entre las coyunturas sin hacer el menor corte en músculos,nervios y tendones…, simplemente lo corta y además nunca con escalpelo. Eso lo saben hasta los niños chicos y me extraña que Platón no lo supiera.
Por lo demás tranquilícese, y tómese la medicación, Carlos.
Sin duda,al ateniense le tienes que enseñar a pensar tú,so bobo.
Como al Greco le tendría que haber dado unos cursillos de pintura Kikin…
Pero hombre… Carlos Dias aun no te has enterado que no se trata de insultar a nadie, sino de aportar lo que uno piensa a nível de lo que el Bloguero dice o pone como título? Es tan facil insultar cuando no se esta de acuerdo… y tan insensato…
Y parece claro que Platon, jamás cortó un pollo.
Aqui no se hablaba de la doctrina, se hablaba de Cordes, Canali.
Linois, no Illinois, del francés «Linúa».
Insisto en que si se hablara del bueno de Cordes en otro hilo, le caerían las del pulpo, por eso me hacen gracia las alabanzas, alabanzas que yo opino que monseñor se merece siempre.
El Cardenal Müller escribió en fecha 10 de Octubre de 2013:
1. Los pastores que tienen cura de ánimas, están obligados por amor a la verdad “a discernir bien las situaciones”. No es posible evaluar todo y a todos de la misma manera.
2. Los pastores y las comunidades están obligados a ayudar con solicita caridad a los fieles interesados. También ellos pertenecen a la Iglesia, tienen derecho a la atención pastoral y deben tomar parte en la vida de la Iglesia.
3. Sin embargo, no se les puede conceder el acceso a la Eucaristía. Al respecto se adopta un doble motivo:
a) “Su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía”;
b) “Si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio”. Una reconciliación a través del sacramento de la penitencia, que abre el camino hacia la comunión eucarística, únicamente es posible mediante el arrepentimiento acerca de lo acontecido y “la disposición a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio”. Esto significa, concretamente, que cuando por motivos serios la nueva unión no puede interrumpirse, por ejemplo a causa de la educación de los hijos, el hombre y la mujer deben “obligarse a vivir una continencia plena”.
4. A los pastores se les prohíbe expresamente, por motivos teológico sacramentales y no meramente legales, efectuar “ceremonias de cualquier tipo” para los divorciados vueltos a casar”, mientras subsista la validez del primer matrimonio.
JACK ILLINOIS.
La suma de todos los males,sin mezcla de bien ninguno-y segun el viejo Catecismo-,sólo es el Infierno…
Que el Camino Neocatecumenal tenga serias carencias,y sea muy mejorable,no implica que no tenga también bondades.
Aprende a pensar,mijo.
Y para ello,aplica el viejo precepto escolástico de DISTINGUIR CUIDADOSAMENTE.
0,por decirlo con Platón,el buen dialéctico es como el biuen pollero,que disecciona el pollo con tal finura que desliza el escalpelo entre las coyunturas sin hacer el menor corte en músculos,nervios y tendones…
Jack: aquí no se hablaba del CN sino de la Doctrina Católica. Y para satisfacción tuya he de decirte que celebro la Misa en unas Monjas. Una de ellas, ejemplarísima, es una vocación que en su día llevó al Monasterio, un Sacerdote, formador ahora en un seminario Redemptoris Mater, de Holanda.
Al chestertontófilo Quinocho, decirle que Su Eminencia el Cardenal Müller remitió recientemente a la carta que en su día escribiese el Cardenal Ratzinger como Prefecto de la CDF a los Obispos alemanes. Es lo más consistente que se ha escrito al respecto. Lo demás son herejías.
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_14091994_rec-holy-comm-by-divorced_sp.html
Me produce un cierto regocijo irónico que un cardenal tan pro Camino Neocatecumenal como monseñor Cordes, sea tan aplaudido por algunos de los participantes del blog, que habitualmente echan pestes del Camino.
Vivir para ver
Nos puede ilustrar el lumbreras de Joaquín sobre el número de personas que presentaron «dubia» a a S.M.Enrique VIII de Inglaterra?
Tan ilustre «pensador»esta pensando en incluir el «ARGUMENTO DEMOCRATICO» entre las herramientas y puntales a usar en la búsqueda y descubrímirnto de la Verdad?
Qué atrevida es la ignorancia!!!
AMORIS LAETITIA:HERETICA!!!
al lacayo bergogliano joaquin le molesta mucho el cardenal burke. que pesar!
Mientras tanto, ningún obispo diocesano se ha sumado, y casi ningún sacerdote con cura de almas. ¿Por qué será? Y entre los no electores (por ello, gente que no tiene nada que perder ya) que no se han sumado están cardenales tan «progresistas» como Arinze, Keeler, Magistris, Okogie, Rigali, Rodé, Rouco, Sandoval Íñiguez, Sgreccia, Stafford…No es lo que yo llamaría una ola de entusiasmo. Por otra parte, ¿a qué espera Burke para cumplir su amenaza, puesto que ya le han dicho más o menos sutilmente que el Papa no hará lo que le pide? Alguien dirá que lo que ha hecho este cardenal es «valiente». Yo opino que no, que lo valiente habría sido renunciar al cardenalato. Pero claro, si lo hiciera, nadie le prestaría atención luego. Es como los teólogos «progres» pero esta vez, en el costado de estribor.
a bergoglio el misericordiador se le esta haciendo mas larga la lista de cardenales y obispos por misericordiar.
Pues eso, desde premisas de Doctrina Católica y de simple lógica el razonamiento del cardenal Cordes es irrebatible.
Ni siquiera lo podría rebatir convincentemente la Conferencia Episcopal Española que ha firmado obediencia ciega a los documentos de Francisco que implican heteropraxis y en consecuencia heterodoxia como queda demostrado en las instrucciones a sus diocesanos del obispo de San Diego (USA).
Argüir que un obispo suelto y por su cuenta no supone que sea consecuencia de los documentos de implantación francisquita en ese sentido heterodoxo sería rehuir la cuestión porque el caso es que la dinámica francisquita deja portillos abiertos que dan lugar a tales interpretaciones yh efectos consiguientes. Ese obispo, además estimado personalmente por Francisco, no se hubiera atrevido a semejantes conclusiones sin haberlas consultado previamente. Si hubieran sido opuestas o inconsecuentes con el fondo de las heteropraxis implantadas le hibiera faltado tiempo a las instituciones pertinentes de la Curia para llamarle la atención y clarificar la Doctrina Católica.
Como dice ese obispo se trata de un proceso puesto en marcha que por lo visto es de descomposición católica puesto que se aplica en concepto de moral de circunstancias que supone la relativización doctrinal y moral.
La cuestión está ahora entre los que se aferran a la acepción de personas según quien detente los poderes de papa-obispo y los que confiesen el Magisterio perenne en la Iglesia unívoco e inequívoco desde San Pedro, que se inició con su Confesión en tierras de Cesarea de Filipo, línea unívoca e inequívoca que también comprende a todos sus sucesores.
Por otra parte un Sínodo o dos Sínodos no son un Concilio Ecuménico Católico. Como tampoco un CancilioEcuménico Interconfesional-Interreligioso Pastoralista es un Concilio Ecuménico Católico.
El próximo sábado Bergoglio cumple 80 años. A tal efecto se han habilitado direcciones email en varias lenguas para que puedan felicitarle y agradecerle sus desvelos.
http://www.leforumcatholique.org/message.php?num=817282
SOURCE- Abbé Alain Lorans, 09 diciembre el año 2016
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En la plaza de Saint-Sulpice de París, hay una fuente que muestra a cuatro obispos:
Bossuet, Fenelón, Massillon y Fléchier.
