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¿Si cae Barros caerá también el jesuita Arana?

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Perejil de todas las salsas. Y no sólo en Chile. En Madrid y Barcelona también.

El obispo parece que no lo tiene nada claro pero da la impresión de que muy pronto lo sabremos. Del jesuita vayan ustedes a saber. Si fue el responsable del columpiazo del Papa por el que tuvo que pedir perdón tras el papelón del apoyo incondicional pues supongo que el Papa encantado no estará. Aunque no faltará quien piense que se trate de una maniobra preparada para deshacerse de unos cuantos obispos chilenos.

La suerte que corra Arana podrá darnos pistas al respecto. Sería muy extraño que cayera el protegido y que el protector se fuera de rositas.

Lo que ocurra tiene su importancia en España donde el jesuita parece el señor del gran poder. Ante el que toda mitra se inclina: Zaragoza, Barcelona, Madrid… Seguramente por tenerle muy próximo al jesuita máximo. Si esa cercanía se rompiera seguramente Arana pasaría a ser nadie. Lo que no sería ningún mal para la Iglesia española.

El clero de Osorno protestó ante la Compañía de Jesús por la actitud y modos de Arana

 

Comentarios
7 comentarios en “¿Si cae Barros caerá también el jesuita Arana?
  1. «Barb,¿Te amo?»

    Fray Simon Teller OP
    18 de Mayo de 2018

    Theodore se encuentra en un dilema.
    En los últimos meses, se ha enamorado perdidamente de Barb. Ella es la mujer de sus sueños: Hermosa, cariñosa, gentil y compasiva. Cada vez que se ve en presencia de Barb, su corazón está a punto de estallar.
    Nunca había amado a una mujer como a ésta. ¡El mundo debe saberlo! Y más en particular, Barb debe saberlo, y él deberá ser quien se lo diga. Sus labios se sienten obligados a revelarle los secretos de su corazón: «Barb, te amo.»

    Pero..ahí comienza el dilema de Theodore: Su conciencia sensible.

    Siendo un joven escrupulosamente honesto, al estilo de Abraham Lincoln, Theodore no se atreve a decir algo que no sea verdadero al cien por cien.
    A medida que se van encontrando su pasión por la verdad y su amor por Barb, su juicio queda atrapado entre dos extremos. ¿Ama realmente a Barb, o tal vez le gratifica la sensación de estar cerca de Barb?

    Theodore se dio cuenta de esta distinción después de asistir a una clase de filosofía en la Escuela de Artes Cognitivas e Intelectuales.
    Allí, aprendió una o dos cosas sobre el amor, a saber: Que amar de verdad a una mujer significa desear su bien, no con el fin de poseerla, sino por su propia realización.
    En otras palabras, sus reflexiones filosóficas lo han llevado a descubrir el núcleo del verdadero amor humano, que no es un deleite egoísta en el ser amado, sino un compromiso desinteresado por su bienestar.

    Pero el descubrimiento de Theodore paradójicamente ha empañado su entusiasmo romántico. No puede decir si ama o no a Barb, o si realmente lo que quiere es deleitarse con Barb, con su belleza, su afecto, gentileza y compasión.
    Por este motivo está atrapado en su dilema: ¿Puede decirle con sinceridad: «Te amo?»

    ¿Qué consejo se puede dar a Theodore? Por una parte tiene un buen instinto. Le preocupa la posibilidad de amar de modo egoísta en vez de vibrar con un afecto desinteresado. Teme que al decir: «Te amo,» connote la significación de: «Me deleito,» lo que para él es muy parecido a la expresión: “Me amo.”
    Pero su problema es que no se da cuenta de que el amor y el placer van esencialmente relacionados. Es natural deleitar a la persona que amas y deleitarse en ella. El deleite es la respuesta natural del corazón cuando se relaciona con la bondad.
    La clave para amar desinteresadamente es evitar que el deleite se convierta en el principal motivo de actuación. El placer que le das a tu amada no puede convertirse en la razón principal por la que la amas.
    Y porqué? Porque este tipo de amor (el amor impulsado por el placer) se centra en el ser amado como una posesión exclusivamente personal, es decir, simplemente como un lugar en el que ubicas tu afecto, prescindiendo del valor de la persona y de su dignidad intrínseca.
    Cuando tratas a alguien como un objeto, comienzas a ver su bondad tan sólo en relación con el placer: Barb es buena porque te hace feliz. El camino más elevado es amar a alguien como sujeto, de modo que puedas ver su bondad como algo bueno en sí mismo: Barb es buena, independientemente de si la encuentras encantadora o no.

    En el caso de Theodore, no debería tratar de evitar deleitarse en la bondad de Barb. Eso sería imposible, porque la expresión «te amo» siempre incluye implícito un «me deleito en ti.»
    Más bien, debería reconocer el placer que siente por ella, pero poniéndolo en un lugar secundario, reconociendo que es algo que resulta de Barb, que es buena en sí misma.
    Theodore podrá decir desinteresadamente: «Te amo», siempre y cuando se concentre primero en Barb como persona, y tan sólo a nivel secundario, en Barb, como fuente de deleite.

  2. Apostamos a que no, haber si el Viganó con su gran metedura de pata mucho más mediática, grosera y oportunista se le considera de la causa que creen que será de Arana, nada una temporada con poca visibilidad y otro lugar donde lleve a cabo su labor de zapa y derrumbe. Quedará episcopado chileno destrozado con culpa o sin culpa no le se pero de seguro que buscará argentinizar una Conferencia Episcopal de un modo u otro.

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