Crecen, entre el clero argentino, las voces de rechazo a la «Misa en desagravio por los ultrajes al Papa Francisco», organizada por el Equipo de Curas Villeros. Varios sacerdotes les hicieron llegar su disconformidad; entre ellos, el «Sacerdote cancelado», cuya carta publicamos en este sitio. Me aseguran que el «régimen de terror» imperante en el mediocre, y obsecuente episcopado de ese hermano país. impone el silencio; bajo amenazas, y coacciones de todo tipo. La «papolatría», para mantenerse en el poder, y hacer carrera, tiene efectos calamitosos. Y divide, aún más, a la de por sí atormentada nación sudamericana. Aquí va otra carta, de «Otro Sacerdote cancelado»:
Carta de otro cura cancelado a los curas villeros por la misa en desagravio al Papa Francisco
| 02 septiembre, 2023
Buenos Aires, sábado 2 de septiembre de 2023.
Equipo de Curas villeros:
Me duele, en primer lugar, que insistan en presentarse como «Curas villeros»; como me dolería, igualmente, si otros sacerdotes porteños nos presentáramos como «Curas de Recoleta», o «Curas de barrio Norte». Somos sacerdotes de Cristo; ése es nuestro mayor e irremplazable documento de identidad.
Les escribo estas líneas con estima; y, aunque en más de una ocasión, algunos de ustedes me trataron de «carca», «retrógrado», «conserva», y otras cosas por el estilo -por no ser «del palo» de ustedes-, estoy convencido de que el Sacramento del Orden, sobrenaturalmente, nos hace hermanos en el presbiterio. Dicho esto, quiero llamarlos, con humildad, a que recapaciten; y dejen de ser funcionales al kirchnerismo, al marxismo cultural, y a todos los «ismos» que han degradado nuestro país en las últimas décadas.
El Papa Francisco -lo digo con todo dolor- es hoy fuente de división entre nosotros, los argentinos. Hasta el menos informado sabe de su kirchnerismo militante. Tanto es así que algunos lo llaman al actual gobierno, el de «las tres F», o sea, el de Francisco, Fernández (Alberto), y Fernández (de Kirchner). Es lamentable que, en nuestro país, debamos vivir esta pesadilla.
Sé que, entre ustedes, no pocos han tenido iniciales buenos propósitos. Pero el paso del tiempo, la ideología, las dádivas y subsidios del gobierno para «actividades sociales», y hasta la adulación, y el servilismo al «padre Jorge», los ha llevado al presente estado de situación. Basta verles las caritas de embeleso cuando, por ejemplo, se encuentran con el actual presidente, o su vicepresidente; y no ocultan su placer cuando ellos los llaman por sus nombres, o hasta por sus apodos. Menudo favor le hacen a la de por sí enorme grieta entre argentinos.
No he visto que hayan hecho «misas de desagravio» cuando, con la tácita aprobación de Francisco -hubiera sido impensable que, sin su consentimiento, se aprobase la ley- se sancionó el aborto en Argentina. No he visto que hayan hecho «misas de desagravio» cuando el actual presidente, y su concubina -ambos en pecado mortal- comulgaron en el Vaticano, de manos de Mons. Sánchez Sorondo, otro carrerista argentino, como el Papa; pero, por supuesto, sin su suerte… No he visto que hayan hecho «misas de desagravio» por la Educación Sexual Integral (ESI) que, como imposición ideológica, pervierte a nuestros niños, en los colegios, desde su más tierna infancia. No he visto «misas de desagravio» por la hiperinflación que azota nuestro país; y que estalló en manos del gobierno kirchnerista. No he visto «misas de desagravio» por los millones de argentinos que sobreviven en la pobreza, e indigencia; muchos de los cuales comen de la basura. No he visto «misas de desagravio» por la violencia narco que está destrozando el país; y que recluta «soldaditos», especialmente, en las villas. No he visto «misas de desagravio», por la ideología de género, ni por el crimen del niño Lucio Dupuy, de cinco años; asesinado por su propia madre, y su «pareja» lesbiana. No he visto «misas de desagravio» por tantos hermanos de ustedes, en el Sacerdocio, que -como en mi caso- han sido «cancelados» por sus propios obispos -en no pocas ocasiones, hasta con calumnias-; y que hoy, por ejemplo, se ven obligados a vivir con sus padres y, en la práctica. no tienen para comer…
Y, por supuesto, lo que es más grave, no he visto «misas de desagravio» ante los permanentes, sostenidos, e indignantes ataques al Santísimo Sacramento; que «curas progres» -como ustedes- perpetran todo el tiempo. Basten el caso, por ejemplo, de «curas bailarines» , o de curas disfrazados de payasos, en misa. O del «obispo» que «celebró» una misa, en la arena de playas panameñas. Y sí… La lista sería muy larga; pero, ustedes, saben muy bien de qué les hablo.