Se llama el grano de sal,» la fuente de los cuatro puntos cardinales,» no porque los predicadores ilustres que lo adornan fuesen cardenales. Esto es lo que ocurrió casi con carácter retroactivo – e hipotéticamente – con cuatro Cardenales Romanos, el 28 de de Noviembre de 2016, cuando el arzobispo Pio Vito Pinto, decano del Tribunal de la Rota, que trata sobre los recursos de nulidad de matrimonios, reaccionó violentamente ante la decisión de los cardenales Brandmüller, Burke, Caffarra y Meisner, en la que manifiestan sus dudas sobre la alegría del amor, y las hicieron públicas, ya que la habían remitido al Papa hacía dos meses, sin obtener una respuesta. Los acusó de haber causado un grave escándalo que podría hacerles perder el capelo cardenalicio. Luego envainó, diciendo que él no dijo tal cosa pero, reiteró: «Esto es una locura. No puede haber un consejo de cardenales que pueden exigir la rendición de cuentas al Papa «… Pero la clave no está ahí.
El Arzobispo Pinto planteó esta sanción hipotética: Los cuatro cardenales podrían perder sus capelos pero no su cabeza! Se trata aquí de una cabeza realista que no puede pensar que lo verdadero es falso, que lo malo es bueno, y no puede decir sí y no al mismo tiempo: Una cabeza Católica que se niega a declarar que algo es cierto y que podría convertirse en doctrina falsa y en un mal pastoral en nombre de una particular misericordia de plastilina.
Pero que puede ocurrir si se envía a la hoguera un capelo cardenalicio, si la cabeza que adorna está vacía?
Oscar
No es el verdadero Vanlop,sino un troll que a veces le suplanta.
Ni caso.
Don Francisco, han nombrado como nuevo obispo de Dallas, a Edward Burns de 59 años. Antes obispo de Juneau, Alaska con una poblacion Catolica de 10 mil a Dallas de 1. 3 millones de Catolicos. —====== Un obispo solido, de buena doctrina, amate de la EVANGELIZACION y mucha oracion. En buena hora para Dallas.
Defeating the violence and ideology of ISIS
http://juneauempire.com/opinion/2014-09-14/defeating-violence-and-ideology-isis
«Unfortunately, in many countries in which Islam is the official religion, legal and social discrimination against Christians and other minorities remains the norm. Their right to freely practice their faith is frequently restricted. Building churches or other of places of worship is prevented either by legal restrictions or violence or both. Perceived or actual criticism of Islam by non-Muslims has been criminalized under draconian blasphemy laws. Religious minorities are discriminated against in employment and education. Muslims who convert to Christianity or other religions such as the Ba’hai faith risk capital punishment in countries such as Iran and Saudi Arabia or mob violence and lynching in many others.
Unfortunately, practices that deny Christians and other religious minorities their legal and human rights are passively accepted by otherwise moderate and peaceful Muslims. This has to change. Just as our Muslim neighbors in American society must be regarded and treated as first-class citizens, Christians and members of other religious minorities in majority Muslim societies deserve to be afforded equal status and treatment.
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My Turn: The worst kind of domestic violence
..»For all of us, the nine months we spent in our mother’s womb was an intimate and safe time as we developed and grew. Unfortunately, since 1973, the place once thought to be the safest for a baby has become in some cases a place of danger and death. The home of every child, whether they are born or unborn, should be a safe place.
From my perspective, abortion is a worse kind of domestic violence.»
http://juneauempire.com/opinion/2015-01-18/my-turn-worst-kind-domestic-violence
Yo a Vanlop nunca le leí mas de las dos primeras líneas porque cojeaba de simpleza y como Francisco, de superficialidad. Ahora se desmelena y se le ven todas sus vergüenzas. Se veia venir.
No entiendo,VANLOP…
He leído hace un rato que hay un problema grave y es que aparte de lo complicado que resulta dar marcha atrás, está la cuestión del secuestro del Papa por la progresía vaticana y que si dice algo al respecto se tergiversarán sus palabras de forma que será peor.
Me limito a mostrar una opinión publicada, que no comparto del todo, vamos, que la comparto sólo un poco, porque si el Papa no es capaz de dar una respuesta y que todos la entendamos, mal está la cosa. que seguramente lo está.
En este asunto las posiciones se están radicalizando y entiendo que de una parte sólo. Porque cada vez que alguien pide aclaraciones, que no se cuestiona la autoridad del Papa ni nada de eso, sólo se piden aclaraciones, salen varios gritando como posesos y acusando de todos los pecados del mundo a los que sólo piden una aclaración.
Esta actitud es típica del marxismo, si no está de acuerdo con lo que digo eres un tal y un cual y te doy el tiro en la nuca. Ahora de forma simbólica, pero a muchos les gustaría de forma real. Y es que el marxismo campa por el Vaticano.
Acabo de leer en este medio que el Papa ha mandado una carta al presidente de Siria para que haga esfuerzos por la paz. ¿En eso ha quedado la diplomacia vaticana?
Insisto, a los troles ni agua, que ya los borra el bloger. Esta vez se lo dedico a Carlos Núñez.
Rafael: en público compórtate. Parece mentira que haya que recordártelo, hombre, ya eres mayorcito.
José Antonio
Sigue entrenándote.
Hoy eres un poco más tonto que ayer;
pero mañana serás un poco más tonto que hoy.
Ser fiel a la RUTINA diaria,es indispensable para degenerar el cuarto y mitad de neurona que tienes.
«Esto cada vez se complica mas», dice D. Cigoña. Yo diria: «Esto cada vez se complica mas para los cuatro cardenales y quienes le apoyan»
Pues hay que congratularse de que haya otra persona de peso eclesial que se decida a retratarse. Nunca mejor que ahora, en Adviento, para recordar con San Pablo : «…es hora de despertar del sueño». Aunque la frase esté descontextualizada. Que Dios ayude e ilumente a su Iglesia y a los pastores valientes
El Santo Cura de Ars, San Juan María Vianney, dijo respecto a la Eucaristía:
¨Dios nos hubiese dado algo mayor si hubiese tenido algo mayor que Él mismo¨ y¨Sería mejor para el mundo vivir sin el sol que sin el Santo Sacrificio de la Misa¨
San Alfonso María Ligorio decía:
¨Una sola Misa da más gloria a Dios que todas las santas acciones de los hombres¨
¿Qué es la Santa Misa? Una respuesta simple, directa y no por ello menos teológicamente acertada sería la siguiente:
La Misa es el Sacrificio de la Cruz, la Misa es lo más grande de este mundo. La Misa es Cristo, Cristo es Dios, Dios es amor, eso es la Misa, el amor encarnado sacrificándose por la humanidad.
No se trata de un símbolo sino de una realidad. No es una narración, es una acción.
La Misa, el Sacrificio de Cristo en la Cruz, es la manifestación más grande del amor de Dios.
En pocas palabras: para el cristiano la Misa lo es todo. Es el fin y es el medio.
No es casualidad que Martín Lutero haya dicho:
¨Destruyamos la Misa y destruiremos la Iglesia¨ añadiendo¨Ni el peor de los adulterios, ni el peor de los homicidios, ni el peor de los crímenes es más malo que esta horrible Misa¨
Cuando se quiere destruir la fe se comienza por la Misa, que es el centro de la vida cristiana.
Pero, ¿cómo se puede destruir la Misa? ¿Se puede acaso destruir a Cristo?
Por supuesto que no. Creemos en un Dios que vence a la muerte, no en un Dios vencido.
Y en cada Santa Misa que se celebra Cristo derrota nuevamente a la muerte y al demonio.
Si hemos expresado brevemente el significado de la Eucaristía tal y como la Iglesia lo ha predicado y practicado a lo largo de 2000 años, si los feligreses conocen que la Eucaristía no es otra cosa que Dios mismo…entonces en función de responder la primera pregunta que nos hacíamos – ¿cómo se puede destruir la Misa? – hay que preguntarse a continuación: el culto de la Iglesia, la Misa, ¿en qué se diferencia de todos los demás cultos y manifestaciones de fe?
Esta es la cuestión fundamental y es la que queremos abordar. A medida que se vaya aclarando este aspecto todo lo demás ira cobrando sentido. Empecemos por el principio.
La Revolución Luterana del siglo XVI sustituyó el sacrificio por la prédica, la obra por la palabra.
Se sacó a Dios, literalmente, del centro del culto y en su lugar se puso a un hombre.
El lugar que antes ocupaba Cristo ahora lo ocupa un ser humano. En pocas palabras:
La revolución protestante supone la sustitución del culto a Dios por el culto al hombre.
Es importante que memoricemos bien esta última afirmación pues va a suponer la base de lo que vamos a tratar más adelante.
La diferencia que siempre ha existido entre la Santa Misa y todos los demás servicios religiosos es precisamente esa, la diferencia que existe entre el culto a Dios y el culto al hombre.
La Misa constituye el Sacrificio de los Sacrificios, el Holocausto de los Holocaustos, el acto de adoración suprema al Padre, el sacrificio de su Único Hijo. Y cualquier cosa que sea menos que esto será insuficiente para Él que merece la gloria.
Las intenciones al participar de la celebración de la Misa se dividirían en cuatro:
-Adorar a Dios.
-Agradecerle por sus bendiciones.
-Hacer reparación por las ofensas y pecados cometidos por nosotros y por los demás.
-Santificarnos, mediante la Eucaristía a la que nos unimos en comunión, ya sea comunión sacramental (física) o comunión espiritual.
Hoy en día en prácticamente la totalidad de los escritos que analizan el rito de la Misa anterior al Concilio Vaticano II – el llamado rito tridentino, de San Pío V o la Forma Extraordinaria del Rito Romano – en estos análisis se hace un especial hincapié en el papel del sacerdote como único y exclusivo ¨protagonista¨ de la celebración, mientras que se dejaba relegados al olvido a los fieles, a los cuales se insiste con calificar con el término de ¨asamblea¨
Dan a entender algo así como que la ¨participación¨ de los fieles en la Misa se inventó en los años 60 y que antes de la reforma litúrgica estos no tenían ni idea de lo que estaban siendo participes.
Y ojo con esto: ese ¨antes¨ de la reforma litúrgica son ni más ni menos casi 2000 años de cristianismo, 400 de ellos con un mismo Misal con las mismas oraciones recitadas al unísono y sin diferencia alguna por católicos de todo tipo de culturas, lenguas y tradiciones.
Tendremos que ver pues en qué consistirá la nueva participación de los fieles en la Misa, el cual va a ser uno de los temas centrales de la reforma litúrgica.
Como dijimos, el término que se aplica hoy en día para definir a la congregación de los fieles reunidos de cara al altar es ¨asamblea¨, una palabra nunca antes escuchada en el lenguaje litúrgico de la Iglesia previa al Concilio Vaticano II.
Pero la realidad es que tanto en el rito antiguo de la Misa como en el actual, con el Misal promulgado por Pablo VI en 1969, esta asamblea constituye una concepción falsa del papel de los fieles. Como ya hemos dicho, esta es la cuestión central del nuevo rito.
Es por ello que antes de adentrarnos en el asunto es necesario repetir nuevamente un aspecto sumamente importante que ya ha sido recalcado repetidamente por los defensores de la liturgia tradicional.
La Santa Misa, es decir, el Sacrificio de Cristo en la Cruz, siempre ha sido y siempre será la misma, independientemente del rito con el que se celebre. La liturgia cambia, si, y lo hará de una manera tan radical y revolucionaria que no parecerá la misma Misa. Alguien que asista a una Misa tridentina y posteriormente asista a una celebrada mediante el rito actual, muy probablemente creerá que se trata de dos cosas diferentes, lo cual es lógico puesto que lo que sus ojos ven son dos formas de celebrar totalmente distintas. Ahora bien, la liturgia cambia pero el Sacrificio permanece inalterado. La Eucaristía celebrada por un sacerdote del siglo XXI con el Novus Ordo tiene la misma válidez que la celebrada por San Juan Bosco o el Santo Cura de Ars siglos atrás. Cualquier fiel que rechace la nueva Misa más allá que en su aspecto litúrgico – es decir: en su aspecto humano –está incurriendo en herejía. En teoría todos podríamos, y deberíamos, rechazar y denunciar todas las violaciones y atropellos cometidos contra la sagrada liturgía, pero nunca nadie tendrá la autoridad para rechazar la validez de lo que se celebra, independientemente de la forma, es decir del rito, en el que se celebre.
Ahora bien: la liturgia es sumamente importante pues la liturgia es lo que la gente ve, es la parte visible de la Misa. Si la gente ve algo celebrado de modo sagrado, lo lógico es que piensen que es algo sagrado, más si ven algo celebrado de manera irrelevante, probablemente no le prestarán atención. Las millones de personas que han abandonado la fe desde la reforma litúrgica en su mayoría no lo han hecho por odio o por rencor, sino simplemente por indiferencia.
El cardenal Ratzinger, futuro papa Benedicto XVI, declaraba en 1977:
¨Estoy convencido de que la crisis de que fe que vivimos en la actualidad se debe en gran medida al colapso de la liturgia¨
El hecho de que hoy en día a los ojos de los fieles católicos la Santa Misa no se diferencie prácticamente en nada a un culto luterano o anglicano es algo sumamente grave y escandaloso.
Precisamente porque es Misa lo es todo, es Cristo mismo, pero debido a la liturgia los fieles no notan diferencia alguna.
Esta confusión trae como consecuencia inevitable el abandono de la fe: si no se nos enseña, por obra y por palabra, y por lo tanto no creemos en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía y en cambio se nos inculca, de nuevo por obra y palabra, que la Misa es un acto humano celebrado por y para nosotros, una asamblea de hermanos, pues, ¿qué diferencia hay entonces entre una misa católica y una ¨misa¨ anglicana o luterana?
En la mente de los fieles, ninguna absolutamente ninguna.
Si ahora un no creyente o alguien que quisiera adentrarse en la fe asistiese a un servicio anglicano o luterano y posteriormente asistiese a una Misa católica, no notará la diferencia, pensará con razón que presenció dos culto iguales… ¿es esto cierto?
¡Claro que no! ¡En la Santa Misa Nuestro Señor se hace realmente presente mientras que en el protestantismo es solo un símbolo!
¿Pero cómo saberlo? ¿Cómo lo van a saber? Si es que lo que han visto es lo mismo. Han visto dos cultos idénticos sin diferencia alguna cuando la realidad no podría ser más diferente.
Simplemente por el hecho de que lo que estamos analizando es única y exclusivamente la liturgia es por lo que nos referimos al Novus Ordo como la ¨Nueva Misa¨ no porque sea una nueva Eucaristía sino porque litúrgicamente hablando constituye ante la vista de los fieles algo completamente nuevo con respecto a la Misa que la Iglesia celebró por siglos, una Misa que hoy en día casi todos los católicos desconocen y a la cual la inmensa mayoría no tienen acceso.
Volvamos ahora al tema principal.
Como dirían los cardenales Alfredo Ottaviani y Antonio Bacci en carta a Pablo VI en 1969:
¨…el Novus Ordo Missae se aleja de manera impresionante, en conjunto y en detalle, de la teología católica de la Misa…¨
Esto sería abiertamente aceptado por Mons. Annibale Bugnini, uno de los co-autores de la nueva Misa:
¨…se trata de una restauración fundamental, yo diría casi de una mudanza total y, en ciertos puntos, de una verdadera nueva creación…¨
Tanto en la teoría como en la práctica, tristemente más en la práctica, los 50 años posteriores a la reforma litúrgica se han encargado de demostrar que la nueva Misa aún y siendo celebrada siguiendo las rúbricas al 100%, sin improvisaciones o personalismo y con la mayor solemnidad posible, y aun siendo celebrada por un sacerdote piadoso, aun asi sigue siendo una Misa litúrgicamente anticatólica e inspirada totalmente en una concepción protestante, específicamente calvinista, del culto a Dios.