Unos y otros deberíamos ser «Curas de Cristo»; sin otros aditamentos, ni «opciones». Décadas de progresismo, de marxismo cultural, de «teología de liberación», y otras «opciones» nos han llevado a este estado de cosas, en nuestra sangrante Sudamérica. Es hora de que, de una buena vez, nos dispongamos a ser verdaderos curas; que, sin desentenderse de las necesidades materiales de nuestros hermanos, tomemos conciencia de que lo imprescindible, de nuestra parte -como nos lo pide el mismo Señor- es santificarlos, y llevarlos al Cielo.
Un excelente cura rosarino, que trabaja sin ideología en uno de los barrios más golpeados por el narcotráfico, me decía que «lamentablemente, la Iglesia argentina ha caído en la trampa del asistencialismo. Hoy, el Estado, y los narcos, les dan a los pobres mucho más que nosotros. ¡Los narcos llegan, incluso, a pagarles fiestas, y hasta los cumpleaños de 15! Y lo que los pobres necesitan, más que nunca, es que les hablemos de Jesucristo, que los llevemos a Él, y que les mostremos el camino de la verdadera Liberación del pecado».
Molesta, ciertamente, que un candidato a presidente se haya referido, con insultos, al Papa. Deben indignarnos también, de cualquier modo, las acciones, las formas, los silencios, las palabras, y las omisiones del Papa; que, no solo han causado mucho daño a la Argentina, sino también a la propia Iglesia, y al Papado que, ciertamente, lo sobrevivirán.
En la agonía de este pontificado, y de su gobierno actual en Argentina, como Iglesia que peregrina en nuestro país, deberíamos preguntarnos qué hemos hecho, y qué no hemos hecho, para no tener candidatos, y otros representantes del pensamiento católico, en nuestra vida pública. Y cómo le hemos dejado lugar a tantos impresentables, de uno y otro color político, y sus perversas agendas. Por eso quizás nos merezcamos a un presidente desequilibrado; insultante del Papa, que nos sacuda definitivamente de nuestra comodidades e ideologías, y nos lleve a la recuperación de la Iglesia, y de Argentina.
Atentamente en Cristo, y la Virgen de Luján
Un Sacerdote cancelado
Otro sacerdote cancelado
Ni tampoco han hecho Misas en desagravio cuando las pañuelo blanco insultaros a los antecesores de Francisco, incluso hubo un cura que hasta la pinto en el Templo… consecuencia: Hubo de renunciar el Obispo que lo mando a su diócesis.
Sindicato de los curas » cancelados y anónimos » de Recoleta o barrio norte …..
«No he visto que hayan hecho «misas de desagravio» cuando, con la tácita aprobación de Francisco -hubiera sido impensable que, sin su consentimiento, se aprobase la ley- se sancionó el aborto en Argentina».
¿Está diciendo que el papa Francisco contribuyó a la aprobación del aborto en Argentina? Por favor que alguien me aclare. Gracias.
Fulgencio, gracias por la observación de esa frase! La había pasado por alto sin prestarle la debida atención. La gravedad de semejante calumnia merecería una Misa de desagravio a Nuestro Señor Verdad Eterna, que detesta que sus hijos sacerdotes digan mentiras, por más cancelados que se encuentren y por más buenas intenciones que se tengan. Toda mentira, la diga quien la diga, proviene del diablo. La calumnia y su difusión también! (Por las dudas agrego que los sacerdotes de Cristo que trabajan en las Villas se movieron mucho en el Congreso en contra de la aprobación del genocidio legalizado. Y también agregó que, según artículo reciente de La Nación el Papa no habla más con el actual presidente desde que aprobó la ley). La Misa en desagravio por el insulto al Vicario de Cristo y sucesor de Pedro por parte de un apóstata de la religión cristiana no me parece una mala idea. La “papolatría” o el “papismo” son insultos inventados por los protestantes de los siglos XVI-XVII. La devoción al Papa entre cristianos católicos existe desde la época de San Pedro! Sino averiguad con qué respeto la sierva de Dios corregía en sus cartas al último papa español! Cigüeña, no somos Savonarola! Un cordial saludo y muy feliz domingo.
Claramente fue cómplice. No hay forma de negarlo y UD. lo sabe. Aplaudo y suscribo la carta