La santidad, la piedad o la buena intención del sacerdote celebrante no cambia en nada este aspecto ya que esta realidad no depende de él sino del rito con el que celebra.
Una liturgia centrada completamente en el hombre, para deleite y enaltecimiento del mismo, al contrario de aquella en la cual el Dios realmente presente era centro y culmen del culto.
El culto a Dios de cara al hombre y de espaldas a Dios. El Dios verdadero, el mismo que entró en Jerusalén, el mismo que oró en Getsemaní, el mismo que en el monte Calvario consumó la voluntad del Padre. A ese al cual el sacerdote estuvo orientado por casi 2000 años es al mismo al cual hoy en día se le da la espalda. Eso cuando el Santísimo está en el centro del templo, porque lo normal es que esté en un costado o incluso fuera de la nave central.
La realidad es esta: el lugar que antes ocupada Dios ahora lo ocupa un hombre, literalmente.
¿Hay algo más retorcido y protestante que esto? ¿Qué nos recuerda? Es el sueño de Lutero.
Y nos estamos refiriendo a cuando el Novus Ordo es celebrado correctamente pues la nueva liturgia se presta para cualquier tipo de abusos como los que presenciamos dia a dia.
Nada más hace falta darse una vuelta por un grupo de parroquias para darse cuenta de que prácticamente todos los sacerdotes celebran Misa de manera distinta.
Cada cual personaliza su Misa, algunos la celebran de forma más ¨alegre¨ mientras que otros la celebran de una manera más ¨aburrida¨ Se ignoran oraciones, gestos y movimientos, cuando no se inventan otros nuevos. Todo esto para el deleite de la ¨asamblea¨
Ahora volvamos a la realidad: el Sacrificio de Nuestro Señor en la Cruz, la Misa, no es un encuentro fraterno, no es una cena. La Misa no es ¨la asamblea del pueblo de Dios¨
A diferencia de un show, un concierto, un espectáculo, y especialmente, a diferencia de un culto protestante, la Misa no necesita de un ¨público¨ presente para poder celebrarse, pues el culto no está dirigido a la congregación, mucho menos protagonizado por la misma.
Es por esto que el sacerdote celebraba la Misa de cara al Santísimo, al tabernáculo, de cara al Dios vivo y presente. Todos, congregación y sacerdote, orientados hacia el Señor.
Otra aclaración conveniente: un término el cual ha sido voluntariamente malinterpretado y que, si cabe, le ha hecho más daño aún a la liturgia ha sido el término celebración. En efecto, el sacerdote celebra Misa, del verbo celebrar, es decir: se efectúa, se realiza. Pero nada que ver con el sentido mundano de celebración: la Misa se celebra pero celebrar Misa no es lo mismo que celebrar una fiesta, no es una celebración en el sentido festivo de la palabra.
Y la única persona indispensable para la celebración eucarística es justamente el celebrante.
A diferencia de un servicio protestante, cualquier tipo de espectáculo que requiera interacción, como un concierto o una conferencia, cualquier tipo de evento donde se requiera de un público presente – una asamblea – la Misa no necesita de nadie presente en el templo para poder celebrarse, no necesita de una congregación ya que el culto no se le ofrece a la congregación.
Y al rebajarla al nivel de asamblea estamos afirmando todo lo contrario, que es lo que se está haciendo causando únicamente confusión, un desconocimiento total de la fe católica, desinterés hacia la misma y finalmente, su abandono.
Si a un concierto no asiste público, el concierto no se realiza, ¿a quién se le va a ofrecer el espectáculo? Lo mismo pasa con una conferencia o una exposición, ¿a quién se le va a hablar, a quien nos vamos a dirigir?
¿Y la Misa? ¿Acaso si para la celebración no se encuentran fieles presentes entonces ya no se efectúa? ¿Para quién es el culto?
A Dios, es el culto a Dios, no el culto a los fieles, siempre ha sido así, la verdad no cambia.
El sacerdote debe de celebrar la Misa ante 500 fieles de la misma manera en que la celebraría sin ningún fiel presente, eliminando lógicamente la homilía, la cual si está dirigida a los congregantes.
En cambio para un predicador protestante, que si es el presidente de una asamblea, si este no tiene un público al cual dirigirse durante el servicio entonces ya no puede dirigir el culto, depende exclusivamente de la asamblea para ejercer su ministerio.
El llamado ¨culto a Dios¨ en el protestantismo no se realizaría de no haber nadie presente, sin una asamblea que sea la que realmente protagonice el culto y que de hecho es la causa del mismo ¿Por qué sucede esto? ¿No se trata acaso de una adoración a Dios y solo a Él?
El predicador para ejercer su función durante el servicio se asemejaría al músico que necesita de alguien al cual dirigir su interpretación o al actor de teatro que necesita de un público al cual actuarle ¿Cuál es el centro del culto en el protestantismo? La prédica, la palabra.
Un hombre hablándole a un grupo de personas. Como ya hemos dicho, esa es la esencia de la revolución luterana, la sustitución de la obra por la palabra, del sacrificio por la prédica.
Los protestantes asisten a su templo para oír hablar a un hombre. Un acto 100% humano, que consiste en una interacción entre una congregación – asamblea – y un predicador o presidente de la asamblea que depende de la misma para poder ejercer sus funciones.
Y el Sacrificio Eucarístico constituye todo lo contrario, no se trata de nosotros, se trata de Él.
De Él no en una manera simbólica, moral o espiritual sino física y tangible.
El Espíritu Santo habita dondequiera que haya un grupo de personas que se reúna en su Nombre y ciertamente esto se aplica también al protestantismo o a cualquiera que confiese el nombre de Cristo. Pero en la Santa Misa lo que habita entre nosotros no es solamente la tercera persona de la Trinidad.
Lo que se hace presente en la Eucaristía es el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Aquel por el cual la Misa se celebra y al que nos podemos unir física y tangiblemente en Santísima Comunión. Esta es la esencia de un sacrificio, esta es la esencia de la Misa la cual es todo lo contrario a la esencia de una asamblea protestante. No es necesaria la presencia de nadie más que la del sacerdote que actúa en presencia de Cristo para poder concretarse esta realidad divina, sobrenatural.
Pero con la reforma litúrgica el carácter de sacrificio de la Misa queda completamente transformado a la vista de los fieles convirtiendo a la Misa en un culto de concepción protestante. Repetimos, todo esto sucede a los ojos de los fieles pues Cristo es el mismo, pero lo que se nos muestra constituye algo totalmente diferente.
Hoy en día la mentalidad revolucionaria protestante se ha adueñado completamente de las celebraciones de las Misas contemporáneas, tanto en la mente de los sacerdotes como en la de los laicos. Como consecuencia de ello muchos católicos en la actualidad, incluso los que tiene una formación más sólida, cometen el error de darle más importancia a la Proclamación de la Palabra – las lecturas y la prédica – que al Sacrificio mismo, sacrificio el cuál casi todos desconocen. Piensan que la proclamación y la prédica del Evangelio constituye el centro de la Misa mientras que la Eucaristía representa simplemente un acto simbólico, un símbolo de la presencia de Cristo moral y espiritualmente entre nosotros en vez de la Presencia Real que se manifiesta en la Santa Misa. Como consecuencia la Eucaristía y la Comunión adquieren para los fieles un papel secundario. Esa es la esencia del protestantismo.
Los protestantes celebran más o menos regularmente la llamada Cena del Señor (en inglés the Lord’s Supper) en la que se recuerda el Sacrificio de Cristo mediante el simbolismo del pan y el vino. Todo esto resulta lógicamente secundario pues en el protestantismo como ya hemos dicho la prédica es el centro. Bueno, esta es la mentalidad que prima en la inmensa mayoría de los fieles católicos de hoy en dia.
La diferencia sobrenatural está clara: mientras que en el protestantismo la Eucaristía efectivamente tiene un carácter simbólico, durante la Santa Misa Cristo se hace física y realmente presente en el pan y el vino y se nos ofrece verdaderamente en Comunión para la santificación de nuestras almas.
Pero los fieles no lo ven asi ¡Lo ven como una asamblea protestante!
Uno de los cambios más despreciables, anticristiano, protestante y revolucionario que ha sido introducido tras la reforma litúrgica está en la recepción de la Sagrada Comunión, el momento del encuentro con el Dios mismo. El instante más glorioso de la vida de un cristiano.
En la nueva Misa se ha permitido, y en muchos casos se ha impuesto, la práctica de recibir la Santa Comunión en la mano y de pie, en total contradicción a como la Iglesia exigía recibirla antes del Concilio: de rodillas y directamente en la boca.
Esta práctica se extrae del protestantismo en general y del luteranismo en particular donde al ser la eucaristía simplemente un símbolo no influye el hecho de cómo se reciba.
Pero en la Misa Cristo está presente en la Eucaristía en cuerpo, sangre, alma y divinidad.
Más lo que antes era sagrado ya no parece serlo. Antes de la reforma litúrgica si a algún sacerdote se le hubiese ocurrido darle la Comunión a los fieles en la mano y de pie, el sacerdote seguramente habría sido excomulgado. Hoy en día esto es perfectamente legal.
Algo evidentemente ha cambiado, para los hombres, y especialmente para los sacerdotes que son los responsables de administrar la Comunión, Cristo obviamente no tiene el mismo valor que en el pasado, eso si es que tiene algún valor.
Es bien conocido la de multitud de sacerdotes e incluso obispos y cardenales que han manifestado la herejía de afirmar que la Presencia Real de la Eucaristía se trata simplemente de una presencia simbólica y moral, más no física y autentica.
El actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Gerhard Ludwig Muller, en su libro de 2002 ¨La Misa-Fuente de vida cristiana¨ escribió:
¨En realidad, el cuerpo y la sangre de Cristo no significan los elementos materiales del hombre Jesús durante su vida terrena o en su corporalidad transfigurada¨
Y esto lo escribe el llamado ¨guardián de la fe¨ en la Iglesia. El responsable de guardar a la Iglesia de la herejía rechaza abiertamente la Presencia Física de Jesús en la Eucaristía.
La defensa de la fe se le atribuye a personas que niegan abiertamente las verdades de la fe.
Encuestas y estudios revelan que una cantidad impresionante de sacerdotes, sobre todo en Europa, manifiesta su no creencia en la Presencia de Cristo en la Eucaristía tal y como la Iglesia siempre la manifestó. En países como Francia los estudios demostraban que más de un 70% de los sacerdotes afirmaba no creer en la doctrina de la transubstanciación. Si esos números se dan dentro del clero ¿Cuáles serán los de los fieles? No sería arriesgado declarar que hay comunidades específicas en las que nadie cree en la Eucaristía tal y como lo que es
¿Cómo van a creerlo?
La hostia consagrada, el mismísimo cuerpo de Nuestro mismísimo Señor Jesucristo, se reparte en la mano como si de galletas o dulces se tratara, a veces incluso no por el sacerdote sino por laicos.
Muchos sacerdotes que dicen creer en la Eucaristía afirman que si está se recibe con ¨devoción y respeto¨, el hecho de que se reciba en la mano carece de importancia.
La verdad es que es precisamente esta práctica de recibirla en la mano la que ha contribuido a que ¨la devoción y el respeto¨ haya desaparecido. El presunto remedio no es otra cosa que la enfermedad misma.
Si antes la mayoría de los fieles creían en la Eucaristía era precisamente debido a la cantidad de limitantes y condiciones que se exigían para acceder a ella y cuando finalmente podían recibirla debían hacerlo mostrando signos externos y visibles de respeto, esto es, recibirla de rodillas.
Hoy en día los comulgatorios han desaparecido de las iglesias.
El papa Benedicto XVI dijo:
¨Una religión que sea incapaz de ponerse de rodillas es una religión muerta¨
Si Cristo se nos apareciese ahora de repente, ¿acaso no caeríamos de rodillas?
Si, y probablemente sufriríamos un infarto, o nos desmayaríamos.
Bueno, eso es precisamente lo que sucede a la hora de comulgar: Cristo, el mismo del monte Calvario hace 2000 años, se encuentra presente vivo y glorioso ante nosotros.
¿Y nosotros que hacemos? Nada. No mostramos respeto alguno. Nos dicen ¨imitad a los santos¨ pero ningún santo se dedicó a recibir a su Dios de pie y en la mano. Nadie se los hubiese permitido. A nosotros si se nos permite, se nos inculca. No es extraño que nadie crea en Cristo presente, en el Cristo Sacramentado.
Antes para comulgar había que estar confesado previamente. Hoy en teoría sigue siendo igual más en la práctica es conocido que el 99% de los comulgantes acceden a la Eucaristía sin pasar por el sacramento de la penitencia. Los confesionarios vacíos y abandonados hablan por sí solos.
Esta práctica protestante ha tenido como consecuencia la total desaparición del respeto a la Eucaristía, ¿cómo se va a respetar algo en lo que no se cree?
Recordaba el obispo Athanasius Schneider el impacto que le provocó la imagen de la recepción de la Comunión en la mano, algo que según lo que le habían enseñado hubiese sido imposible:
¨Yo nací en Kazajstán, donde la fe católica se desarrollaba en la clandestinidad de la dictadura soviética y los cambios del Concilio tardaron más en implantarse….cuando llegamos a Alemania yo recuerdo volver a casa llorando a la salida de la iglesia y decirle a mi madre:
¡Es como si repartieran los bizcochos en la escuela, los bizcochos en la escuela!
En la Misa tradicional solamente el celebrante podía manipular las sagradas formas, utilizando únicamente dos dedos de cada mano. A los seminaristas formados para la Misa tradicional se les preparaba física y psicológicamente para la manipulación correcta de la hostia consagrada, del mismo modo que el pintor que con sumo cuidado debía trazar las líneas de un cuadro perfecto. Hoy en día la hostia es manipulada tanto por fieles como por sacerdotes con el mismo respeto con el que se manipula un caramelo.
Muchos afirman que el hecho de que solo las manos consagradas del sacerdote pudiesen tocar a Cristo constituía una suerte de clericalismo. Esto es falso: esta tarea no se limitaba solamente al clero, iba más allá al limitarse únicamente al celebrante. En la Misa tridentina si entre los asistentes se encontraban sacerdotes, religiosos o incluso obispos estos también estaban obligados a recibir a Nuestro Señor como cualquier otro comulgante. Ante Él toda rodilla debía doblarse, no solo las de los fieles.
Hoy los fieles tienen el ¨derecho¨ de recibir a Cristo como les plazca, si es en la boca, en la boca, si es en la mano, en la mano. Ahora recibir a Cristo en la mano constituye un derecho.
Sinceramente no podemos imaginar a ninguno de los grandes santos reclamando ese derecho.
Ni San Juan Bosco, ni San Ignacio, ni San Juan de la Cruz, ningún fundador les hubiese permitido a sus discípulos el recibir a Jesús de esa manera.
A Santa Teresita, doctora de la Iglesia y una de las grandes místicas de nuestro tiempo, a ella no le hubiesen permitido comulgar en la mano. A nosotros si se nos permite, ¿por qué?
No podemos pensar en una Santa Teresita exigiendo su derecho a comulgar de pie y en la mano.
No solo ha desaparecido el respeto a Dios; la simple humildad humana ha sido subvertida por el orgullo y la soberbia, pecado capital.
Esto ha traído como consecuencia la devastadora y tristísima desaparición de la Devoción Eucarística.En los oscuros e irrelevantes lugares en la esquina de los templos donde se haya el Santísimo rara vez encontramos a nadie, en parte porque nadie sabe lo que hay ahí.
Un católico sabía que lo primero que se hacía cuando se entraba al templo era persignarse y doblar la rodilla ante el Santísimo el cuál se encontraba en el centro del templo. Después había tiempo para las devociones particulares, pero cuando se llega a una casa lo primero que se hace es saludar al dueño. En la casa de Dios, a Dios primero.
Entre hoy en día a una parroquia en domingo y cuente exactamente cuántas personas se dirigen a la esquina apartada del templo para saludar a Cristo. La realidad es lamentable.
Y lo peor es que no es arriesgado pensar que muchas de las pocas personas que aún se dirigen al Sagrario no lo ven como lo que realmente es: les ha enseñado que la Eucaristía es un símbolo de Cristo pero no Cristo mismo y ven al Sagrario del mismo modo en el que verían a la imagen de un santo. Frente a las imágenes de nuestras iglesias, las pocas que quedan, tenemos reclinatorios para poder arrodillarnos ante ellas. El católico sabe que las imágenes son sagradas pero no por ello dejamos de reconocer lo que son: imágenes.
Una imagen de María representa a la Madre de Dios pero no es la Madre de Dios.
El Santísimo no representa absolutamente nada, el Santísimo es Nuestro Señor Jesucristo en persona.
Existen reclinatorios para arrodillarse ante las imágenes de los santos, ¡pero no para arrodillarse ante el mismísimo Dios! Nos arrodillamos ante una figura de escayola ¡pero recibimos al mismísimo Cristo de pie!, sin el más mínimo acto externo de reverencia. Es sencillamente una desgracia.
Cuando a Teresa de Calcuta, recientemente canonizada, se le preguntó cuál creía ella que era la mayor desgracia de hoy en día en el mundo, sin dudar respondió:
¨El recibir la Comunión en la mano¨
Ni guerras, ni enfermedades, ni miseria, ni muerte. La religiosa sin dudarlo afirmó que el modo conciliar de recibir a Cristo constituía el mayor mal del mundo.
La Iglesia canonizó a la madre pero ya vemos que no quiere que la imitemos. Nos obliga a aceptar una práctica que la santa calificó como el mayor de los males.
El famoso teólogo alemán Dietrich von Hildebrand afirmó respecto a la reforma litúrgica:
¨Verdaderamente si a uno de los demonios de C.S. Lewis de su libro Cartas del demonio a su sobrino se le hubiese confiado la ruina de la liturgia, él no lo podría haber hecho mejor¨
Esa es la participación que existe hoy en día en la mayor parte de los fieles católicos.
Por supuesto, ¿qué participación? No se puede participar de algo que no se conoce, de algo que no se tiene ni la más remota idea de lo que es.
Ya sabemos que son muchas las razones de esta terrible ignorancia, pero la principal causa, la principal causa, una vez más, la principal causa recae en la Misa.
La Misa, que es la máxima expresión de la fe de la Iglesia, ha sido subvertida por una liturgia 100% protestante, una liturgia que ha destruido completamente la fe de la gente, que los ha apartado y los aparta cada vez más de Dios.
Muchos encontrarán increíble que la Misa, que es Jesús mismo, pueda ser utilizada para tan ruines propósitos pero esa es la realidad. Nada más vean a los protestantes: valiéndose de la Palabra de Dios que la Iglesia les dejó, valiéndose de la Biblia han engañado a la gente apartándolas de la verdad, separándolos de la Iglesia de Cristo, sembrando confusión y herejía.
Y lo hacen con el Evangelio en la mano, el mismo que nos enseña: ¨Por sus frutos los conocerás¨
¿Cuáles han sido y continúan siendo los frutos de la nueva Misa?
Iglesias vacías, vocaciones inexistentes, abandono del sacerdocio, desinterés e ignorancia total, deserciones masivas, auge de las sectas protestantes de todo tipo. Esto sin mencionar los más de 30.000 sacerdotes pederastas que desde el Concilio hasta hoy han sido denunciados.
Lejos de santificar el espíritu, ha pervertido el alma, apartándola de Cristo.
Si la Misa falla, todo falla. Cristo está ahí, ¿pero quién lo ve? La liturgía encargada de hacerla visible ha desaparecido.
Como diría Michael Davies, converso del anglicanismo y apologista católico:
¨Con el Concilio y la nueva Misa….la visualidad de la Iglesia, la piedad católica ha sido destruida, ya no existe¨
En efecto, el marco visual que poseía el catolicismo y el cual lo identificaba inequívocamente ha desaparecido. A esto se le agregó la total destrucción de los templos que siguió al Vaticano II: miles de imágenes de santos y mártires arrojadas a la basura, altares destruidos, retablos de valor incalculable desmantelados, frescos y vitrales retirados, reclinatorios y comulgatorios que desaparecieron literalmente de un día para otro. El adaptarse al mundo significó en la práctica el apartarse de Dios. Muchas iglesias de hoy en día parecen más bien almacenes o teatros vacíos, sin ninguna diferencia con los locales de culto protestantes.
Todo aquello que contribuyera a crear una atmosfera piadosa, de sacralidad, propicia para la oración y el recogimiento, todo fue sustituido por una ambiente de fiesta.
Esto fue aderezado por la eliminación del canto gregoriano y la polifonía sagrada que por siglos había contribuido a unificar y fundir en el anonimato a las masas de fieles cantando al unísono.
Todo esto ha sido sustituido por melodías insignificantes con ritmos similares a los que se puede encontrar en los lugares de placer, con baterías y rumba incluida. Las grandes obras que compusieron los maestros a través de los siglos para mayor gloria de Dios han desaparecido.
Los cantorales y las melodías utilizados hoy en día en las Misas no admiten diferencia alguna con las interpretadas en los cultos protestantes, algunas canciones son de hecho las mismas.
Cualquier persona, católica o no, que asistía a la iglesia en tiempos de la Misa Tridentina lo primero que notaba era el silencio. El silencio fue parte fundamental del culto católico hasta la reforma litúrgica. Como recordaba el cardenal Siri:
¨…ese silencio no significa la ausencia de algo, sino la presencia de alguien¨
Hoy en día antes, durante y después de la Misa los templos católicos parecen más bien salones sociales o comedores populares, con un bullicio propio de un cumpleaños o la celebración de Año Nuevo. Las personas hablan en el templo con la misma naturalidad y con el mismo volumen como el que tendrían en sus casas o en la calle. Pero los fieles no tienen la culpa, eso es precisamente lo que les han inculcado. No hay sentido de lo sobrenatural, de lo sagrado, ni siquiera un sentido de respeto al lugar donde se está. La forma de celebración de la Misa a continuación no es más que la reafirmación de estas actitudes.
La Misa se convierte para los sentidos humanos en una experiencia tan mundana como irrelevante, simplemente con la añadidura de un sentido espiritual que poco o nada influye en la mente de los fieles.
La religión y Cristo constituyen pues solamente una justificación para la reunión de la ¨asamblea¨, no la causa de esta. Nuevamente esto no es real pero es lo que los fieles interpretan y asumen. Y si a eso le añadimos otro cambio revolucionario, el fraternal ¨saludo de la paz¨ extraído directamente del calvinismo nos encontramos que efectivamente la sacralidad de la Misa ha sido sustituida totalmente por un ambiente festivo, un encuentro entre hermanos con besos y abrazos incluidos, una liturgia en función del disfrute y en enaltecimiento del hombre en lugar de aquel rito canonizado por San Pío V, diseñado y practicado para mayor gloria de Dios. Una concepción materialista y protestante de la Misa sin el menor carácter sobrenatural, una celebración centrada única y exclusivamente en los fieles.
Hoy en día para la mayoría de los católicos el ¨éxito¨ de una celebración depende en gran medida del carisma personal del celebrante. Como ya hemos dicho, pueden haber misas ¨alegres¨ y misas algo más ¨aburridas¨ cuando en verdad la Misa no puede ser ni alegre ni aburrida, sino siempre la misma. Al estar ahora el celebrante de cara a los fieles, estos en vez de dirigir sus pensamientos hacia el Padre (si es que siquiera están haciendo eso) en cambio se deleitan en la personalidad del sacerdote. Se deleitan o se decepcionan, cuando ambas situaciones no deberían ni de existir y ser irrelevantes, pues el carácter de un hombre no puede definir ni afectar el acto sobrenatural que se lleva a cabo, acto cuya única causa es Cristo.
Nuevamente, el problema de esta errónea interpretación impulsada por el nuevo rito de Pablo VI en el cuál la liturgia reduce la Misa a un encuentro entre hermanos, el problema subyacente en todo esto es el mismo del protestantismo: el antropocentrismo, el hacer girar todo alrededor del hombre.
Y hay que saber y tener siempre presente que esto no es fortuito, no es una casualidad sino la intención original.
Jean Guitton (1901-1999) amigo y confidente personal del papa Pablo VI y único laico participante de las sesiones del Concilio Vaticano II siempre dejó bien claras las intenciones del Papa con respecto a la nueva Misa. Recordaba él en una entrevista en 1992:
¨…la intención de Pablo VI fue la de hacer que la Misa fuera lo más semejante posible al culto calvinista, haciendo que los protestantes se sintieran cómodos con la nueva Misa. Se diseñó con la intención de eliminar todo aquello que identificará inequívocamente a la Misa como católica, todo aquello que le otorgara un carácter de sacrificio, todo aquello que dañara a los protestantes. Hacer parecer la Misa más un encuentro fraterno, una cena entre hermanos…¨
Esta es la realidad, triste y escandalosa, pero la verdad. No nos engañemos al pensar que existe una especie de ¨malinterpretación¨ de la nueva Misa.
Está inspirada en el protestantismo y como tal posee su principal característica:
En el lugar donde antes estaba Dios ahora está un hombre.
Lo que los fieles interpretan es lo que se quiere que se interprete: en la Misa ustedes son lo más importante. La Misa es para ustedes, estamos a su servicio, queremos que se sientan bien.
En la Iglesia conciliar esta manera de pensar constituye el triunfo de Lutero, de Calvino, de Enrique VIII, de todos aquellos que apartaron a Dios del centro de la vida cristiana para ponerse ellos mismos en su lugar, los mismos que desde el Concilio hasta nuestros días han sido alabados y apoyados en sus herejías por la Iglesia, incluyendo su máximo pastor.
El papa Francisco en la conferencia de prensa de regreso de su viaje a Armenia alabó públicamente a Lutero, artífice de la revolución herética del siglo XVI:
¨Yo creo que las intenciones de Martín Lutero no eran equivocadas, era un reformador. Tal vez, algunos de sus métodos no eran justos, pero en ese tiempo, si leemos la Historia de Pastor -un alemán luterano convertido al catolicismo-, vemos que la Iglesia no era ciertamente un modelo a imitar: corrupción, mundanidad, apego al dinero y al poder. Y por esto, él protestó. Él era inteligente e hizo un paso más adelante explicando por qué lo hacía¨
El hecho verdadero de que miembros de la Iglesia de la época llevaran vidas licenciosas y no acordes al Evangelio no cambia en nada la herejía luterana ya que esta no nace de un rechazo a la mundanidad – justificable – sino de un desprecio a la doctrina, a la fe, a la verdad.
No se separa de la Iglesia por asuntos mundanos, por asuntos terrenales. Se separa guiado por el orgullo y por sus propias herejías y errores teológicos (Sola fide, Sola Scriptura) errores que hoy en día son abrazados por la Iglesia y por su pastor y que han contribuido a crear la visión moderna – y equivocada – de la fe católica y de la principal forma de manifestar esa fe, es decir de la Misa. La revolución protestante no se basa en diferencias humanas sino teológicas.
Y como recordaba Jean Guitton, es el culto de la iglesia el que ha sido moldeado a la imagen de la herejía protestante, teniendo las consecuencias lamentables que hemos señalado anteriormente.Es ¨asamblea¨ un término 100% protestante que absolutamente nada tiene que ver con el catolicismo y con la Misa. En el culto surgido del error los fieles únicos y verdaderos protagonistas del servicio. Ellos lo celebran, la asamblea lo es todo. Dándole este calificativo a la Santa Misa estamos rebajando el Sacrificio de Nuestro Señor a un mero show protestante en la mente de nuestros fieles. Dios está ahí, está ahí en el Sagrario, está ahí en el altar durante la Consagración, pero nadie lo ve, no quieren que lo veamos. Quieren que veamos un trozo de pan.
Como muchas personas habrán notado, uno de los principales factores, quizás el principal, que incide en que todos, tanto los fieles como la mayoría de los sacerdotes, consideran que la ¨asamblea¨ sea parte indispensable de la Misa cuando en realidad no lo es, ha sido el hecho del cambio de posición del sacerdote a la hora de la celebración.
De pasar de estar literalmente cara a cara con Dios a estar literalmente de cara a los fieles y muchas veces dándole la espalda al Santísimo.
¿Para el católico quien habita en el Sagrario es Dios realmente?
Si alguien dice que no, lo cual no sería raro, está renegando de su fe o demostrando que nunca la tuvo. La Iglesia es Santa porque tiene la Eucaristía, porque tiene el Santísimo. De ahí proviene toda la santidad. No de nosotros mismos, no de las lecturas del Evangelio.
Nos santificamos mediante la Eucaristía.
Pero si efectivamente somos católicos y de verdad creemos que Dios está realmente presente en el Sagrario entonces, ¿Qué hacemos mirándonos los unos a los otros, ignorando a Cristo, en lugar de estar todos orientados hacia Él?
Bueno, pues esa fue la idea que primó en la mente de la Iglesia de Cristo y de sus papas por casi 2000 años hasta la reforma litúrgica de la década del 60. No la hemos inventado nosotros ahora en el siglo XXI. Las grandes catedrales y la mayoría de los templos del mundo fueron construidos para celebrar aquella Misa.
Los altares tuvieron pues que ser desmantelados y trasladados hacia adelante en las iglesias de todo el mundo, adquiriendo más la apariencia de una mesa que la de un altar. No es tampoco una coincidencia: en un altar se ofrece un sacrificio, en una mesa se ofrece una comida.
El sacerdote al recitar las oraciones del Misal le está hablando a Dios: ¨Santo eres en verdad…¨, ¨…por eso te pedimos que santifiques…¨, ¨Padre Nuestro que estás en el cielo…¨
Sin embargo, ¿qué es lo que los fieles ven? Los fieles ven que el sacerdote se dirige a ellos.
Y si, físicamente eso es lo que el sacerdote hace. Que en su interior este centrado en Cristo o en cualquier otra cosa es algo que los fieles no pueden ver. Para hacérselos entender tiene que apoyarse en gestos físicos, gestos visibles. El gesto que hace el sacerdote hoy en día es hablarles a los fieles, a la ¨asamblea¨ Incluso, y como seguramente todos hemos presenciado, hay quienes cruzan la línea y tocan temas mundanos que nada tienen que ver con la religión ni con la Misa.
Que si hoy es el cumpleaños de fulano, que si mengano tuvo un hijo. El canto de Feliz Cumpleaños es algo habitual en muchas misas y en algunas parroquias es incluso algo oficial.
Se crea pues la concepción de la Misa como una interacción presidente-asamblea.
Nuevamente el protestantismo y Lutero se hacen presentes y Dios queda opacado.
Cuando el sacerdote estaba cara a cara con Jesús Sacramentado eso era lo que los fieles veían.
Incluso una persona que nunca antes hubiese asistido a Misa, cuando iba por primera vez, esa persona, por sentido común, sabía que lo que estaba en el centro del templo era lo más importante del culto pues es a donde todas las miradas se dirigían, tanto de los fieles como del sacerdote y los acólitos, todo esto apoyado en un sinfín de gestos, genuflexiones, reverencias.
El ser humano es un ser racional y capaz de interpretar situaciones y actitudes concretas.
Cuando alguien habla con una persona no lo hace dándole la espalda o de lado.
Y con el sacerdote de cara a la congregación resulta imposible hacer creer que la Misa es el culto a Dios pues lo que los fieles ven y lo que lógicamente interpretan es que la Misa, ni más ni menos, la Misa se celebra para ellos. De ser fieles pasan a ser un público.
No se ve la Eucaristía como lo que es: no existe una mentalidad católica, la liturgia se ha encargado de hacerla desaparecer.
Ahora bien, la ubicación tradicional del sacerdote de cara al tabernáculo desbarata esta concepción protestante de la Misa. Nadie puede pensar que una persona se está dirigiendo a él cuando esta persona le da la espalda, cuando está en su dirección opuesta.
La Misa moderna, con todas sus limitaciones y excesos, celebrada por el sacerdote de manera tradicional de cara al tabernáculo, ad orientem, representaría un giro de 180 grados, literalmente hablando, en la idea que el fiel tiene de lo que es la Misa. La celebración de espaldas al hombre es una acción pero es tambien la metáfora perfecta de la actitud que defendió la Iglesia respecto al mundo hasta el Concilio Vaticano II.
De espaldas al hombre y de cara a Dios. No es Cristo quien debe seguir al mundo, es el mundo quien debe de seguir a Cristo. Todos, los fieles y el sacerdote, orientados hacia el Señor, el sacerdote al frente y los fieles en su misma posición, como el pastor que guía al rebaño.
La mayoría hoy en dia insiste en afirmar que el rito preconciliar el sacerdote era el ¨protagonista del culto¨ como si de una obra de teatro se tratase. Más como hemos dicho, falacias como asamblea o protagonista son inventos protestantes, inventos que no tienen lugar en la Misa donde, para hablar en su propia idioma, el único protagonista es Cristo.
Y aunque el término no es aplicable al Santo Sacrificio y ni siquiera a la liturgia que lo rodea, debemos decir que sin duda alguna el sacerdote es en la actualidad mucho más protagonista que antes, más aun cuando está empeñado en ser algo que no es: el presidente de una asamblea. Tanto es así que en la actualidad si nadie asistiese a la iglesia muchos sacerdotes se negarían a celebrar Misa en público al no haber ya asamblea.
La Misa, como Cristo, seguirá siendo la misma, pero a los ojos de los fieles católicos y los no católicos, la revolución protestante se ha impuesto: Dios ya no es el centro, el Santísimo ha sido despojado del lugar que le corresponde y ha quedado relegado a una posición de olvido y oscuridad en una esquina del templo. Y lo peor es que ya nadie lo echa de menos: como hemos dicho, no se puede extrañar aquello que no se conoce.
Recomendamos de nuevo la comprobación personal, dolorosa y descorazonadora de esta verdad al fijarse cualquier domingo en cierta esquina del templo y ver que de cada 50 personas solo 2 o 3 visitan a Jesús en su rinconcito irrelevante.
¿Con el rito preconciliar de la Misa todos los fieles tenían plena conciencia de que lo que presenciaban era el mismísimo Sacrificio de la Cruz?
No podemos estar absolutamente seguros de eso. Ahora bien: con el nuevo rito de celebración, versus populum, ¨de cara al pueblo¨, ¿están ahora los fieles más conscientes que antes del acto sobrenatural en el que son partícipes? Ni remotamente.
Al contrario. Hoy en día la inmensa mayoría ve y vive la Misa como lo que no es y nunca será, como un encuentro entre hermanos, como una celebración alegre. Como lo mismo que representa un culto protestante: como un acto humano.
No es extraño entonces que millones de católicos se vuelvan protestantes, les han enseñado que ellos son la causa, la razón, los protagonistas del culto de su Iglesia. Después de todo, en el culto protestante su protagonismo no solo es mayor: es absoluto.
En nuestros días, la inmensa mayoría de los católicos que participan en Misa, cada dia menos, participan en ella de la misma manera en que participan de un evento social, una reunión, una fiesta o un show evangélico.
Curioso ver que antes los fieles supuestamente ¨no entendían la Misa¨ – el latín dicen algunos – y las iglesias, conventos y seminarios estaban repletos. Hoy ¨entienden todo¨ – a su manera – y nuestros templos están completamente vacíos. Pero bueno, esto es lo que queríamos.
A falta de una expresión más intelectual que sirva para ilustrar la situación podríamos evocar ese refrán popular que reza: ¨El que a hierro mata a hierro muere¨
Tenemos exactamente lo que nos merecemos. La crisis del catolicismo es 100% autoprovocada, es la Iglesia la que se autodestruye.
No se puede apagar un fuego echando gasolina. Las personas que con sus ideas equivocadas provocaron esta crisis no serán los que nos saquen de ella.
Podemos estar seguros que para la crisis de la Iglesia una solución ¨humana¨ no existe.
Nuestra única esperanza es el cielo.
El demonio tiene un plan: quiere quitarle al hombre todo aquello que le recuerde a Dios.
La Misa Tridentina, la Misa que celebraron y a la cual asistieron todos los santos, esa Misa nos recuerda a Dios, nos remite a Dios, eleva el alma hacia Dios.
La Misa nueva, celebrada de espaldas a Dios, no nos recuerda nada: nos remite a una fiesta, se nos asemeja a una reunión, nos recuerda al protestantismo. Y ha llevado a muchos fuera de la Iglesia y los sigue llevando día tras día.
No se puede participar de algo que no se sabe ni lo que es. La participación de los fieles en la Misa en la actualidad ya no existe. Hoy en día se limitan a batir palmas, alzar las manos, pasar el cepillo, leer las lecturas, rezar el Padre Nuestro tomados de las manos como si fuera un himno, hacer dramatizaciones del Evangelio, leer poesías, celebrar cumpleaños, etc.
¿Qué es esto? Acciones puramente físicas. Una participación física que absolutamente nada ha aportado al espíritu y a la fe. Si la participación individual supuestamente se ha incrementado como resultado de estos ¨avances¨, la realidad es que la general ha colapsado pues lo primero que hace falta para participar en Misa es asistir a ella y cada día son menos los fieles dispuestos a desperdiciar su domingo para asistir a la ¨asamblea de hermanos¨
Para el católico o para cualquiera que quiera serlo, la verdadera participación recae en lo que más se ha perdido, ignorado, negado y despreciado en los últimos tiempos: la verdad de que Jesús está realmente presente entre nosotros, tan presente que nos podemos unir a Él en Santísima Comunión. Es en el momento en que nosotros, indignos de cualquier gracia de Dios, recibimos de rodillas al hijo del hombre, es en ese instante glorioso en el cual participamos, más que nadie sobre la faz de la tierra, del Sacrificio de Cristo por todos nosotros.
Miserables y malagradecidos, recibimos a Nuestro Señor Jesucristo en persona.
¿Cómo podemos decir que no ¨participamos de la Misa¨? ¿Cómo queremos participar?
Tristemente la vida nos demuestra que la mayoría quiere hacerlo batiendo palmas, cantando y riendo, pasándosela bien, mientras que Jesús está crucificado en una esquina del templo, condenado al ostracismo por sus sacerdotes, con sus brazos abiertos esperando por sus hijos que ya nunca más irán hacia Él.
La participación de los fieles no era física, era espiritual, no era algo de este mundo.
Y es que la Misa no es algo que nosotros hacemos: es algo que Cristo hace
Cada vez somos más los católicos que no abdicamos…
(Johnny-Gin)
Cordes y cordura & cómpany. Ojalá la cordura llegue a la cabeza.